Las cuadrillas de blusas y neskas de Vitoria han seguido alimentando las fiestas de La Blanca en su recta final. Un ejemplo de ello se vio este viernes al mediodía en el centro de la ciudad con la sexta edición del concurso de cocina infantil Margotxef, para menores de 6 a 12 años, cuyo primer premio era un curso de cocina en Mamia, y con el pintxo-pote que empezó media hora después, a beneficio de Afaraba, la asociación de Alzheimer y otras demencias de Álava. Ambos los organizaba en la Virgen Blanca Gasteizko Margolariak, en colaboración con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y con el patrocinio del restaurante Lvdvs, de Zabalgana. 

Precisamente, su jefe de cocina, Txema Martínez de Alegría, con más de 20 años de experiencia ante los fogones, se encontraba al frente del mismo.

“Mi cometido es prepararlo, organizar y estar luego en el jurado”, explicaba.

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En imágenes: Los más pequeños demuestran sus habilidades culinarias en Margotxef DNA

PLATOS EN LIZA

En esta ocasión, sus jóvenes participantes tenían que crear un pintxo y una ensalada. “También les voy dando consejos porque suelen ir con la idea de hacerlo con pan, pero también se puede crear dentro de alguna endivia... Así que les voy asesorando ya que a veces hacen mezclas raritas porque como tampoco lo prueban...”, recordaba con una amplia sonrisa.

Los ingredientes estaban dispuestos a modo bufet, puesto que estaban repartidos en diferentes cuencos, que contenían desde lechuga a arroz, zanahoria, maíz, garbanzos...

A Martínez de Alegría se le iluminaba la cara, todavía más, cuando se le preguntaba por los platos que tendrían que saber cocinar a estas edades.

“¡Pero si no los saben hacer ni los de 18...!”, ríe, a carcajadas. 

De ahí que la siguiente cuestión era casi obligada: “¿Debería de ser la cocina asignatura obligatoria en las escuelas, teniendo en cuenta lo importante que es para la salud y que nos alimentamos varias veces al día?”

Lo primero, como dice, es que se enseñe en casa. “Eso depende de los padres, pero si no saben cocinar, qué van a enseñar a los hijos. ¿Ahora quién sabe cocinar? Si se compra todo precocinado...”, contestaba.

QUE NO CUNDA EL PÁNICO

Pese a ello, hay luz al final del túnel. Maite (12 años), que ya había participado en otras ediciones, y Claudia (11 años) y Miguel (12 años), primerizos en Margotxef, destacaban lo mucho que les gustaba cocinar “y también vemos programas como MasterChef Júnior”, respondían.

Tras echar un vistazo a la materia prima que había disponible, ya sabían qué platos harían. “Nosotros cogeremos una hoja de lechuga y la rellenaremos”, decían los hermanos Claudia y Miguel.

Maite, en cambio, se decantó por “una especie de sushi con ensalada. Es difícil, pero lo voy a intentar”.

“En 20 minutos empieza el pintxo-pote solidario”, sonó en ese momento desde el altavoz de la furgoneta de Gasteizko Margolariak, que, pro cierto, llevó para la ocasión su familia de cabezudos.

CHORIZO A LA SIDRA

La intención era repartir 500 raciones de chorizo a la sidra, más un pote (vino o vermú) por dos euros que el mismo ‘Txapata’ (Aitor González), presidente de esta cuadrilla, había cocinado junto a su madre y sus tías, desde bien temprano, “desde la una a las tres de la madrugada, porque así sabe mejor”.

En ediciones anteriores, por ejemplo, los fondos recogidos fueron para asociaciones como Aspanafoa (asociación de madres y padres de niños con cáncer en Álava), y aunque van cambiando, el objetivo es siempre el mismo: “visibilizar y recaudar fondos para ayudarlas”.

PROTEGIENDO ANIMALES

No muy lejos de allí, en la plaza del Arca, y también con el granito de arena que puso al respecto DNA, se repartía otro pintxo-pote solidario, organizado por Siberiarrak y por Akelarre, a beneficio de la protectora de animales Los olvidados de Miranda.

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En imágenes: Pote solidario en La Blanca a favor de Los Olvidados De Miranda DNA

Y estaban contentos con la acogida que estaba teniendo, tal y como valoraba Leire Fernández de Alegría, neska de Akelarre. 

En cuanto a los pintxos, eran de tortilla de patata, con o sin cebolla, o gildas, que con refresco valían dos euros, y si eran con vermú, un euro más.

También estamos haciendo sorteos, con los boletos que se pueden comprar. Este año tenemos más colaboraciones que nunca: hay menús degustaciones y hasta un tatuaje”, agradecía.

A Haizea, Izaro y Eider no les pilló por sorpresa este pintxo-pote, tras enterarse del mismo por el programa de fiestas. “Estaba rico y a esta hora, con este calor, ha entrado muy bien y encima ayudamos a animales”, destacaban estas jóvenes. 

Mejor sabor de boca, imposible.