Su propuesta y puesta en marcha trajo la controversia desde el primer momento. Como ya anunció el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, los famosos bidegorris dejan atrás su clásico color rojo para dar paso al negro.
Su aparición es progresiva, pero el cambio de ‘look’ ya se puede ver en los carriles bici de la Avenida Olarizu, del Parque Arriaga, de Micaela Portilla y, más recientemente, el parque del Prado. Beatriz Artolazabal, concejala de Espacio Público y teniente de alcalde, explicó así la decisión tomada por el Consistorio: “El asfalto rojo funciona peor, se disgrega, se sueltan las piedrillas con mucha más facilidad que en el negro, lo que hace a su vez que sean más peligrosos y menos seguros para las personas usuarias. Además envejece peor y el mantenimiento debe de ser mayor”.
Por otra parte, el asfalto rojo cuesta más del doble que el negro. Esta medida se aplica desde hace tiempo en ciudades referentes en movilidad sostenible como Copenhague.
Más colores que el negro
Colectivos ciclistas denunciaron que al dejar negros los bidegorris se pondría en una posición más vulnerable a los usuarios, ya que no serían tan distinguibles y, por ende, seguros.
Por ello, Artolazabal confirmó que su departamento y la concejalía de Tráfico examinarían "aquellos cruces que puedan resultar más peligrosos o conflictivos por estar en rotondas, por donde circulan autobuses, tranvías o coches” y que los pintarían de un color “diferente” al asfalto. Lo que no se sabe, por ahora, es qué color será ese.