Vitoria restaura su alfombra más ilustre
El Ayuntamiento recupera el tapiz que decora el salón de recepciones de la Casa Consistorial en colaboración con la Diputación Foral de Álava
La alfombra que decora el salón principal de recepciones del Ayuntamiento puede que sea la que más generaciones de gasteiztarras hayan pisado, o por lo menos contemplado de muy cerca, desde que se encuentra en uso.
No en vano, esta noble estancia de la Casa Consistorial no solo se utiliza para dar la bienvenida a delegaciones y personalidades de otras ciudades, así como a instituciones, entidades y personas de la propia capital alavesa, o para celebrar actos de entrega de premios u homenajes, sino también para oficiar las bodas civiles que acoge la institución.
Casi 4.500 bodas
¿Quién no ha asistido en alguna ocasión, o no conoce a alguien que lo haya hecho, a una de estas ceremonias? Han sido cerca de 4.500 las bodas celebradas en el edificio de la Plaza Nueva desde el ya lejano año 1995, según los registros municipales.
Es lógico pues que, con tanto trajín, este ilustre tapiz no mostrase su mejor aspecto desde hace ya bastante tiempo, lo que ha empujado al Consistorio a darle una nueva –y, seguro, larga– vida en colaboración con el servicio foral de Restauración, al que ha encomendado su arreglo.
La restauradora vitoriana Itziar Viana Pesos ha sido la encargada de llevarlo a cabo. Inició el trabajo el pasado mes de septiembre y lo concluyó justo a las puertas de las fiestas navideñas. De hecho, entregó la alfombra ya reparada el 20 de diciembre. “Muy contenta” con el resultado final, la profesional se ha animado ahora a compartir con NOTICIAS DE ÁLAVA cómo ha sido el concienzudo proceso.
“Me hace ilusión. He pasado de ser una restauradora autónoma anónima, porque solo nos conocemos entre nosotras, a tener una repercusión que me ha sorprendido”, reconoce Viana, que tras estudiar Bellas Artes en la UPV/EHU se especializó en textiles en una escuela de Madrid y ha trabajado durante su carrera, de casi tres décadas ya de recorrido, para instituciones como el Museo San Telmo de Donostia, el Diocesano de Arte Sacro de Vitoria, la Diputación Foral de Gipuzkoa o su homóloga alavesa y su amplia red de museos, como el de Armería.
La restauración
Este último trabajo se ha desarrollado en los talleres que el área foral de Restauración gestiona en la calle Urartea. La primera labor, antes del arreglo en sí, consistió en eliminar cualquier posible infestación en el tapiz mediante un tratamiento de anoxia, al que ya en septiembre siguió un trabajo de documentación –mediante fotografías– de la alfombra para dar cuenta de todas sus imperfecciones.
“Había nudos internos sucios y sueltos, rotos en el rosetón, zonas con gran desgaste...”, enumera la profesional, que tuvo que llevar a cabo una limpieza a fondo que comenzó con el aspirado del tapiz por ambos lados. La alfombra, que mide 4,15 x 8,26 metros, es de estilo Luis XIV, de nudo turco, y está elaborada con lana y algodón.
Data de 1935, por lo que este año llega a los 90. “Antes podían encontrarse en grandes casonas, pero ahora, por el tamaño que tienen, este tipo de alfombras se ven sobre todo en instituciones como esta”, explica Viana.
Volvamos al proceso. Concluido el aspirado, la restauradora se percató de que el tapiz tenía en su reverso unos papeles antiguos pegados con un residuo orgánico a los que estaban adheridos los nudos del anverso. Tuvo que eliminarlos y utilizar agua y ácido acético, ayudada por un cepillo y la aplicación de aire frío, para “recuperar el brillo de la lana y levantar el pelo” de la alfombra.
De la limpieza al cosido
Fue un mes largo de limpieza a la que posteriormente siguió el cosido del tapiz con hilo de algodón y poliéster, un proceso de arreglo de las partes deterioradas, de consolidación y reintegración en las zonas con pérdida de soporte textil, para devolverle todo su viejo esplendor.
Una costura que fue “lo más difícil” de todo el proceso en palabras de la profesional, pues tuvo que realizarla a sabiendas de que “la alfombra se iba a volver a utilizar”, a diferencia de otros trabajos que ha recuperado pero luego han pasado a ser museables. “Se trataba de hacer una consolidación estética”, puntualiza Viana.
“Agradecida” tanto al Ayuntamiento gasteiztarra como a la Diputación, la restauradora espera que la colaboración entre ambas instituciones que ha derivado en este encargo “no sea la última”. Este trabajo en concreto, al menos, va a ser imposible de olvidar para la profesional.
“Por el tamaño, por los materiales, por la calidez que transmite o porque otros ayuntamientos no tienen un elemento decorativo así, llama la atención. Es una alfombra a la que tienen mucho cariño”, reconoce.
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