La periodista María Serrano (41 años, Hondarribia) es la responsable de comunicación de la ONG Behar Bidasoa de Irun. Los orígenes de la veterana entidad guipuzcoana de ayuda al desarrollo se remontan a 1976, cuando el misionero irunés Juan Ramón Amunarriz visitó Ruanda y pidió ayuda a su círculo más cercano para que mejoraran las condiciones de vida de la población de Kabuga, a unos 30 kilómetros de Kigali, la capital. Casi medio siglo después, Behar Bidasoa (que hasta 1989 se llamó Amigos del Tercer Mundo) sigue prestando ayuda exterior en varios rincones desfavorecidos del planeta que, lamenta Serrano, han quedado eclipsados mediáticamente por la dramática situación en Gaza y el conflicto de Ucrania. Behar Bidasoa tiene un fuerte arraigo en la comarca. En 2009 recibió el Premio Voluntariado de Gipuzkoa y, pese a que es una gotita en el océano de la ayuda al desarrollo en el mundo, continúa con su trabajo en red con varios proyectos en África y Latinoamérica. María Serrano subraya la importancia de la labor de una entidad humilde como esta en un contexto mundial complejo, y con un sector abocado a una transformación profunda por la falta de compromiso de las nuevas generaciones y con recortes sociales en varios países europeos. La ONG, situada en la calle Mayor de Irun, forma parte de la Coordinadora de ONGD de Euskadi y también de la Red por la Sostenibilidad Ambiental en la Lucha Contra la Pobreza.

Todo empieza con un primer viaje a África en 1976. ¿Cómo ha cambiado el enfoque de la ayuda humanitaria en estos casi 50 años?

Cuando José Ramón Amunarriz llegó a Ruanda y vio lo que había allí contactó con sus amigos de Irun y con varias organizaciones sociales para recolectar, principalmente, dinero y bienes de primera necesidad, como comida y ropa. En los últimos años, además de conseguir recursos para la población más necesitada, hemos puesto el foco en tratar de construir sociedades más justas y empoderadas, para que sean ellos mismos quienes gestionen sus propios recursos a través de distintos proyectos. Por ejemplo, desde Behar Bidasoa hemos puesto en marcha un proyecto agrícola destinado a mujeres en el que, dirigidos por un ingeniero agrónomo, crean sus propios invernaderos; primero para el autoconsumo y, con el tiempo, trabajaremos para que sean capaces de obtener sus propios recursos del trabajo que realizan. 

¿La visión de que las ONG son una especie de Robin Hood del desarrollo ha quedado obsoleta?

Nuestra misión es que estas sociedades sean capaces de generar riqueza por sí mismas. Después de que muchos países del sur hayan sufrido la avaricia del primer mundo, debemos apoyarles para que sigan avanzando: en la conquista de derechos humanos, en la construcción de sociedades más justas entre hombres y mujeres, y en la generación de sus propios recursos. Desgraciadamente, aún hay muchos lugares donde la pobreza es extrema y sigue siendo necesario cubrir las necesidades más básicas.

"Nuestra misión es que las sociedades de los países en vías de desarrollo sean capaces de generar riqueza por sí mismas”

María Serrano - Responsable de comunicación de Behar Bidasoa

Afirman en Behar Bidasoa: «Necesitamos crear conciencia de solidaridad para lograr una mejor distribución de las riquezas del mundo». ¿No es una postura un poco naíf viendo lo revuelto que está el mundo?

Intentar crear una conciencia solidaria de ese tipo puede parecer una utopía, especialmente si tenemos en cuenta que aquí también hay personas que atraviesan situaciones vitales difíciles. Sin embargo, la idea que queremos transmitir con esa frase es que, a solo unas horas de avión —y a apenas veinte minutos de la capital de Ruanda—, hay personas que no tienen absolutamente nada. Por eso sigue siendo fundamental profundizar en valores solidarios.

Aunque la ayuda internacional no es una fórmula mágica, ¿puede salvar y cambiar vidas?

En Ruanda sigue siendo fundamental repartir comida a familias que viven en una situación de necesidad extrema. El problema es que tenemos un contexto mundial en el que, por desgracia, otros conflictos —como los de Gaza o Ucrania— están acaparando todo el foco mediático. Esto ha provocado que se esté dejando de lado la durísima realidad que viven muchos países africanos, también marcados por la guerra o por genocidios recientes como el de Ruanda, lo que contribuye a marginar aún más a su población.

