Receta de temporada: merluza con crema de calabaza y langostinos

En esta receta os invito a combinar la dulzura de la calabaza con la fuerza marina del langostino, una pareja inesperada que se convierte en una crema suave y llena de vida. Sobre ella, los medallones de merluza de anzuelo rebozada aportan el contraste perfecto: crujientes por fuera, tiernos y jugosos por dentro.

Ingredientes

Para la crema de calabaza y langostinos:

• 500 g de calabaza limpia y troceada
• 1 cebolla mediana
• 12 langostinos crudos (con cáscara)
• 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
• Sal y pimienta al gusto
• Agua o caldo de pescado (el necesario para cubrir las verduras)

Para la merluza:

• 600 g de lomo de merluza de anzuelo, en medallones
• 1 huevo
• Harina de trigo para rebozar
• Sal al gusto
• Aceite suave para freír

Para el emplatado:

• Un chorrito de aceite aromatizado (puede ser de albahaca, trufa, o un balsámico suave)
• Perejil fresco picado

Elaboración

Pelar los langostinos y reservar las colas. Con las cáscaras y cabezas hacer un fondo rápido: rehogar con un poco de aceite y añadir agua para extraer todo su sabor. Colar y guardar.

En una cazuela, sofreír la cebolla picada con un poco de aceite hasta que quede transparente.

Añadir la calabaza troceada y rehogar unos minutos.

Incorporar el caldo de langostinos (o agua/caldo de pescado) hasta cubrir y deja cocer unos 20 minutos, hasta que la calabaza esté tierna.

Agregar las colas de langostino al final de la cocción (bastarán 2-3 minutos).

Triturar todo hasta obtener una crema fina y sedosa. Ajustar de sal y pimienta. Reservar caliente.

Por otro lado, limpiar el lomo de merluza y cortar en medallones. Sazonar ligeramente con sal.

Pasar cada pieza por harina y huevo batido. Freír en abundante aceite caliente hasta que estén dorados. Escurrir sobre papel absorbente.

Para el emplatado, colocar en la base del plato una cucharada generosa de crema de calabaza y langostinos. Encima, disponer los medallones de merluza rebozada.

Terminar con un chorrito de aceite aromático o balsámico suave. Decorar con un poco de perejil fresco picado.

Un consejo, el aceite de albahaca combina de maravilla con la frescura del perejil y la suavidad de la calabaza, pero si buscas un contraste más intenso, un balsámico de trufa elevará el plato a nivel gourmet.