En su currículum constan grandes formatos como 'Operación Triunfo', 'Ahora caigo' o 'Crónicas marciana's. Con una trayectoria de 19 años, su profesión le ha llevado a codearse con los más reconocidos personajes televisivos; así pues, Vergara guarda con mucho celo los secretos profesionales de presentadores como Ana Rosa Quintana o María Teresa Campos. Para algunos de ellos, dice, la profesión de animador de público resulta molesta, pues anula la espontaneidad de la gente para reaccionar libremente.
Sin embargo, defiende que su labor dista mucho del mito del cartel que dice APLAUSOS, o ABUCHEO: sin profesionales como Vergara nunca nadie hubiera cantado alguna vez eso de ¡Tú sí que vales!
No obstante, el de Irún afirma que nunca antes hubo imaginado trabajar en televisión. Pese a cursar Trabajo Social, los vecinos y amigos de su barrio natal percibieron desde su infancia su talento para el show; él siempre se consideró un verso suelto. Así, al terminar los estudios viajó a Madrid para formarse como actor, dando el salto más tarde hasta Barcelona, donde reside desde hace 28 años.
Antes y después
Un buen día de 2004, Noemí Galera, responsable del departamento de casting de Gestmusic -una de las productoras televisivas más influyentes en el panorama actual- y también conocida por ser la directora de la academia de 'Operación Triunfo', le llamó para cubrir una baja de última hora. Tres horas antes de arrancar la gala de Eurojunior que coronaría el 'Antes muerta que sencill'a de María Isabel como representante de España, el público ya estaba sentado en la grada, pero no había quién los entretuviese.
"Fue una de esas llamadas que marcan un antes y un después", recuerda Vergara. A los veinte minutos se presentó allí y, para sorpresa de los responsables, superó con creces todas las expectativas. Desde entonces, Mateo ha trabajado en 50 programas de diferentes cadenas de televisión, convirtiéndose en el responsable de inyectar adrenalina a Jesús Vázquez, Arturo Valls o Roberto Leal antes de que se enfrenten a la audiencia del prime time televisivo.
Sin embargo, en el mundo de la farándula no todo son luces. Uno de los momentos más tensos de su trayectoria lo vivió con José Luis Moreno, un pasaje que Vergara no se ha atrevido a desvelar hasta ahora. Según explica, el empresario lo despidió repentinamente del conocido 'Tú sí que vales': Vergara daba la bienvenida en plató a los invitados, preparándolos para el espectáculo, mientras desde el backstage el presentador Christian Gálvez y el jurado -del que formaba parte Moreno- veían desde un monitor lo que sucedía.
"Yo estaba haciendo mi trabajo, y mi amigo Christian me escribió un mensaje que decía que tendría movida con Moreno", recuerda. Al parecer, el magnate preguntó por el señor que se dirigía al público, añadiendo: No me gusta, la gente le hace caso y tiene brillo: aquí brillamos nosotros. Así, tan pronto como se inició el programa, los compañeros de producción le notificaron que estaba despedido del trabajo, lo que encendió a Vergara, que no dudó en encararse con Moreno y gritarle: "¡Qué malo eres!" Le despidió porque "brillaba más que él" y aquel año el animador no trabajó más.
El vasco considera que el suyo es un oficio "muy sacrificado" y que requiere grandes dosis de paciencia. Mercedes Milá, por ejemplo, no cree en la función del animador: confía en la verdad absoluta y se niega a que el público aplauda por órdenes del regidor. Según ella, "la ovación tiene que salir natural". En varias ocasiones, en la pausa de publicidad, Mateo explica que la presentadora ha llegado a quitarle el micrófono, mandándole callar en tono despectivo. ¿Su reacción? "Me crezco ante las adversidades", responde. Aún así, a pesar de su mal carácter, no duda en señalar que la periodista es "un cacho de pan".
Creer en lo hecho
En ocasiones, hay artistas que dicen: Quiero un programa de TV, pero que sea Mateo el animador, y este responde: "Oye, que me den un empujoncito a mí también, un pasito para arriba, que siempre estoy detrás". Hay veces que vienen a contratar al artista y, visto el show de Mateo, "algún trabajillo me ha caído a mí también", recuerda en referencia a un proyecto que le surgió junto a Carlos Sobera. Además, Vergara ha encontrado el amor en un plató de televisión.
Rememorando anécdotas vividas en la grada, Vergara recuerda muchas surrealistas, y señala algunas de sus favoritas; como cuando una mujer embarazada puso de nombre al bebé Mateo después de conocerlo en una grabación, o cuando una señora en 'Ahora caigo' preguntó inocentemente ¿Quién anima al animador? No obstante, también destaca "la más trágica que he vivido nunca": entre dos actuaciones de TCMS una espectadora falleció en directo por causas desconocidas.
"Hacer tele es mágico. Cuando la gente entra a un set por primera vez siente muchos estímulos nuevos, y verlos me llena por dentro", comenta Vergara.
En la época más dura de la pandemia ha sido difícil hacer entretenimiento de calidad. Debido a las restricciones, los platós se vaciaron y los aplausos desaparecieron. La presencialidad en los programas se volvió esporádica y los invitados y colaboradores pasaron a estar conectados telemáticamente.
Incluso el público era virtual. Desde el sofá la audiencia podía ver plantas, literalmente, en los asientos que deberían ocupar personas: "Las plantas no aplauden", reprocha Vergara. Según cuenta, cuando OT retomó las galas el showman lloraba en casa: "Era triste, el público presencial es insustituible", dice. Y es que hacer televisión consiste en generar emociones: un gran espectáculo como las galas de TVE o 'Mira quién baila' requiere de gente a pie de pista viviendo y sintiendo los números musicales, contagiando al espectador de casa.
Lamenta que en muchas ocasiones los directivos se olviden del espectador y descuiden el peso del público en vivo a la hora de generar climas espectaculares. No obstante, ahora, en las galas de cada viernes volvemos a ver gente reír en directo las gracias de Ángel Llácer, eso sí, con mascarilla.
Además de las galas de Tu cara me suena, Mateo ya está inmerso en las grabaciones del renovado 'Atrapa un millón', con Manel Fuentes al frente, en su regreso a Antena 3. Compagina su trabajo con cameos en programas de las televisiones autonómicas catalanas, donde aparece de vez en cuando con una sección propia.
Y a su vez, con casi 50.000 seguidores en Instagram, Vergara se monta su propio programa en la red social llamado A vivir que son dos risas, donde conecta con gente corriente para charlar distendidamente. Mientras, espera otra llamada que le marque un antes y un después, esta vez para ponerse delante de las cámaras.