Olentzero y Mari Domingi ya han pasado por las casas de la capital alavesa repartiendo regalos y, como cada Navidad, esa magia que solo ellos saben cosechar. Los txikis, como no podría ser de otro modo, han abierto sus brazos a sus dos referentes con ilusión. Su paso por Gasteiz nos ha dejado muchas imáganes en las que la ilusión y la alegría se ha mezclado con los nervios y la timidez de los más txikis al ver en persona a dos figuras mágicas que hacen realidad los sueños cada noche del 24 de diciembre.

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Olentzero y Mari Domingi han atendido a las cartas de los txikis de Gasteiz

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Olentzero y Mari Domingi inundan Gasteiz de magia e ilusión DNA

¿Cómo afrontan este 24 de diciembre, con ganas, nervios tal vez? 

–Olentzero: Es un gran día y una gran noche que llevamos preparando todo el año, deseando de llegar a todos los hogares, Mari Domingi y yo estamos desde la mañana recibiendo cartas. Pero, detrás hay un gran trabajo gracias una red importante de ayudantes que logran que esto salga adelante. Los afrontamos con mucha ilusión, nervios también y esperamos que todo salga lo mejor posible.

–Mari Domingi: Sí, reivindicamos el ayudarnos en colectividad, porque para nosotros es indispensable. Vemos esa ilusión en la mirada, esa sonrisa y esos nervios. Todo ello impresiona. Estamos con muchas ganas y los pelos de punta.

¿Han recibido muchas cartas este año?

–O: Muchas, sí, como todos los años. Todavía no las hemos leído todas porque aún nos están llegando, pero que nadie se preocupe porque, como bien hemos dicho, tenemos un buen equipo detrás. Llegarán regalos a todas las casas.

–MD: Nos llama mucho la atención que cada vez recibimos cartas en más idiomas. Vivimos en una sociedad más políglota, en la que hay más lenguas. Y nos encanta leerlas, porque nos parece muy enriquecedor.

¿Algún regalo que se repita en esas cartas?

–O: Nos pone un poco tristes que haya mucha pantalla en las cartas. Creemos que la tecnología hay que aprenderla, pero sin olvidar otros factores que son mucho más importantes; como el estar con uno mismo y con la gente que queremos. Reivindicamos el presente, que cuando estamos con alguien estemos de verdad, al 100%. Creo que hay que ir más despacio, respirando cada momento.

–MD: Queremos hacer hincapié en dedicar tiempo a lo que se regala. No comprar rápidamente y de forma online, sino en el comercio cercano, producto de kilómetro cero. Hablamos de cuidar a las personas de cerca, en vez de tanto clic.

¿Cómo se sienten al convertirse en la ilusión más esperada de cada Navidad?

–MD: Muy afortunados. Al final nosotros somos la punta del iceberg, a los que nos veis. Agradecemos mucho ese amor, las miradas con mucho brillo, sonrisas muy bonitas. Sentir cariño y amor del bueno. Eso sí que es un regalo.

De las distintas actividades que contemplan en su ajetreada agenda, está el desfile. ¿Cómo viven esa conexión con el público? 

–O: Con muchísima emoción. Vienen a vernos, a saludarnos y a disfrutar. Es una maravilla poder estar ahí arriba, ver cómo nos buscan, lanzarles muxus y ver esas sonrisas y miradas de ilusión. También tener una mirada especial con las personas que pasan la Navidad solas y que se asoman a sus balcones o ventanas. Creemos que es importante, cuidarlas y darles el cariño que merecen.

–MD: También acudimos al hospital de Txagorritxu y Santiago. Queremos acordarnos estos días de la gente que no puede estar por diversas razones. Nos gusta poder compartir esos ratos porque y eso algo que se agradece muchísimo por las dos partes y hay mucha verdad. Además, también nos acordamos de niños y niñas más allá de Euskal Herria. Tenemos una situación mundial muy complicada; con muchas guerras y gente pasándolo realmente mal. Creemos que hay que acordarse, no nos queremos olvidar de Palestina, Siria y un montón de sitios que casi ni sabemos ubicar en el mapa.

¿Qué mensaje les gustaría lanzar a los txikis y a la sociedad alavesa en su conjunto?

–O: Yo les diría que respiren el momento, que estén con las personas que quieren; que les escuchen, disfruten con ellas y que vayan a la naturaleza, que muchas veces olvidamos que está ahí. Dejar a un lado las pantallas y disfrutar de hacer planes en las calles.

–MD: Eso es, el aquí y ahora. Hacerles ver también que el carbón no es un castigo. Venimos con el para calentar las casas y los corazones; que creemos que es lo que ahora mismo más falta hace. Muchas veces olvidamos la magia que hay en la simpleza.