Con la bajada de las temperaturas y de la vuelta a clase, las infecciones respiratorias están ya siendo motivo de consulta pediátrica en Álava, aunque hay otras que también lo están haciendo sin que tengan que ver con tos, estornudos y mocos, típicos de esta época del año. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha querido conocer al detalle cómo se están presentando esta estación y para ello, ha entrevistado al pediatra Daniel Jiménez Villarreal, del Hospital Vithas de Vitoria (calle Beato Tomás de Zumárraga, 10), quien explica que además de los clásicos procesos respiratorios, “se han presentado patologías dérmicas, en especial impétigo”, una infección de la piel muy frecuente en los niños, sobre todo en edad preescolar y escolar.
“Esta infección causa ampollas o llagas y no suele ser grave. Mejora con un tratamiento con antibióticos tópicos y en algunas ocasiones se requiere antibiótico tópico u oral”, concreta.
Gastrointestinales
Además, han atendido procesos gastrointestinales, “sobre todo de etiología vírica, que en la mayoría de los casos se resuelven con dieta oral astringente y no requieren ingreso hospitalario”, precisa este profesional quien a la pregunta de cuáles de las enfermedades pediátricas suelen ser las más frecuentes responde que “procesos catarrales, laringitis, bronquiolitis, covid, reagudizaciones de asma bronquial, broncoespasmo de nueva aparición y gripe”.
Más casos
Pero hay algunos que ya están empezando a pegar fuerte. “En los últimos meses, hemos tenido incidencia mayor a otros años de laringitis de origen viral y broncoespasmo, además de asma bronquial. Aunque son procesos esperados por la época, nos ha llamado la atención el aumento en los casos de este tipo de patologías”, destaca Jiménez Villarreal.
De momento, no tienen la tasa de incidencia al respecto, “pero es notable. Con respecto a los años anteriores, hemos notado un aumento en la incidencia, y más sobre todo en tiempos posteriores a la pandemia y coincidiendo con el levantamiento de restricciones”.
En este sentido, recuerda cómo el coronavirus ocupó durante ese tiempo el lugar de muchas de las patologías que comúnmente se presentaban, “pero una vez que volvimos a ‘normalizar’ nuestras actividades, se han vuelto a presentar las patologías estivales. La verdad es que deberían haber disminuido si en realidad hubiéramos aprendido de esta pandemia sobre la prevención, pero nos hemos relajado de tal forma que los procesos, sobre todo respiratorios, van en aumento en lugar de disminuir”.
En la actualidad, la incidencia de covid entre la población infantil, “ha disminuido ciertamente, pero aún tenemos casos. Aunque su presentación no ha sido severa y no ha habido casos de gravedad notable, es necesario no bajar la guardia”.
Bronquiolitis
En cuanto a la bronquiolitis, sobre si notaron menos casos en sus consultas desde que el año pasado se comenzó a vacunar en Euskadi contra el virus sincitial respiratorio (VRS) a los bebés de menos de 12 meses con alto riesgo de padecerla de forma aguda, Jiménez Villareal trae a colación un estudio que analizó entre octubre de 2023 a febrero de 2024 el riesgo de ingreso hospitalario tras la inmunización con nirsevimab “y los resultados muestran que la vacuna fue un 90% eficaz en prevenir las hospitalizaciones asociadas al virus respiratorio sincitial en los bebés, durante la primera temporada de este virus. En el caso de nuestra comunidad, no fue notorio dicho cambio, que asociamos a que la vacunación inició más tarde que en otras comunidades, por lo que los ingresos no se modificaron significativamente. Esperamos que este año, ya regularizada la vacunación, la situación cambie”.
Otra duda común entre las amas y aitas suele ser la de cómo se puede diferenciar entre una bronquiolitis y un resfriado. Y es comprensible, porque “los síntomas iniciales son prácticamente los mismos, diferenciándose en la evolución natural de la enfermedad. En la bronquiolitis se instaura un compromiso respiratorio de vías áreas bajas como dificultad respiratoria, que puede llegar a ser grave y condicionar ingreso hospitalario para un manejo intensivo, con el objetivo de mantener una oxigenación adecuada. En ocasiones, se puede comprometer la vida del paciente.
Gripe
En relación a la gripe, esta misma semana se ha empezado a vacunar a los más txikis, la recomendación es hacerlo a partir de los seis meses, y hay novedades, como el preparado intranasal a partir de los dos años. En cuanto a las diferencias con el clásico pinchazo, explica que “la vacuna inyectada contra la gripe estándar utiliza partículas del virus inactivadas o 'muertas', a fin de hacer que el organismo produzca anticuerpos contra el virus de la gripe”.
En este sentido, recuerda que hay muchos virus que la provocan y cada año la vacuna se ajusta para proteger contra las cepas que se prevé que serán las más frecuentes. “En la actualidad, existe la presentación nasal de la vacuna para la gripe, que se pulveriza en la nariz. A diferencia de la inyectable, contiene cuatro virus vivos de la gripe; sin embargo, estos se atenúan para que el aerosol nasal no cause gripe”.
Como beneficio principal de esta forma de aplicación, “es menos invasiva porque se tolera mejor por la población pediátrica, con una buena eficacia. Ahora bien, aunque la vacuna nasal contra la gripe es eficaz, podría no ser la mejor opción para pacientes crónicas pulmonares o inmunocomprometidos; para tales casos la recomendación sería la inyectable”, matiza.
La indicación actual de la vacuna contra la gripe es en personas mayores, niños pequeños y las personas con ciertas afecciones de salud (como asma, diabetes o enfermedades cardíacas), “pues corren un alto riesgo de sufrir complicaciones graves relacionadas con la gripe”.
Tosferina
Este último año también la tosferina, una enfermedad infectocontagiosa aguda que afecta al aparato respiratorio, cuyo síntoma típico es una tos en accesos o paroxismos, ha acaparado titulares por sus brotes. Es endémica a nivel mundial y se presenta, clásicamente, con brotes epidémicos cada 3-5 años. “Como ya hemos mencionado, la pandemia de covid, y las medidas impuestas para su control, ha tenido el efecto ya conocido, de la caída de la incidencia de las infecciones de transmisión respiratoria en todo el mundo en los años 2020-2022. En 2023, con la eliminación de dichas medidas de control, se ha vivido una reaparición de dichas enfermedades”, declara.
Ambos fenómenos (el carácter cíclico de los brotes de tosferina y los efectos de la pandemia) pueden explicar el aumento de casos, “pero también debemos considerar que la vacuna antipertusis usada en España, aunque es inmunógena y efectiva, su protección decae notablemente en un plazo de 5-10 años, debiendo incorporar dosis de recuerdo en la adolescencia, incluso adelantándola unos años”.
Sus síntomas comienzan como una infección leve de las vías respiratorias superiores o un catarro común, incluyendo estornudos, secreción nasal, fiebre no muy alta y tos leve.
“Pero al cabo de dos semanas, la tos se vuelve más grave y se caracteriza por episodios rápidos y numerosos, seguidos de espasmos o de un silbido agudo que llamamos gallo, acompañado de enrojecimiento de la cara. La nariz puede secretar un moco claro y espeso. Estos episodios pueden prolongarse durante uno o dos meses, y son más frecuentes en la noche”, agrega.