Invita a una reflexión sobre el fin de la violencia en Euskal Herria. Para ello ha tirado de la ficción, un género que le da ciertas licencias que el periodismo directo no permite. Se pueden narrar historias muy reales, pero sin entrar en los hechos concretos. Para Jon Sistiaga, 'Purgatorio' ha sido un ejercicio muy interesante y que le ha puesto en contacto con lectores ávidos de historias cercanas. Como trasfondo en esta entrevista está la guerra de Ucrania, sobre la que tiene una mirada diferente y experta porque conoce de primera mano muchos conflictos bélicos y ve cómo han cambiado los tiempos para los reporteros de guerra y no han sido para mejorar situaciones.

Se ha lanzado a la novela.

¿Y por qué no? Los periodistas también podemos escribir novelas y entrar en la ficción. ¿No te parece?

Por supuesto. De todas formas, siempre hay quien acusa a nuestra profesión de inventarse todo€

Ya, pero son unos pocos. Lo que ocurre es que los periodistas tenemos la ventaja de conocer las herramientas, sabemos usar las palabras con cierto afán de entretener, con ganas de emocionar unas veces y otras de hacer reflexionar, pensar. Incluso todas las cosas juntas.

¿Da pudor o vértigo lanzarse a la ficción?

No, al menos, no para mí. No he pretendido hacer una novela que compita en grandes certámenes literarios, sino que tenía ganas de sacar de dentro una serie de historias y de temas a los que llevaba tiempo dándoles vuelta. Necesitaba sacar ese tiempo necesario para poder ordenarlo todo y darle un envoltorio de ficción. Pudor no he sentido, me dedico a contar historias. Vértigo igual sí, quizá por el tema elegido.

Un tema delicado, pero que está saliendo mucho últimamente.

Sí. Lo importante es que se entienda bien lo que quieres transmitir, y sobre todo, que llegue a la gente para que pueda reflexionar sobre lo que estoy planteando en esta novela.

El tema del conflicto vasco, escorado hacia un punto y otro, según el autor, está siendo muy recurrente en la literatura de los últimos años.

Del tema vasco se ha hablado desde hace mucho tiempo, pero también existía cierto freno a hablar y a contar, y no sé por qué. Quizá el miedo al señalamiento, el miedo a las amenazas, a la equidistancia, al posicionamiento€ Obviamente, ETA ya no existe y por lo tanto no existen ninguna de esas amenazas y hay más gente que se está lanzando a escribir sobre ello.

¿Es su caso?

No, no lo hago por no tener miedo ahora, lo hago porque creo que ha pasado el tiempo suficiente para reflexionar sobre una serie de ideas. También he encontrado el tiempo necesario para ponerme a escribir: la pandemia, el frenazo de trabajo...

En su libro habla de cerebros de la lucha armada que se sentaban a cenar opíparamente mientras otros mataban en su lugar. ¿Quiénes son ellos? ¿Tienen nombre y apellido en la vida real?

En la ficción sí que los tienen. La ventaja de la ficción es que me permite construir personajes en base a inspiraciones o experiencias que yo he tenido. Además, da la opción al lector a sacar sus propias ideas, conclusiones o similitudes con algunos personajes. No puedo decir que todo esté basado en alguien en concreto con nombres y apellidos, pero este libro está basado en muchas personas que he conocido a lo largo de mi vida en Euskadi, en las mezquitas islamistas de Gaza, en las selvas de Colombia o en algunos bares en Belfast.

¿Cómo son esas personas?

Ellos fueron los generadores de todas estas historias y ahora son tiernos abuelos. Pero los personajes de esta novela no responden a un único perfil, pueden ser una suma de ellos.

Ha dicho que vivimos en una especie de amnesia feliz respecto a ETA y al conflicto vasco. ¿Cómo cree que debiéramos vivir?

Lo que quiero decir es que de un día para otro ETA desapareció y de un día para otro dijimos: Ya está. Y nos acostumbramos a esta nueva y hermosa normalidad donde no había muertes ni atentados. Pasado el tiempo, esto se ha convertido en una Arcadia feliz y maravillosa que ha evitado que casi todo el mundo pensara en su papel durante todo aquel tiempo; en la extensión del conflicto, quizá por no haber hecho nada y, sobre todo, que no preguntemos a los que tienen que dar respuestas y tienen que contestar a lo que ocurrió.

