El Ayuntamiento de Vitoria se ha propuesto detectar, prevenir y combatir la soledad no deseada entre jóvenes, un mal, que según los estudios, afecta a una de cada cuatro personas del Estado, de entre 16 y 30 años, y que es más frecuente en mujeres. Para ello, bajo el lema Elkar Lotuz, ha emprendido una novedosa campaña que busca visibilizarla, ofrecer un espacio seguro sin juicios y crear oportunidades de conexión.

La primera fase de esta iniciativa ha comenzado este mismo martes y durará hasta el 15 de diciembre y consiste en animar a rellenar un cuestionario, que se dará a conocer tanto a través de vídeos cortos por redes sociales como con carteles y vinilos colocados en una decena de puntos estratégicos de la ciudad. Uno de ellos es el que hay en plena Virgen Blanca, frente al Monumento a la Batalla de Vitoria, en el que aparece un código QR que lleva a un formulario, con preguntas como si les gustaría participar en actividades con otras personas jóvenes, si se sienten solos o con qué frecuencia sienten que no tienen a nadie con quién hablar.

Es un primer paso para compartir cómo se sienten porque su última pregunta da la oportunidad de dar su permiso para acceder a recursos de acompañamiento individual, grupal y comunitario, “siempre con un enfoque preventivo y comunitario, promoviendo la conexión, la empatía y la participación activa como herramientas de trabajo”. 

DOS GRUPOS

Para ello, se van a establecer dos grupos. El primero es el que va desde los 16 a 22 años, edades en las que se suelen presentar dificultades asociadas a malestar emocional, cambios en el desarrollo de la identidad o dificultades para expresar emociones. Y el segundo es el rango entre 23 y 30 años, más proclive a dificultades orientadas hacia la inclusión social, como emancipación, acceso al ámbito laboral, dificultades con el idioma o desconocimiento de recursos comunitarios.

VALIDAR LO QUE SIENTEN

Como explicó este martes en la presentación de esta campaña el concejal de Políticas Sociales, Lucho Royero, “el objetivo no es minimizar la soledad, ni decir a nadie que deje de estar solo o sola, sino validar lo que sienten y mostrar que pedir ayuda y conectar con otras personas es un acto de valentía”. 

La iniciativa partió del Servicio Social de Base de Iparralde, donde comenzó a gestarse en 2024, y aunque inicialmente está destinada a atender a personas del barrio de Zaramaga, tiene “vocación de ciudad”, por lo que el resto de habitantes de otros barrios “serán igualmente bienvenidos y bienvenidas”.

“Escuchar, acompañar y crear espacios de pertenencia es clave para que las personas jóvenes solas vuelvan a reconectar, y ese es nuestro objetivo”, remarcó Royero.

SENTIRSE ASÍ

Por su parte, la responsable del Servicio Social de Base de Iparralde, Alicia Martínez de Bujo, matizó que “no se trata simplemente de estar solo o sola, sino de sentirse solo o sola”, puesto que el aislamiento no solo implica falta de contacto, “sino también una desconexión emocional, afectiva y existencial”.

Por tanto, comprender las causas y consecuencias de este fenómeno es “fundamental” para desarrollar estrategias que promuevan la salud mental, el bienestar emocional y social de las y los jóvenes.

En el caso de Vitoria, en concreto, tratan de crear un espacio de cuidados en la comunidad, “desde la diversidad generacional, sexual, emocional y cultural, de modo que se multipliquen, amplíen y perfeccionen las oportunidades de relación, apoyo y participación”.

El desarrollo de esta intervención parte de un modelo de atención centrado en la persona, “que promueve condiciones necesarias para la constitución de mejoras en todos los ámbitos de la vida y el bienestar de la persona”.

DEMOLEDORES DATOS

Nuria Castro, psicóloga del Servicio Social de Base de Iparralde, explicó que el proyecto se gestó en 2024 ante la preocupación por la situación de soledad no deseada que se venía detectando en los Servicios Sociales municipales, tanto en personas jóvenes como en mayores, niños y niñas. 

Y aportó datos demoledores, como que el 69% de los jóvenes se siente solo o se ha sentido así en algún momento de su vida y que la gran mayoría, un 77,1%, afirma conocer a otras personas que sí que se encuentran en esta situación.

Asimismo, especificó los indicadores de riesgo que han detectado entre ese tipo de población. Tal es el caso del deterioro de las relaciones sociales y familiares, dificultades económicas, violencia machista, dificultades en la salud, tanto física como mental, discriminación social o carencia o escasez de relaciones presenciales “a la par de espacios digitales que sí que están reforzando el aislamiento. La soledad se convierte así en un mecanismo de defensa ante un mundo que se presenta ante ellos hostil”.

Este apoyo municipal, como puntualizó, estará acompañado de profesionales, pero también de actividades dirigidas por y para los jóvenes, “que estén orientadas a fortalecer su autoestima, habilidades sociales y vínculos saludables. Pretendemos, con todo esto, reconectarles con su entorno, promover la participación activa y fortalecer los lazos sociales desde un enfoque comunitario”.