María Serrano asegura que la ONG sigue prestando ayuda exterior en rincones desfavorecidos del planeta eclipsados mediáticamente por los conflictos en Gaza y Ucrania. Cedida

¿Cada vez es más difícil lograr el compromiso y la colaboración de la ciudadanía en estos tiempos frenéticos en los que no hay tiempo para nada?

Behar Bidasoa tiene la suerte de contar con unas aportaciones estables desde hace muchísimo tiempo. Las mayores donaciones que recibimos son de fondos privados que llevan años confiando en la labor que realizamos. Somos una ONG pequeñita, con una junta directiva muy conocida por la gente de nuestro entorno y en la que muchas personas han depositado su confianza. También es verdad que la media de edad de nuestros colaboradores es cada vez más alta. Las generaciones más jóvenes tienen menos tiempo para el voluntariado. Pero existen otras vías de colaboración, como el programa de apadrinamientos. Con solo 20 euros al mes es posible cubrir las necesidades básicas de una niña o un niño y garantizar su acceso a la educación.

En el primer semestre del año el ayuntamiento de Irun ha destinado a Behar Bidasoa 69.300 euros para varios proyectos en África y Latinoamérica, más de la mitad del total de subvenciones recibidas. ¿Sin ayuda institucional las ONG desaparecerían?

Me imagino que sí. Sería muy complicado que una ONG pudiera desarrollar sus proyectos en países de Sudamérica o África sin la ayuda y la colaboración económica de las instituciones públicas.

¿Esto no compromete la autonomía de las organizaciones?

En un principio, no hay ningún problema en poder contar con colaboraciones procedentes del sector público. La base fundamental para que los proyectos funcionen es tener contrapartes locales sólidas en los países donde se implementan y que generen la confianza necesaria para poder avanzar. Behar Bidasoa trabaja desde hace años con polos de desarrollo locales que buscan crear un entorno propicio para el desarrollo integral de sus comunidades.

"Sería muy complicado que una ONG pudiera desarrollar sus proyectos en países de Sudamérica o África sin la ayuda y la colaboración económica de las instituciones públicas"

María Serrano - Resposable de comunicación de Behar Bidasoa

Se definen como una entidad aconfesional. ¿Cómo se garantiza esto en países con una fuerte implantación religiosa?

La ONG tiene un carácter aconfesional, por lo que está abierta a todas las personas y creencias religiosas. El polo de desarrollo de Kabuga mantiene una relación directa con el obispado de Ruanda para poner en marcha diversos proyectos locales. A día de hoy, esto no supone un freno para continuar colaborando y mejorar las condiciones de vida de la población.

Estrechando lazos latinoamericanos 

  • Dos de los principales proyectos de cooperación de Behar Bidasoa se desarrollan en Colombia y Paraguay. En Pereira -a 300 kilómetros de Bogotá-, la ONG irunesa lleva trabajando más de 20 años en el barrio de las Brisas en un centro de capacitación de mujeres gestionado por las Hermanas Pasionistas. Allí se dan cursos de alfabetización, talleres de confección, peluquería o belleza dirigido a mujeres, “que en muchos casos, han sido excluidas y marginadas en una sociedad machista”. En este centro también hay una ludoteca y biblioteca para que los más pequeños puedan estar en un entorno seguro mientras reciben una educación y participan en clases de música y teatro. En el mismo barrio, adelanta María Serrano, “se pondrá en marcha un vivero de empresas para que las mujeres que hayan hecho cursos de formación puedan emprender y poner en marcha sus propios negocios”. 
  • Por otro lado, el proyecto de Villarrica, al sur de Paraguay tiene un componente eminentemente rural. “Allí la población es principalmente indígena y se completa con la llegada de personas migrantes que buscan asilo desde países como Venezuela”, explica Serrano. Behar Bidasoa está aliada con la asociación local Jopoi para poder llevar a cabo proyectos agrícolas y de ganadería. También tienen en marcha un proyecto de becas de apoyo escolar para que los alumnos puedan acceder a la educación primaria.

Solo en 2025 han enviado 14 paquetes de ayuda humanitaria a Ruanda.

En realidad, se trata de paquetes pequeños en los que enviamos ropa donada por asociaciones deportivas —habitualmente tras la organización de alguna prueba—, comida de kilómetro cero siempre que sea posible, y, en algunos casos, medicamentos. Hace 20 o 25 años, se enviaban enormes contenedores de ropa tras campañas solidarias en las que participaba todo el Bidasoa, pero aquello resultaba carísimo, poco sostenible y, con el tiempo, se demostró que no tenía demasiado sentido hacerlo de ese modo.

¿Queda ya lejos el premio concedido en 2009?

Es verdad que han pasado ya 16 años, pero es algo que marca y sigue dejando huella en la ONG.