Al grito del clásico Gora Gasteiz! Gora Andre Mari Zuriaren Jaiak! un sobresaliente Celedón salía a recibir pasadas las seis de la tarde, a los miles y miles de gasteiztarras –alrededor de 35.000 según calculan las autoridades– que lo esperaban impacientes bajo una abrasante ola de calor que ha convertido la plaza de La Virgen Blanca de Vitoria en un caldero. Allí, la fiesta estaba más que servida. “Bienvenidos a las fiestas de La Virgen Blanca, a las fiestas de todos y todas, sin importar la procedencia”, arrancaba Iñaki Kerejazu, profesor, Dj y blusa de la cuadrilla Hegotarrak que por segundo año ha dado vida al aldeano de Zalduondo tras realizar un exitoso debut en la pasada edición de La Blanca.
Lo cierto es que el de Celedón ha sido un discurso de lo más reivindicativo, coincidiendo con algunas de las pancartas extendidas a lo largo y ancho de la plaza. En primer lugar, ha querido poner la mirada en Palestina. “Desde la solidaridad, el cariño y un enfado que creo que es generalizado no podemos olvidar lo que está pasando en otras partes del mundo. Basta, con el genocidio en Palestina”, condenaba alto y claro Kerejazu.
Asimismo, recordaba que “no permitiremos ningún tipo de agresión”. “Gasteiz tiene que ser un espacio seguro para todas y, si no sabes respetar, no vengas”, denunciaba el vitoriano. Entremedias animaba a pleno pulmón el espíritu de la plaza con la canción de Celedón y los clásicos Gora Gasteiz, gora Andre Maria Zuriaren jaiak y gora Celedón!”.
Pero Kerejazu no ha querido poner punto y final a su discurso sin antes mencionar a los amigos que ha perdido recientemente. “Por todos y todas los que no pueden estar con nosotros”, brindaba con el paraguas el gasteiztarra, con una visible emoción.
Emoción también por lo que para él supone convertirse en el protagonista de La Blanca y en la figura que abre paso a seis días de diversión y reencuentros. “Para mí, ser Celedón lo es todo”, aseguraba. Y es que esta reaparción en la escena vitoriana la ha sentido “con la misma emoción” que su estreno, porque “no puedo vivirlo de otra manera”. Con una energía eléctrica imparable, aún cuando el sofoco era visible tras el baño de masas y las manos permanecían “dormidas” debido al paraguas, Celedón lo volvía a decir alto y claro para los medios de comunicación allí presentes. “Esto es algo que es nuestro, que como gasteiztarras tenemos que cuidar”.
Volcada con Celedón
Vitoria, por fin, está de fiestas. El estruendo del txupinazo y la bajada de Celedón, encarnado por segunda vez por Iñaki Kerejazu, han dado inicio esta tarde a La Blanca 2025 en una abarrotada Plaza de la Virgen Blanca. Y es que desde el monumento a la Batalla de Vitoria-Gasteiz hasta las arterias aledañas a la plaza, nadie ha querido perderse la cita del 4 de agosto.
El mejor remedio contra el calor ha sido, como marca la tradición, los baldes de agua que los vecinos han arrojado desde balcones y ventanas
Una plaza que, por cierto, ha llegado a registrar 33 grados centígrados durante la bajada de Celedón y que, desde aproximadamente las 16.00 horas, ha ido tiñéndose de su colorido habitual con gente luciendo camisetas blancas (dispuestas a mancharse de vino a los pocos minutos) y mucha, mucha alegría. Para amenizar la larga espera, el repertorio musical emitido desde los altavoces distribuidos por la plaza ha mezclado todo tipo de canciones, aunque las que más furor han causado han sido, precisamente, la popular ‘Morocha’ y algunos clásicos de Amaral.
La bajada de Celedón será recordada, sobre todo, por el calor asfixiante que ha reinado en la Plaza de la Virgen Blanca. Aunque no es menos cierto que los abanicos, gorras, sombreros de paja, pistolas de agua de todos los calibres y cualquier parasol han servido a las miles de personas para protegerse del sol abrasador.
Eso sí, ninguna solución ha estado a la altura de los litros de agua lanzados desde lo alto de las viviendas. El mejor remedio contra el calor ha sido, como marca la tradición, los baldes de agua que los vecinos han arrojado desde balcones y ventanas a los viandantes sumidos en la vorágine festiva.
Ha sido, además, un txupinazo con un fuerte componente reivindicativo. Las fiestas de La Blanca son especiales para los gasteiztarras y, como es lógico, las emociones han estado a flor de piel durante la bajada del muñeco de Zalduondo. Lágrimas, gritos, cánticos… ha habido espacio para todo tipo de sentimientos en un entorno que, entre la Plaza Nueva, la Virgen Blanca y las calles colindantes, ha reunido a millares de personas.
Desde la balconada, además de intentar encontrar algo de sombra, lo cual ha sido casi una quimera, el otro gran objetivo ha sido inmortalizar el momento de la bajada del muñeco de Celedón y la llegada de Kerejazu minutos después. Vaya, un cóctel perfecto para generar algún que otro rifirrafe en lo alto. Quienes sí lo han tenido mucho más fácil fueron los afortunados que contaban con un cotizado balcón con vistas a la Virgen Blanca.
Una vez concluido el discurso de Iñaki Kerejazu, ha llegado el momento de abandonar la plaza con paso firme y, en algunos casos, dirigirse hacia las calles del Casco Viejo para arrancar las fiestas; en la mayoría de otros, han optado por una ducha reparadora para desprenderse del olor a vino mientras el servicio municipal de limpieza trabajaba a destajo para dejar como nueva la plaza.
Así pues, la ciudadanía gasteiztarra ya está lista para disfrutar de una semana entera de fiesta mediante un programa repleto de actividades para todos los gustos y edades. El día grande será mañana con La Blanca y el regreso a las calles de las cuadrillas de neskas y blusas tras la pasada jornada de Santiago, pero la fiesta no ha hecho más que empezar.
Caras conocidas
Entre los rostros más conocidos de la balconada se encontraban los de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, junto a la comitiva del gobierno municipal liderado por Maider Etxebarria, los grupos de la oposición e ilustres de la cultura como la escritora vitoriana Eva García Sáenz de Urturi.