Acaba de publicar su primera novela, Si te digo lo que hice, una historia que mira hacia el pasado y que habla de la educación sentimental en tiempos del franquismo. Jaime de los Santos es culto (licenciado en Historia del Arte), leído y directo: no se calla nada y procura decir siempre lo que piensa. Verso libre y verso suelto, este senador autonómico del PP por la Asamblea de Madrid no tiene ningún pudor a la hora de criticar las dictaduras en general, y la franquista en particular, algo no muy común en el partido en el que milita. La pederastia en la Iglesia le indigna y está absolutamente de acuerdo con que se investiguen los abusos que históricamente se han producido y que poco a poco van saliendo a la luz.

Político, escritor, historiador...

Lo voy a poner en orden. Soy un historiador haciendo política que ahora ha tenido la gran suerte de escribir una novela. Así que corrijo ese orden: historiador, político, escritor€

Nos quejamos del nivel de cultura de los políticos, pero usted supera a la media por goleada, ¿no?

Soy de los que piensan que la cultura es imprescindible para cualquiera, y creo que para un político debería ser obligatoria. La cultura nos mejora. Vivimos en un país en el que siempre se han alcanzado cumbres en lo que a cultura se refiere. Me entristece mucho cuando a determinadas personalidades les escucho comentarios que van en contra de la cultura o que equivocadamente juzgan a los artistas desde un punto de vista ideológico.

¿Cultura sin ideología?

No. La cultura y la ideología van de la mano. La cultura es ideología y debe criticar todo lo que no se hace bien. A los artistas se les debe juzgar por su arte y no por lo que piensan o por quienes votan.

Aunque parece que cultura y política no hacen un matrimonio feliz.

Sí, claro que cultura y política tienen cierta desafección. Hay políticos en todas las formaciones que luchamos, perdona que hable de mí en esta ocasión, para que desde lo público se den oportunidades a quienes hacen cultura, porque son los que realmente generan espacios para la luz, para el diálogo, para el crecimiento personal€ Es verdad que nos cuesta mucho menos valorar a nuestros artistas pretéritos. No nos cuesta valorar a Cervantes, Velázquez, Goya, Picasso e incluso a Buñuel, pero algunos que hablan condescendientemente de Buñuel se permiten luego hablar abruptamente de Pedro Almodóvar.

¿Demasiadas etiquetas?

Tal vez. Puede gustar el cine que hace Pedro Almodóvar, te guste o no, y te puede gustar más o menos su posicionamiento político, pero es innegable que es un artista universal que ha sido capaz de crear alguna de las películas más importantes de los últimos cuarenta años.

Hablemos de temas personales. ¿No es contradictorio ser gay y ser representante del Partido Popular?

Creo que no. Si en el partido me quieren será con todas mis características, y una de ellas es ser gay. Siempre he dicho lo que he pensado. Es un partido con muchas sensibilidades.

¿Cuál es su sensibilidad?

Pertenezco más a una sensibilidad de centro, pero como yo, muchísimos, y no solo militantes, también dirigentes. Ahora estamos en el proceso de elegir a un nuevo presidente. Y al candidato, Alberto Núñez Feijóo, como poco, hay que reconocerle un marcado carácter centrista. Las contradicciones, de haberlas, están en cualquier relación personal y hasta con nosotros mismos. Lo que hago siempre y de cara a mi partido es denunciar las cosas con las que no estoy de acuerdo.

¿Y le escuchan?

Supongo que sí. Hago esfuerzos por que lo hagan y lo entiendan. Si desde algunos espacios no entienden la lucha del feminismo les recuerdo cuál es la labor y el largo y duro viaje que han hecho las feministas para construir la democracia que hoy tenemos. Si alguien se atreviera a poner en tela de juicio el matrimonio igualitario€

Ya lo hizo su partido en su día.

Sí, ocurrió en 2004, cuando de forma equivocada el Partido Popular llevó al Constitucional una ley que era pionera, además de maravillosa. Yo ya me posicioné en aquel momento. Por suerte vivimos en una democracia en la que se nos respeta a todos independientemente de quienes seamos y amemos a quien amemos. Con lo complicado, cada vez más, que es quererse, todo lo que vaya en esa dirección deberíamos aplaudirlo.