¿Hemos sido los ciudadanos lasos respecto al conflicto vasco cuando este estaba en activo y también cuando terminó?

Cuando hablo de amnesia colectiva es porque nuestros hijos no tienen ni puta idea de quién era Miguel Ángel Blanco. No se les enseña en la escuela y nosotros no hemos sentido necesario contarles historias sobre lo que ocurrió aquí no hace tanto tiempo.

Tampoco saben lo que ocurrió en la Guerra Civil y muchos rechazan esas historias negando la memoria histórica.

Bueno, yo no he hecho una novela sobre la Guerra Civil, he hecho una historia sobre algo que he vivido. No sé si saben más o menos de la Guerra Civil, o si han escuchado o no historias de esa época, pero desde luego, cualquiera que lea los periódicos en los últimos años, parece que vivimos en un país absolutamente polarizado por esta guerra. Sin embargo, aquí, en Euskadi, donde hace diez años todavía se mataba, no se ha pedido rendir cuentas a mucha gente que conoce o guarda secretos atroces.

¿Por qué eligió como título Purgatorio?

Es un título poderoso. Es un puñetazo visual. Es corto y contundente. El que sepa lo que es un purgatorio, sabrá que es el lugar donde se expían los pecados; es el sitio donde pasar el tiempo hasta saber si de alguna manera nos hemos purificado. El donde te miras en el espejo para saber si te gusta lo que ves.

Mirarnos de esa forma en el espejo no es algo que nos guste demasiado.

Cuando uno se mira en el espejo del alma a lo mejor no está satisfecho yo no le gustan muchas cosas de las que ha hecho. El purgatorio es un lugar que pertenece a la iconografía o la teología cristiana, pero que tiene mucho fundamento.

No le voy a preguntar si le gustaría estar en estos momentos en Ucrania. ¿Cree que lo que estamos viendo de esta guerra en televisión es parecido a lo que vivió usted en los conflictos que cubrió como reportero?

No. Hay mucho reportero y reportera sin demasiada experiencia previa, con honrosas excepciones. En general, las televisiones están tirando de gente muy joven, gente que está allí sin seguro, cobrando una miseria, jugándose la vida por hacer varias conexiones por las que apenas les pagan. Generan un tipo de información que tiene mucho que ver con cómo los ucranianos están controlando a los periodistas, ojo.

Se dice que el gobierno ucraniano está haciendo el mejor marketing de una guerra que se haya hecho nunca.

Los periodistas están en los lugares designados por el gobierno ucraniano, por el ministerio de Comunicación o Defensa. Salen a ver los sitios de manera controlada y se pasan el tiempo en el hotel. Esta es una guerra que se nos está enseñando a través de Twitter y Tiktok, hay una especie de visión frívola de esta guerra, del conflicto y de lo que significa.

Se está dando un acogimiento masivo de refugiados en occidente. No ocurrió algo similar con el conflicto sirio. ¿Qué cree que nos motiva a este cambio de actitud, que son blancos, cristianos, que nos sentimos muy cerca...?

Volvemos a la figura retórica y metafórica del purgatorio. ¿Por qué no se acogieron a los sirios que huían de una guerra devastadora en su país en 2012? ¿Cuál es el motivo en el fondo? ¿Por qué ha habido hordas que han cogido sus propios coches y se han lanzado a traer refugiados?

Tampoco lo hicieron para ir a Grecia.

Cierto. Pero todos sabemos las respuestas. No hay que incidir sobre algo que todos conocemos.

¿Racismo?

Bueno€

¿Cree que estamos en riesgo de una tercera guerra mundial?

El riesgo existe, existe desde el principio. Ahora mismo es cierto que nos estamos jugando nuestros valores y las democracias occidentales consolidadas tal y como las conocemos. Aquí se está jugando algo más que obtener una conexión territorial entre la república del Donbass y la península de Crimea, va mucho más allá. Se está tratando de tumbar una democracia incipiente en un país con muchas imperfecciones, pero que puede ser un espejo para muchos ciudadanos rusos.

