La asociación vecinal Guztion Goikolarra, gracias a la subvención para los procesos participativos del Ayuntamiento de Vitoria, ya tiene, su frigoteka, o lo que es lo mismo: una biblioteca portátil, que se propuso crear en marzo de este año tras reutilizar un viejo frigorífico, “ante la falta de un centro cívico o cultural” (porque el más cercano es el de Hegoalde y lo tienen a unos dos kilómetros de distancia).
Lo hacía con los objetivos de ofrecer un espacio de intercambio de libros “accesible para el barrio”, fomentar la lectura y la visibilización de autoras femeninas.
Este original proyecto se enmarca en la iniciativa GoikoKoloreak conocida por sus murales colaborativos.
DISEÑO
“El diseño general lo ha propuesto Eva Mena (muralista) basándose en las respuestas que se han recogido del formulario presentado en el vecindario sobre qué es para las personas de Goikolarra la lectura, qué sentimientos generan los libros, cuáles son los títulos que más les impactaron, en qué idiomas leen, etc.”, explican desde esta agrupación vecinal.
Esta misma semana ya se le han dado las capas de imprimación y se ha comenzado a pintar.
SEGUNDA VIDA
El frigorífico procede del pueblo de Erentxun, con el que este barrio ya tenía una conexión al dedicarle una de sus calles, y se decidió que se reutilizara, en vez de comprar uno nuevo, “para demostrar la importancia de la economía circular y de dar una segunda vida a enseres voluminosos”.
Por eso, lo “ideal” también es que los libros que se intercambien sean fruto de las donaciones por parte de este vecindario, más que de volúmenes recién adquiridos en una tienda.
La ubicación elegida es la calle Zalduondo, punto central de este distrito, cerca de la parada de la línea 9 de Tuvisa y próximo a un banco.
Una zona accesible, en la que como destacan, se puede leer a la sombra de los árboles mientras se espera al autobús.
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