Vivimos en una sociedad con muchas máscaras que nos quitamos y ponemos a conveniencia, esas máscaras de las que hablaba Lorca.

Creo que vivimos en un país con menos máscaras de las que nos creemos, pero con más pudor del que debiera. Muchas cosas no las hacemos, no las decimos o las decimos muy bajito, más por pudor que por enmascararnos. Lo que sí quedan, y lo digo en la novela, son restos de aquella dictadura terrible que atravesó nuestra historia durante cuatro décadas y que todavía sentimos.

¿Reconoce las heridas del pasado?

¿Y por qué no? Las dictaduras de cualquier signo político o en cualquier región del mundo utilizan la educación para perpetuarse, y España también. Esa fue la herramienta utilizada desde el Pardo para que la manera equivocada de entender el mundo se hiciera más generalizada. Y esa manera de entender el mundo, sin darse cuenta, nuestros abuelos y nuestros padres nos la han legado en forma de un pudor que puede que a veces sean escondites. Las máscaras de las que tanto hablaba Lorca cuando reflexionaba sobre los pierrots o se refería al teatro de la comedia creo que las hemos dejado atrás.

¿Y qué hacemos con las que quedan?

Arrancárnoslas. Debemos dejarlas atrás.

¿Qué se considera más, un verso libre o un verso suelto?

Me considero un ciudadano libre. Muy afortunado de haber nacido donde he nacido, en Madrid, en España, en Europa y en el año 1978, ya en democracia. He tenido la suerte de vivir en una familia, una familia de carácter tradicional.

¿Cómo de tradicional?

Con una madre profundamente católica, apostólica, romana, y todos los apelativos que se le quiera dar, y un padre que durante años fue militar. Siempre se nos ha hablado en casa de dos realidades: una de ellas es la igualdad, la otra es el amor. Con el amor y la igualdad se puede llegar a cualquier sitio. Verso libre, por darte una respuesta a tu pregunta, y muchas veces suelto. Creo que en esa soltura también hay algo que no deberíamos perder los políticos, la inmediatez, la frescura, el no ser envarados. Como ciudadano no quiero líderes que apostolen desde sus púlpitos, y me da igual que lo hagan desde el Senado, el Congreso, de una cámara u otra, que no nos aleccionen.

¿Y qué líderes quiere?

Los que están en la calle, los que ven y tienen preocupaciones reales. Soy un poco de todo, verso libre y verso suelto, pero sobre todo, libre.

¿Católico?

Sí. Católico por decisión, aún discrepando con muchas de las realidades que marca Roma.

¿Con las realidades del actual Papa o los anteriores?

Creo que los Papas son como los políticos: reciben un legado milenario y están atravesados por cuestiones extemporáneas. Es algo que hace el día a día más complejo, pero sin embargo llevan a cabo una labor maravillosa. Aunque he sido educado en la fe católica, hoy, con 43 años, soy católico porque lo he decidido yo y porque me hace sentir bien.

La iglesia católica no ha sido clemente con el tema de la homosexualidad.

Soy un católico que se entristece mucho al escuchar decir a un obispo canario que quienes queremos a nuestros iguales estamos condenados al pecado mortal. A pesar de esto, creo que ser católico es una buena opción.

¿La pederastia en la Iglesia?

La pederastia en la Iglesia es absolutamente repugnante, así de claro. Y como en cualquier tipo de violencia, pero sobre todo cuando se ejerce sobre el débil, debe ser por un lado investigada y por otro las víctimas restituidas. En tanto y cuanto soy un cargo público, desde mi ínfima posición creo que hay que pedir perdón si desde las instituciones no hemos sabido estar a la altura. Es más, hay obispos como el de Santiago que dignifican a esa Iglesia en la que a mí me gusta crear y que dice que hay que investigar esos abusos. Cualquier abuso es despreciable.

¿Cree que el PP debe pactar con Vox?

En Castilla y León el PP ha tenido que pactar con Vox porque no había otra opción. Cuando oigo al presidente de la Xunta y casi presidente del PP decir que la opción de la lista más votada debe ser la que gobierne, le apoyo absolutamente en esa idea, y voy a decir por qué. En Castilla y León tendríamos un gobierno monocolor del Partido Popular, y en el gobierno de España tendríamos un gobierno monocolor socialista. Creo que el gobierno socialista en solitario sería mucho mejor que el que tenemos ahora.

