Las fiestas de La Blanca en Vitoria han atravesado un domingo de extremos, del reposo inicial en el recuerdo a los celedones de oro fallecidos al vértigo y los derrapajes de las goitiberas en la cuesta de San Vicente.

El tercer día de las fiestas suele ser más tranquilo cuando cae en laborable, pero hoy es domingo, así que nadie se ha quedado en casa. Además, el fresquito -veinte grados de máxima- invita más a ir a los bares que a la piscina.

Tras una noche calmada, sin incidencias destacadas, el día ha arrancado con el recuerdo a los celedones de oro fallecidos en el cementerio de Santa Isabel.

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En imágenes: Ofrenda floral a los Celedones de Oro fallecidos Jorge Muñoz

Pronto se ha tornado más revoltoso, con las vaquillas y, sobre todo, las goitiberas, que un año más han descendido con los pilotos con más o menos cara de velocidad derrapando por la cuesta de San Vicente.

Unos con éxito y entre ovaciones, como el piloto disfrazado de Asier Villalibre con trompeta y todo; otros, contra los fardos de paja en la curva, y todos, con casco y los vehículos tuneados.

Muchos han bajado por parejas, con el "copiloto" equilibrando el vehículo detrás al tomar las curvas, muy "profesional".

No tienen la aerodinámica de la fórmula uno y a unos cuantos ha habido que empujarles para llegar a la meta de la calle Olagíbel, pero risas han provocado un montón.