Hay realidades que asustan. Otras tienden a fomentar la reflexión. La consolidación de las bandas juveniles violentas en Gasteiz facilita ambas vertientes humanas. Pese a que en la capital alavesa la incidencia de este tipo de grupos organizados es aún de perfil bajo, lo cierto es que su actividad está monitorizada a tiempo real por la Ertzaintza, que ha perfilado a sus integrantes durante los últimos siete años. Los agentes encargados de vigilar este fenómeno son capaces de hacer una radiografía de los componentes de estas bandas, como los Blood. El objetivo es saber a qué atenerse ante el riesgo de que den un paso hacia actividades peligrosas. De momento, en la ciudad, estas organizaciones, con miembros de entre 14 y 17 años, han reducido sus hechos delictivos (28 en Álava en el último año), que se ciñen casi en su totalidad a los lugares y horarios típicos del ocio nocturno.

De ese acervo criminal, los datos que manejan los investigadores de la Ertzaintza relacionados con la incidencia de bandas juveniles violentas en Gasteiz y su entorno, destacan los relacionados con lesiones y robos con violencia, que suman más del 62% del total, y que coexisten con las riñas tumultuarias y las amenazas. Por todo ello, la Ertzaintza recomienda como medida preventiva, la posibilidad de la instalar detectores de metales en las entradas a locales de ocio nocturno, para evitar la tentación de portar armas y dar seguridad a los usuarios de estos establecimientos.

Abundando sobre ese particular, la Policía Local de Vitoria anunció hace unos días que en lo que va de año ha decomisado 55 armas blancas, la mayoría en espacios de ocio nocturno. En este sentido, el edil responsable de Seguridad Ciudadana, Iñaki Gurtubai, insistía en que son tres las líneas en las que hay que seguir trabajando: presencia policial, concienciación ciudadana para que “todos asumamos que no debemos salir de casa con un arma blanca”, y procurar que los locales de ocio nocturno tengan detectores de metales.

Señalaba Gurtubai que comparte el diagnóstico de la Fiscalía de Álava, al manifestar que “en el País Vasco no es habitual que la gente salga con armas blancas a la calle; por cuestiones culturales y cierto nivel de concienciación, pero en otros mundos culturales, eso no está tan asumido y salen a la calle con armas blancas”.

En cualquier caso, un análisis estadístico de las actividades delictivas relacionadas con este tipo de bandas juveniles violentas en el conjunto de la CAV acentúa la trascendencia del fenómeno. No en vano, en 2022 se detectaron 194 hechos cometidos por estas agrupaciones, en los que participaron un total de 1.466 personas. Son 35 incidentes menos respecto al año anterior, un 15,3% menos; en los que se detectaron como autores a 115 participantes más. Por lo que, si bien cometieron menos hechos delictivos, los grupos son cada vez más numerosos.

Informe policial

Hace escasas fechas, la Ertzaintza hacía público un informe (Bandas Juveniles Violentas) en el que daba a este fenómeno un rango prioritario a la hora de entender el incremento de la actividad criminal.

Según la citada investigación, el fenómeno de las bandas juveniles organizadas no es flor de un día. Es más, según el criterio policial, esta realidad se seguirá perpetuando en el futuro en Euskadi, pese a la presión policial, a las detenciones y al control de sus movimientos, que están “dificultando sus actividades delincuenciales”.

Pese al trabajo policial, Europa Press recogía que la Policía vasca destaca en un informe “la aparente impunidad” con la que actúan sus miembros ante “la ausencia de medidas sancionadoras tempranas”, lo que supone que sigan delinquiendo hasta que los jueces decretan su ingreso en prisión. El informe explica que estas pandillas han contribuido a que se eleve el número de delitos en los tres últimos años en Gipuzkoa, territorio en el que ha crecido este tipo de actividad ilícita, mientras que ha bajado en Bizkaia y Álava.

Blood

En territorio alavés hay presencia de los Blood, mermados tras una operación de la Guardia Civil en el conjunto del Estado que decapitó la estructura de esta agrupación. Mientras en Bizkaia la pandilla violenta más activa es la de Les Derniers Salopards (LDS), integrada mayoritariamente por magrebíes y que actúa sobre todo en el área metropolitana de Bilbao. En Donostia emergen bandas de origen latino como los Blood, Crips y Trinitarios en estado todavía embrionario, en detrimento del grupo Pitbull de Egia, cuya actividad ilícita desapareció en 2022, tal como recoge un informe de la Policía vasca sobre bandas juveniles.

En todo el estado

Precisamente, las bandas de los Blood, Crips y Trinitarios, que nacieron en EEUU, están proliferando también en otros lugares del Estado y se nutren, sobre todo, de menores de familias desestructuradas o con graves carencias familiares. Además, se sirven de las redes sociales para su captación y expansión. El informe de la Ertzaintza hace una previsión sobre el futuro de esta actividad delictiva en Euskadi, para afirmar que la irrupción de nuevas pandillas violentas de jóvenes, la consolidación de las ya existentes y el asentamiento de bandas juveniles internacionales, que ya han irrumpido en la CAV, “son cuestiones que probablemente vayan a continuar desarrollándose”.

“Perfil dinámico”

Además, destaca “el perfil dinámico de este tipo de grupos”, ya que, “ante el declive o la paulatina desactivación de algunas de las bandas juveniles, aparecen nuevos grupos juveniles violentos, caracterizados por estar compuestos por varones muy jóvenes, donde la mujer es prácticamente invisible y es presentada como un mero objeto en su composición”.

En este sentido, el informe policial subraya “la constante renovación de este fenómeno juvenil” que se ve reflejada “con la incorporación de nuevos jóvenes a las pandillas ya existentes o en la formación de nuevas bandas, cuyos componentes se inician a edades muy tempranas”, a los 13 años o menos.

Componentes

Respecto a la tipología de los componentes de este tipo de agrupaciones, la experiencia policial avala que alrededor del 55% de sus componentes han nacido en el extranjero. Además, los hombres acaparan la totalidad de la actividad ilícita, mientras que las mujeres se sitúan en un nivel muy inferior de participación en estos grupos.