También ha dicho Feijóo que prefiere perder un gobierno que encomendarse a los populismos.

Yo, y aquí te habla Jaime de los Santos, no el afiliado de nada ni el senador de nadie, prefiero que un territorio no esté gobernado por el PP a que lo haga no tanto con populistas como con populismos. Es decir, si en un gobierno entra un partido como Vox, y no podemos olvidar que es un partido legal, nos tiene que tener mucho más observantes para que no se pierdan derechos a través de su agenda. El advenimiento de partidos populistas, a lo que sí nos debería llevar a los que conocemos como partidos tradicionales, y no solamente me refiero al PP o al PSOE, sino también a otros como al PNV y a todos los que llevan construyendo democracia décadas y décadas, a reflexionar sobre qué habremos hecho mal para que un porcentaje de la ciudadanía haya dejado de mirarnos con confianza.

¿Y se hayan echado en brazos de los populismos?

Intentando que les solucionen los problemas quienes cuando llegan al poder demuestran una incapacidad manifiesta a la hora de gestionar. Se muestran mesiánicos, como el señor Iglesias, que prometía todo y que no ha hecho nada, y que a la primera de cambio ha salido huyendo.

¿Solo Pablo Iglesias?

No solo él. Otros, igual, como el señor Albert Rivera. Con su formación pretendía darnos lecciones a todos y también se ha diluido. Con sus últimas actuaciones en la empresa privada, para mí estos señores dejan mucho que desear.

Hablemos de su libro: Si te digo lo que hice

Una mujer a la que educaron desde el miedo, el pecado, la desconfianza y la educación no sentimental. Y mujeres como ella tienen que asumir que el mundo hoy es muy diferente. ¿Cómo le vas a explicar a tu madre o a tu abuela que ser lesbiana o transexual es la normalidad, cuando le venían diciendo que era un pecado mortal? Sobre todo si colocas la historia en tiempos pasados, en los que todo el mundo ocupaba un lugar en un listado de roles.

Una época en la que ser lesbiana no era una opción, ¿no?

Exacto. En esta novela se habla de lesbianismo, franquismo, feminismo, catolicismo€

¿Va continuar su vida por el camino de las letras?

Me encantaría. Creo que la única manera de escapar de este libro que acabo de publicar es empezar otro. La idea es que para Semana Santa empiece a trabajar una segunda idea, que ahora va a ser masculina. Va a tener como protagonistas a esos seres que sufren y, probablemente, se hará mirando a otras tragedias. Son en parte las que creo que han caracterizado la década de los 80 con el VIH, o la droga en los 90. También están las tragedias de la década del 2000, la desafección, la falta de amor.

¿Cómo se definiría a día de hoy?

Como una persona feliz, muy feliz.

¿En todo?

Dime qué es todo.

Amor, política, dinero€

Me siento una persona muy afortunada. La felicidad tiene un porcentaje muy importante de las situaciones que te han tocado vivir, y también se entrena. En los últimos tiempos he padecido algunas situaciones que han sido dolorosas, pero he sabido trabajarlas. No he perdido de vista esa búsqueda de la felicidad.

¿Y cómo ha ido esa búsqueda?

En mi caso ha dado frutos y me ha permitido hacer felices a los que están a mi lado.

De los Santos, un hombre culto, entra ahora en el mundo de la novela.

PERSONAL

Edad: 43 años (6 de agosto de 1978).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Formación: Licenciado en Historia del Arte.

Trayectoria: Durante varios años trabajó en el mundo de la comunicación en la empresa privada. Fue hace diez años, en 2012, cuando Mariano Rajoy le tentó con la política y mordió un anzuelo que no aún no ha soltado. Empezó como técnico del Gabinete de Presidencia. Tres años después, en 2015, fue nombrado director general de promoción cultural de la Comunidad de Madrid -entonces la presidente era Cristina Cifuentes-. En 2017 se convirtió en consejero de Cultura. En 2021 fue designado senador autonómico por la comunidad madrileña. Acaba de estrenarse como escritor con una novela que se remonta a los años franquistas, Si te digo lo que hice.