¿Tiene miedo Putin?

Lo que Putin no puede permitir es que haya una democracia en una de las fronteras más grandes con Rusia, que funcione y que mejore el nivel de vida de sus ciudadanos. Sobre todo, que respete los derechos humanos. En definitiva, es esto lo que está al fondo de todo. Es una guerra híbrida en la que lleva años jugándose entre las autocracias o los regímenes iliberales, como les han llamado algunos expertos, y las democracias occidentales.

Siempre se había temido al ejército ruso. ¿Qué está pasando? Putin no está consiguiendo sus objetivos. Se pensaba que Kiev iba caer en la primera semana. ¿Tan malo es?

Falta mucha información. Pero creo que el ejército ruso no es ni nefasto ni ineficaz. Es de los pocos del mundo que lleva probándose en las últimas guerras que se han producido en el mundo: Siria, Libia, Mali Níger€ Otra cosa es que ellos, los rusos, pensaran que su capacidad militar y de asedio les iba a proporcionar una victoria rápida. Las lecturas son mucho más complicadas y con muchísimas aristas. Está claro que una guerra a la antigua, con artillería y con vehículos pesados militares no ha resultado tan buena idea en un territorio con gigantescas estepas que dejan al descubierto sus tanques y sus cañones.

¿Será capaz de apretar Putin el botón nuclear?

No tengo ni idea. No quiero decir lo que diría cualquier tertuliano: Va a pasar o yo creo que pasará. Sabemos lo que nos llega, puedo tener más capacidad de análisis o más información, pero no soy capaz de vaticinar, menos en algo tan serio.

¿No le han ofrecido ninguna tertulia? Si alguien tiene experiencia en guerras es usted.

Sí, pero no he ido a ninguna€

Hay tertulianos que han hablado de pandemia como si fueran expertos en virus; después lo han hecho de volcanes a modo de geólogos o vulcanólogos, y ahora se han convertido en geopolíticos con la guerra de Ucrania.

Sí. Los todólogos que se les suele denominar. Ellos están en su derecho de hablar de todo y yo en el mío de no escuchar hablar de todo.

Ahora está fuera de Movistar+. ¿Le volveremos a ver pronto en televisión?

Cuando encontremos una temática y una idea buena. Estoy con varias productoras mirando proyectos que se presentarán a diferentes plataformas. Encontraremos el tema y el momento adecuado, pero por ahora, como diría Umbral, estoy centrado en hablar de mi libro.

PERSONAL

Edad: 55 años (2 de abril de 1967).

Lugar de nacimiento: Irún (Gipuzkoa).

Familia: Está casado con la periodista Yolanda Benítez y tienen dos hijos.

Formación: Es licenciado en Ciencias de la Información por la UPV.

Trayectoria: Hablar de los reportajes, conflictos o guerras que ha cubierto el periodista guipuzcoano es llegar al infinito. No le ha gustado nunca el término corresponsal de guerra. Ha recorrido más de medio mundo: Ruanda, Irlanda del Norte, Colombia, Oriente Próximo, Kosovo, Afganistán, Tailandia, Honduras, Mali, Tanzania, Estados Unidos, Ucrania, México, Corea del Norte, Guinea Ecuatorial y Argentina. Su trabajo le ha reportado muchas satisfacciones y también ha convivido con el miedo y la angustia. En abril de 1999, fue detenido en Serbia junto al cámara Bernabé Domínguez cuando filmaban en la frontera entre Kosvo y la República de Macedonia la llegada de un tren cargado de refugiados. Fueron liberados días más tarde. En 2003, narró la guerra de Irak, en ella murió su amigo y compañero, el cámara José Couso.

Programas de televisión: 'Informe Cuatro', 'Cuatro x Cuatro', 'Especial Noticias Cuatro', 'REC Reporteros Cuatro', 'Reportajes Canal+: Jon Sistiaga', 'W!ness' y 'Tabú' (2016), 'ETA: el final del silencio', 'Miedo', 'Estados Desunidos', 'La otra cara de la pandemia' y 'Polonia ¿zona libre de LGTBI?.'

Libros: 'Ninguna guerra se parece a otra', 'José Couso: la mirada incómoda' y ahora 'Purgatorio' (2022).