No hay datos actualizados respecto a la actividad de las personas que piden limosna en las calles de Gasteiz.
Así que cualquier aproximación a esta realidad requiere de los límites de la cautela, porque se antoja difícil catalogar esta realidad con estadísticas fidedignas y generalizaciones fáciles.
Certezas
No obstante, sí que hay certezas, que devienen de la experiencia de aquellos profesionales que realizan su labor a pie de calle. Entre ellas, que hay personas que piden en las calles de la capital alavesa que forman parte de grupos que se aprovechan de las servidumbres de sus integrantes para llevar a cabo esta realidad ligada a la caridad humana.
Pese a la existencia de este tipo de grupos –que no coinciden con los cánones de las tramas o mafias que se aprovechan de la condición humana para monetizar sus desgracias–, lo cierto es que su incidencia en la capital alavesa “no es exagerada” en comparación con lo que sucede en otras ciudades.
Sin problemas
Así lo asegura uno de los agentes con más experiencia en el área de Seguridad Ciudadana de la Ertzaintza en Gasteiz. En principio, en ninguno de los casos su presencia en las calles genera problemas de convivencia con la ciudadanía. Incluso destacan por su servicialidad en ocasiones, ayudando con carritos y similares. Tampoco son objeto de intervenciones policiales, ya que pedir en la calle no es un hecho punible.
No obstante, los protagonistas ráramente hablan de su situación o piden ayuda para lograr reinsertarse en la sociedad, entre otras cosas, porque acostumbran a no estar empadronados en la capital alavesa. Si no hay denuncias ni evidencias claras de posibles delitos, como el de trata, “poco podemos hacer”, argumenta el citado agente.
Dos realidades
Según el criterio policial, la llegada de estos grupos responde a dos realidades diferentes. Uno, durante los días de labor y otro, durante los fines de semana y festivos.
Muy visible
Este segundo caso ha sido muy visible durante los últimos meses de buen tiempo, en los que la capital alavesa ha tenido unos datos muy esperanzadores en cuanto a la llegada de turistas desde diversas latitudes.
Entre el gentío de fechas señaladas, como los festivos, o coincidiendo con la programación de fechas especiales, como las del Mercado Medieval de Vitoria o el puente de la Constitución, ha destacado la presencia de numerosos mendigos situados en las principales calles del Ensanche gasteiztarra, que coinciden habitualmente como cauces de propios y extraños en busca de los lugares de ocio más conocidos en la ciudad.
Se trata principalmente de gente ya conocida por las propias patrullas, con orígenes en países del Este de Europa y procedencia de ciudades del entorno de Gasteiz.Otrora, Logroño y Miranda de Ebro, fundamentalmente.
“Lógicamente, en fiestas y eventos que atraen a grandes cantidades de gente, se incrementa la presencia de este tipo de mendigos. Es, por así decirlo, un mercado muy atractivo”, concreta el citado policía consultado por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Práctica puntual y diseminada
No obstante, esta práctica es puntual y diseminada en el calendario. Muy al contrario ocurre con otro tipo de grupos detectados por la Ertzaintza desde hace años y que opera coincidiendo con días de trabajo a las puertas de conocidos establecimientos comerciales, principalmente, supermercados, y usualmente, en la trama urbana central y en los polígonos industriales aledaños.
Siguen un modus operandi muy concreto y fácil de identificar. Llegan todos los días en furgonetas por la mañana y se distribuyen en las ubicaciones marcadas en el mapa urbano, preferentemente, a las puertas de conocidos supermercados de Vitoria.
Desde Bilbao
Según las evidencias acumuladas por los profesionales de la comisaría gasteiztarra de la Ertzaintza, estos mendigos llegan desde localidades de la comarca del Gran Bilbao –demarcación geográfica que incluye a la mayor parte de los municipios que baña el Nervión hasta su desembocadura–, y son originarios de países de África subsahariana, como Nigeria.
Mejores ‘puertas’
Sus zonas de incidencia, aparte de las mejores puertas del centro de Gasteiz y de sus polígonos industriales, son localidades de Cantabria, según certifica la citada fuente policial. Cada mendigo tiene asignado su puesto. No cambian con el paso del tiempo. Cuando cierran sus puertas los negocios, recogen su silla plegable y vuelven a sus lugares de origen. Lo que sí es evidente es que su presencia ha logrado desplazar a los mendigos habituales de la ciudad y que sí residen en ella.
“En ocasiones, tenemos constancia de que hay mendigos de este tipo de grupos que consiguen desligarse del mismo y que, pese a todo, siguen con la misma actividad y en el mismo sitio o cerca”, certifica el ertzaina consultado.
Ayuda complicada
Las mismas circunstancias que definen esta actividad organizada hacen que sea muy difícil de paliar por los circuitos reglados del ámbito social y en los oficiales de las Políticas Sociales del Ayuntamiento de la capital alavesa. Al no residir en Gasteiz, no son detectados por el ámbito asociativo ni por el institucional, que no pueden ejercer su trabajo. Así lo certifican desde las organizaciones católicas que habitualmente trabajan de la mano de los perfiles humanos más complicados, como Cáritas o Berakah o las congregaciones inclinadas hacia ese tipo de asistencia, confirman portavoces oficiales del Obispado de Gasteiz consultadas por este rotativo. Desde el Consistorio gasteiztarra añaden al respecto que se trata de personas con perfiles humanos muy complejos, que requieren de una actuación integral y trasversal.