El comercio local continúa vigente en la capital alavesa. Claro ejemplo de ello es el tradicional mercado de productos artesanos que se despliega bajo la pérgola de la plaza de Santa Bárbara. Una cita a pie de calle que se repite cada jueves y sábado y que reúne a productores y productoras de la zona con el fin de ofrecer sus mejores elaboraciones de la temporada.

En este sentido, cerca de 30 puestos ponen a la venta, durante todo el año, una amplia gama de productos de primera calidad; desde frutas, verduras, legumbres, miel y queso, hasta aceite, vino, pan y otros derivados del mundo de la repostería.

Sin embargo, al tratarse de un mercado al aire libre, las condiciones de trabajo y de venta, en ocasiones, no son las mejores, sobre todo, bajo las inclemencias del tiempo.

Sin ir más lejos, y tal y como pudo conocer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA tras conversar con varios vendedores, los productos de algunos de estos puestos artesanos están sufriendo daños como consecuencia de las fuertes rachas de viento y lluvia tan frecuentes durante estos días. “El pasado jueves, el agua nos lavaba la cara, y el sábado, nos llevaba el viento”, expresaba Lourdes López frente a su pequeño puesto de frutos secos, vino y aceite de La Rioja.

Lourdes López, tendera de vinos y frutos secos de La Rioja Pilar Barco

En este sentido, la productora hacía referencia a cómo el factor temporal incide directamente en las ventas de cara al público. “Si hace mal tiempo y tienen que esperar, se marchan”, zanjaba.

Alejandro Sainz, agricultor del puesto de verduras de Mendavia Pilar Barco

Asimismo, en el primer puesto de verduras del mercado, Alejandro Sainz, agricultor procedente de Mendavia, mencionaba que, a pesar de estar “de primera”, por ser un lugar céntrico y continuar con la tradición de vender a pie de calle, la problemática del tiempo necesita una solución efectiva. “Aquí el viento corre por los cuatro costados, y cuando se junta con la lluvia, el agua entra hasta dentro”, explicaba.

A Ernesto Larreategui, panadero artesano del concejo alavés de Albéniz, el temporal también le está pasando factura. “He tenido que guardar el pan más de una vez por la entrada de agua”, narraba.

Ernesto Larreategui, panadero artesano de Albéniz Pilar Barco

De igual modo hacía queja Leire Ibarrola, de la quesería familiar Izoria en Ayala. En su caso, los dos productos artesanos que vende son el queso y la miel y aseguraba que, con el temporal de estos días, algunas etiquetas se han visto dañadas.

Leire Ibarrola, quesera de Izoria Baserria en Ayala Pilar Barco

Lo cierto es que, uno de los laterales del mercado, sí que cuenta con pequeños toldos desplegables, instalados hace unos años para reducir la fuerza rayos de sol en la época estival. “Deberían ponerlos también en el otro lado, para que nos protejan, aunque sea un poco, de la lluvia y el viento”.

Una petición común que ya han trasladado al Ayuntamiento de Vitoria, a la espera de una respuesta concluyente. “Es una medida que nos puede facilitar el trabajo a todos, también a la clientela”, señalaba Ibarrola.

Más problemas

A la falta de protección ante los efectos negativos del temporal, se suma los problemas relacionados con la electricidad y la carencia de baños para agricultores y baserritarras. Y es que, para que funcione la máquina de peso, los tenderos y tenderas que necesiten este servicio, deben conectar el enchufe dentro de las propias alcantarillas, dejándola prácticamente destapada. “Parece mentira que estemos en pleno siglo XXI y tengas que recurrir a la electricidad de esta forma”, protestaba.

Leire Ibarrola, de la quesería Izoria, muestra cómo deben coger electricidad Pilar Barco

Asimismo, los comerciantes también realizaron hincapié en la necesidad de instalar servicios para que no tengan que recurrir a los bares. “Llegamos a las siete de la mañana y no tenemos a donde ir al baño”, exponía la quesera. Estas dos cuestiones, al igual que la falta de toldos, también han sido trasladadas al ayuntamiento con la esperanza de obtener una respuesta resolutiva.

“La gente aprecia nuestra labor, sabe que los productos son recogidos en el día y que los hacemos para ellos”, contaba Ibarrola. Sin embargo, los comerciantes creen que el ayuntamiento debería tenerles más en cuenta. “Sentimos que no se nos cuida en la misma medida que nosotros cuidamos a la clientela. Queremos que nos tengan en cuenta y se mejoren ciertos detalles”, zanjaba.