La agenda no tiene casi huecos: el viernes en el Arenal Sound para actuar ayer en Menorca y, sin casi tiempo de darse cuenta, llegar hoy a la capital alavesa. El escenario de la plaza de los Fueros recibe esta medianoche a Nil Moliner para redondear el día grande de La Blanca.

Bonito esto de trabajar mientras el resto está de vacaciones... 

–(Risas) Bueno, al final te acostumbras a trabajar siempre en los momentos en los que la gente tiene libre. Y es precioso. De hecho, no concibo un verano sin tocar. ¡Que no nos falte nunca!

El ambiente de fiestas, ¿ayuda al artista o...? 

–Sí, sí, juega a favor. Además, en este caso es una oportunidad de tocar para la gente que nos sigue, pero también captar la atención de quien no nos conoce, de la gente que viene a acompañar a alguien o que cae en el concierto por casualidad. Al principio de todo, cuando hacíamos covers e íbamos a bares de mala muerte a tocar, la gente no te conocía y te tenías que hacer un hueco. Más o menos, es un poco lo mismo, aunque ahora te conocen muchas más personas.

"Puedes escribir una canción en cualquier sitio y situación, ya estés caminando por la calle o esperando a un avión en un aeropuerto. Viviendo se escriben canciones"

Y tanto que le conocen, que tiene esta gira ya el cartel de ‘completo’ en conciertos que van a ser en otoño... ¿El ego, bien?

–Hay que gestionarlo, o por lo menos es mi caso, con un equipo maravilloso en el que nadie es más que nadie. Me refiero a la banda, al equipo técnico y a la oficina que me lleva las cosas. Esto es un trabajo en equipo. Es entender que el mérito es de todas las personas que estamos implicadas en esto, ya estés arriba en el escenario o en el lugar que sea. En ese equipo está también quien acude a tu concierto y paga su entrada.

Es que el cariño del público es esencial. 

–Es primordial. Sin él, para empezar, no estaríamos hablando tú y yo. Es la clave de todo, tener gente al otro lado que te escucha, que considera que mi música es importante para ellos y ellas. Es algo que emociona mucho.

Nueva gira

Vuelve a Vitoria en un contexto muy diferente al de la primera vez con aquella actuación en noviembre de 2021 en la sala Kubik. Era una situación extraña porque su Gira Zero estaba arrasando –aquí las entradas no duraron nada– mientras todo lo demás parecía en contra. ¿Ahora que está con su tercer disco, por fin un tour normal?

–Sí, sí, absolutamente. Recuerdo mucho aquella gira. Fue con muchas restricciones, papeles, vacunas, mascarillas, separaciones... Y ahora es una gozada hacer giras y poder realizar conciertos multitudinarios donde puedes ver las caras y las expresiones de las personas que vienen.

"No me quiero imponer esa responsabilidad de pensar que esta canción u otra le ha podido ayudar mucho a X o Y persona en un momento de su vida. Me encanta conocer las historias de la gente con mis canciones, pero intento no llevármelas a casa"

‘Lugar Paraíso’ es un tercer disco que debe confirmar que lo suyo no es pasajero, aunque lleva ya un tiempo en esto. 

–Imagina, desde que hacía versiones hace mucho tiempo y las colgaba en YouTube... luego llegó lo de empezar a hacer conciertos poco a poco en salas muy pequeñas. Hay ciudades en las que hemos pasado por escenarios muy pequeños y ahora volvemos a grandes lugares. Eso es algo emocionante ver ese camino recorrido.

Nil Moliner en un concierto Iñaki Porto

Hay un Nil Moliner compositor que no solo ha trabajado para sí mismo, también para otros. ¿En la soledad de ese momento, mejor o peor que en el escenario? 

–Sabes lo que pasa, que en ambos momentos soy el mismo. El escenario te ofrece el estar con la banda, que es algo brutal. Es cierto que ir de gira con esta gente y compartir furgoneta, te da una energía que luego te llevas a los conciertos.

Han pasado once años desde la publicación de su primer sencillo en solitario, ‘Sale el sol’. Si pudiera encontrarse con aquel Nil Moliner, le diría...

Que siga haciendo las cosas con amor y que siga rodeándose de buena gente. La clave para ser feliz, por lo menos para mí, es esa.

Hay mucho positivismo y optimismo en sus canciones, pero no está el mundo precisamente en estas coordenadas. 

–No, para nada, pero solo faltaría que los inputs que tenemos en forma de canciones fueran también tristes. Podemos evadirnos durante un rato de este mundo que cada vez está más loco e intentar encontrar huecos de felicidad y de luz. Todo puede mejorar y vamos a luchar todos y todas por un mundo mejor. No está todo perdido. Creo mucho en el optimismo, en la gente y en la esperanza.

Pero viendo el contexto, tiene que ser complicado encontrar inspiración para el compositor... 

–Al contrario. El hecho de ser compositor me hace ser una persona muy observadora que se fija en los pequeños detalles. El inicio de una canción puede estar en cualquier instante. Puedes escribir una canción en cualquier sitio y situación, ya estés caminando por la calle o esperando a un avión en un aeropuerto. Viviendo se escriben canciones.

La importancia de las canciones

Volviendo al nuevo disco, ¿le está dando todo lo que esperaba? 

–De momento, el arranque de la gira está siendo increíble, brutal.

Nil Moliner Cedida

Pero es consciente de que en los conciertos hay canciones de otros álbumes que hay que tocar sí o sí. 

Nos gusta mucho ir cambiando el repertorio. Eso también nos coloca en un lugar que no siempre es el mismo y hace que no todo parezca repetitivo. Cada noche termina siendo distinta y eso es lo bueno.

Seguro que es consciente de la importancia que tienen sus canciones para personas que, en realidad, no va a conocer nunca. 

–Soy muy consciente y a la vez no. Me explico. No me quiero imponer esa responsabilidad de pensar que esta canción u otra le ha podido ayudar mucho a X o Y persona en un momento de su vida. Me encanta conocer las historias de la gente con mis canciones, pero intento no llevármelas a casa. Si lo hiciera, seguramente cambiaría mi forma de escribir por sentir tanta responsabilidad. Es verdad que igual vas a una ciudad y no tocas esa canción que tú tanto esperas... pero bueno, al final así es la música. Tenemos tanto repertorio que ya no sabes qué canciones sacar o incluir. Por eso vamos jugando con el repertorio.

Llega a Vitoria tras actuar ayer en Menorca y el viernes en el Arenal Sound. ¿Le va a dar la vida para, después del concierto, disfrutar un poquito de las fiestas? 

–Al final, estamos en muchos sitios y es complicado. Lo que yo hago, y pasará en Vitoria, será sacar mi libreta y apuntaré: volver.