La muerte de su padre, una pandemia, y el posterior cierre de su peluquería fueron los detonantes que a Esti D.C. (prefiere mantenerse en el anonimato) le causaron una profunda depresión.

“Mi declive fue hace 4 años, después de la pandemia en la que yo estuve muy mal, y con la muerte de mi padre, que padeció una enfermedad muy dura en la que estuvimos a su lado 5 meses, viendo cómo se iba apagando. Mis problemas de salud se agravaron y tuve que cerrar mi negocio de peluquería tras 17 años al frente de él y 24 años de profesión”, cuenta a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Desde entonces lucha contra una de las enfermedades mentales que más arrasa no solo en el territorio alavés, sino también a nivel mundial. Esta semana se ha celebrado el Día Mundial en la lucha contra la depresión en un intento de seguir visibilizando la dureza de esta enfermedad y las consecuencias que deja tanto a nivel particular como social. 

Decía el famoso poeta y dramaturgo Federico García Lorca que el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta

UNA ESPERANZA MUERTA

Decía el famoso poeta y dramaturgo Federico García Lorca que el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta. Y esto podría definir muy bien lo que es la depresión. La voz de esta historia que pone cara a la depresión cuenta que tras el cierre de su negocio, comenzó a invadirle un sentimiento de “inutilidad”.

“En aquellos momentos la negatividad se apoderó de mí y empecé a sentir inutilidad, no podía ni mirarme, culpabilidad, miedos, llegue a odiarme a mí misma, no cabía ningún aspecto positivo"

“En aquellos momentos la negatividad se apoderó de mí y empecé a sentir inutilidad, no podía ni mirarme, culpabilidad, miedos, llegue a odiarme a mí misma, no cabía ningún aspecto positivo. No lograba levantarme de la cama, dejé de arreglarme, me aislé y se aislaron de mí, no era capaz de concentrarme ni tan siquiera para ver una película. Salir a la calle me provocaba miedo, ansiedad, angustia, ni tan siquiera la mirada de mi hijo me ayudaba. Es más, sentía ser una pésima madre. A mi pareja llegué a decirle que me olvidara y me dejara, porque era mejor no estar a mi lado. Deje de bajar a la calle y comencé a tomar más pastillas de las que tenía recomendadas, sin un control, solo y únicamente para dormir y dejar pasar los días. Empecé a autodestruirme y autolesionarme, haciéndolo desaparecía ese sufrimiento, esa angustia y esa ansiedad que no me dejaban ni respirar. Me desmayaba y perdía el conocimiento en cualquier momento. Mi vida se convirtió en un agujero negro, cada día veía más difícil avanzar y, cuando ya las autolesiones no me funcionaron, empezaron mis ideas de acabar de una vez por todas con ese sufrimiento, para siempre”. 

Imagen recurso de un varón sentado en el suelo con síntomas de depresión EP

"A mi pareja llegué a decirle que me olvidara y me dejara, porque era mejor no estar a mi lado. Deje de bajar a la calle y comencé a tomar más pastillas de las que tenía recomendadas para dormir y dejar pasar los días"

Fue ahí cuando su médica, la que le conocía desde hacía ya 14 años, le vio desesperada y llorando y le mandó con otro equipo médico para un nuevo tratamiento. “Llegué allí totalmente hundida y pidiendo que me ayudaran porque yo, así, no quería vivir. Ese fue uno de mis primeros pasos, junto a mi madre. Ella me tendió su mano, sus brazos y sus hombros para apoyarme, y gracias a ella comencé a andar, un día 10 minutos, otro día media hora, otro una hora… hasta llegar a estar toda la tarde con ella, puesto que en ella encontré quien me escuchaba, no me juzgaba y me hacía día tras día mirarme de nuevo a un espejo y, aunque mis miedos no desaparecieran, junto a ella era más fácil enfrentarlos. Los abrazos de mi hijo y su mirada de satisfacción al verme querer curarme me hacían valorarme un poco más. Así que, según iban pasando los meses, con el tratamiento por el que tenía que ir todas las semanas al hospital, los abrazos de mi madre, de mi hijo, de mi pareja y de mis hermanos, fui saliendo poco a poco y comencé a ver luz y más luz”. 

“Después de aquellos 4 años sombríos hoy por hoy soy consciente de lo que padezco y tengo herramientas para seguir adelante. Doy prioridad a mi salud mental y física, me rodeo de aquellos que me dan cariño, no me juzgan y saben escuchar"

TESTIMONIO

“Después de aquellos 4 años sombríos hoy por hoy soy consciente de lo que padezco y de mi problema de salud mental pero tengo herramientas para seguir adelante. Doy prioridad a mi salud mental y física y si algo me hace daño, me aparto. Me rodeo de aquellos que me dan cariño, no me juzgan y saben escuchar. Ante todo valoro lo qué tengo y a quién realmente tengo a mi lado. Y si hay algo que realmente me llena de satisfacción es ayudar a quien me necesite con mi experiencia, y es que hay que escuchar, no oír y hay que mirar, no ver, no sabéis todo lo que se puede percibir de quien lo necesita. Pidiendo ayuda, rodeándote de a quien realmente importas, no juzgando, no infravalorando, se puede salir. Son procesos largos y de mucho trabajo, pero nada es más importante que tú mismo. Gracias por leer mi testimonio. Recuerdo la frase si lloras por no haber visto el sol las lágrimas te impedirán ver las estrellas. Solo tenemos una vida, hay que intentar vivirla y nunca jamás os sintáis mal por padecer algún problema y, por favor, pedid ayuda”. 

No existe un perfil concreto. La depresión es una enfermedad que no entienden de clases sociales, raza, nivel cultural, etc. “Aunque es cierto que los datos nos indican que es una enfermedad que afecta más a mujeres que a hombres (entre 2 y 3 veces más en mujeres) y crece en frecuencia progresivamente con la edad”, explica Vanesa Vadillo presidenta de la asociación alavesa Asafes. Según recuerda, el primer paso para luchar contra esta enfermedad es pedir ayuda. 

La depresión es un trastorno emocional que hay que detectar y combatir a tiempo Pexels Pexels

PEDIR AYUDA

“Es importante pedir ayuda de profesionales de la salud mental; tener espacios de desahogo y evitar aislarse; hacer ejercicio con regularidad, evitar consumo de alcohol o drogas que pueden empeorar la enfermedad, y muy importante, si la persona tiene ideas suicidas pedir ayuda inmediatamente”, dice.

“En mi opinión, la depresión sigue siendo una enfermedad incomprendida por un parte importante de la sociedad. La depresión va acompañada de un gran estigma que impide que muchas personas que la padecen pidan ayuda. Aún existen muchos mitos en torno a esta enfermedad como que la depresión es una cuestión de actitud o de voluntad, o que está relacionada con personas con dificultades económicas. En el día a día vemos cómo se cuestiona a una persona que tiene una baja laboral por un problema de salud mental como puede ser la depresión”, añade.