"Vitoria huele a ajo”, hubiera dicho este día de Santiago, sin menor atisba de duda, la glamurosa Victoria Beckham, quien, por mucho que comparta su nombre de pila con la capital alavesa, hoy hubiera salido despavorida de la entrada del Casco Viejo.
En concreto, de la acera norte de San Francisco, junto al graderío, y a la calle Cuchillería y de Portal del Rey hasta la calle Francia, donde desde primerísima hora se han instalado 70 puestos, 13 más que el año pasado, que han puesto a la venta este condimento en el tradicional mercado de este día, provenientes tanto de Euskadi, como Aragón, La Rioja, Navarra, Castilla y León o Cantabria.
¿A cuánto están?
Porque por mucho que a la señora Beckham le disgustara su intenso olor durante los años en los que su marido jugaba en el Real Madrid, con su ya célebre frase: “España huele a ajo” y que sea la pesadilla de todo vampiro, no han faltado los gasteiztarras que han madrugado aposta para hacerse con los mejores, tras, eso sí, comprobar sus precios por los distintos puestos, que también se podían pagar con Bizum, y comprobar que estuvieran compactos, prietos y firmes.
Era la oportunidad del año para encontrar este producto indispensable de la dieta mediterránea, que puede ayudar a hacer mejor la digestión y a absorber mejor los nutrientes, bueno, bonito y hasta barato.
Y es que el protagonista de todos los sofritos se podía encontrar de todas las clases: blanco, morado, en aceite... Y también en todos los formatos imaginables. Incluso en la ristra que antaño era el bestseller de todos los formatos y que ya no se vende tanto el resto del año porque con una malla nos apañamos.
Ecológicos
Bien lo saben los productores que, por eso mismo, los han traído de varios tipos. Tal ha sido el caso de Ecoprado, llegado desde Prado (Zamora), que vendía la ristra de 15 cabezas a 10 euros, la bolsa de siete a 6 euros.
“La malla de 15 cabezas ya ha volado. Nos van muy bien las ventas, aunque el año pasado, cuando tuvimos que estar en la anterior ubicación, porque la calle (la de Portal del Rey) estaba en obras, también nos fue bien”, explicaban Xabier y Rocío.
Eso explica también que lleven seis años viniendo. Hoy, por ejemplo, instalaron su puesto a las 7.30 horas “y hemos salido de allí a las 2.45 horas, pero merece la pena”.