El escenario del tercer ejecutivo foral liderado por el político jeltzale le sitúa en un tablero donde el gobierno de coalición, PNV-PSE con 24 junteros, no dispone de la mayoría absoluta. La búsqueda de los dos votos necesarios para sacar adelante relevantes cuestiones como los presupuestos anuales, hincar el diente a la esperada reforma fiscal o el modo de articular el impuesto para las grandes fortunas va a obligar a Ramiro González a buscar esos apoyos realizando un ejercicio de entendimiento, diálogo y acuerdo con las tres formaciones de la oposición. Ramiro González atiende a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y ahonda en el camino a recorrer los cuatro años próximos para consolidar el avance del territorio.

La fotografía que dejan las urnas ofrece la posibilidad de adentrarse por tres caminos a la hora de llegar a ese consenso y acuerdo que demandó el jueves para los temas más relevantes del territorio.

–Dependerá de la disposición de unos y de otros. El gobierno foral ha definido su hoja de ruta en el acuerdo de legislatura junto al PSE. A partir de ahí intentaremos ir abriendo vías de diálogo con las formaciones que así lo quieran hacer.

De sus palabras en el discurso de investidura se deduce que para llegar a acuerdos con EH Bildu o PP, ¿tendrán que rebajar esa actitud de polarización y confrontación de la pasada legislatura?

–Confío en que una vez pasadas las elecciones generales del 23 de julio esa pretensión de confrontar desaparezca. Las tres formaciones de la oposición (EH Bildu, PP, Elkarrekin) pueden ser útiles, si quieren serlo. Confío, repito, en que decidan ser útiles a sus votantes y también a Álava estando en disposición de negociar y acordar con el gobierno foral.

Celebradas las elecciones del próximo día 23 y con la vuelta a la actividad de las Juntas Generales en septiembre, ¿espera que se rebaje y mitigue ese clima de polarización y confrontación?

–Confío en que así sea. La sociedad quiere que trabajemos para solucionar los problemas y eso quiere decir dialogar y acordar. Espero que las tres formaciones políticas, tras manifestar en la investidura de manera legítima su posición, estén dispuestas a sentarse a negociar. Yo, desde luego, voy a hacer lo posible y dialogaré con las tres.

Son cuatro años decisivos para consolidar el despegue previo del territorio, a pesar de haber padecido una pandemia y estar aún inmersos en la guerra de Ucrania.

–Álava está en una muy buena posición. Económicamente hay muchos proyectos en marcha y grandes perspectivas para el futuro. También en políticas sociales se ha avanzado y hay que finalizar proyectos. Tenemos además el reto de la transición energética y el cambio climático. De cara a estos cuatro próximos años, hasta 2027, lo fundamental será culminar esos tres grandes procesos. Esa finalización se producirá de una manera o de otra, en función de las políticas que se hagan desde la Diputación. Por eso me parece tan importante el papel de los partidos de la oposición de intentar ayudar, colaborar y llegar a acuerdos con el gobierno foral.

La fiscalidad fue uno de los puntos que acaparó la sesión de investidura. ¿Cómo se va a articular su reforma para lograr una redistribución mejor y más justa de la riqueza?

–Es una reforma que se va a hacer de forma armonizada entre los tres gobiernos forales. Hay que ponerse a trabajar y darse un tiempo para establecer cuáles son las modificaciones tributarias más necesarias para el futuro del territorio. Hace falta analizar con datos el comportamiento de la fiscalidad en los últimos años y tener también en cuenta que esa fiscalidad debe de ser capaz de incentivar y mantener los niveles de inversión, así como generar los recursos necesarios para mantener unos servicios públicos de calidad.

El comportamiento de la fiscalidad ha sido bueno en una legislatura complicada como la pasada y su evolución en el presente ejercicio mejora los registros del anterior.

–Sufrimos un descenso brusco en la recaudación al inicio de la pandemia, en marzo de 2020, porque se paró toda la actividad. Después se ha ido recuperando de manera importante hasta tener un crecimiento significativo. Este hecho demuestra que la fiscalidad que tenemos hoy en día ha sido capaz de dar respuesta al gran reto que supuso la decisión política de incrementar el gasto público para atender las necesidades de personas, familias y pequeñas empresas en la situación de crisis extrema como la que supuso la pandemia en el año 2020.

En esta cuestión, desde el grupo EH Bildu se apunta a que ya existe un acuerdo con el PP para poder sacarlo adelante.

–Hay una estrategia política marcada por EH Bildu y que no piensa en el país, sino en su interés electoral y hacer ver a la sociedad vasca que el PNV está pactando con el PP. Es una cuestión que no responde a la realidad y en el debate de investidura señalé los 78 acuerdos firmados entre EH Bildu y el PP durante la pasada legislatura. Además fueron acuerdos que no mejoraron Álava. Lo que espero es un cambio de conducta y que EH Bildu, en lugar de estar en la confrontación permanente intentando poner vetos, esté en el acuerdo con el gobierno foral.

Otro compromiso adquirido fue aprobar la norma foral que regule el impuesto de las grandes fortunas y se va a contar para ello con toda la legislatura como margen.

–Lo que hay es un compromiso adquirido por el PNV y PSE de aprobar un proyecto de norma foral que aborde la aplicación de este impuesto en los territorios vascos. Abordaremos de manera inmediata las negociaciones internas entre las dos formaciones para ver cuál es la mejor fórmula para aprobar ese proyecto de norma foral.

En ambos casos se va a requerir estabilidad, rigor jurídico y consenso.

–La fiscalidad exige esos tres elementos. Hay que hacer cambios fiscales cuando se demuestran que son necesarios. Hay la tentación de emplearla además como un instrumento político e ir a elecciones anunciando bajadas de impuestos. Creo que debe imponerse el sentido común, hacer un análisis serio, riguroso y tomar después medidas con vocación de permanencia en el tiempo.

Los cuidados y atención a una población cada vez más envejecida vuelven a ser determinantes y habrá equipamientos como la nueva residencia de Salburua con el centro de investigación sobre el envejecimiento. ¿Qué tarea se va a realizar allí?

–Tanto la residencia como ese centro pretenden ser un apoyo, a lo largo de esta legislatura, para las nuevas políticas de cuidados que queremos impulsar en Álava. Hemos avanzado en los últimos años en centrarnos en las necesidades de las personas y la cercanía. Eso es lo que vamos a seguir haciendo, aumentado el número de plazas de responsabilidad pública y mejorando las condiciones de las personas cuidadoras.

Con 245 nuevas plazas residenciales de responsabilidad pública creadas entre 2019 y 2023, ¿cuántas se plantea crear los próximos cuatro años?

–Las primeras que hay previsto crear son esas de la nueva residencia de Salburua. Habrá más plazas concertadas y, sobre todo, habrá un incremento en el porcentaje que suponen las plazas de responsabilidad pública en el total de las plazas residenciales y un modelo único en todas las residencias de Álava, con independencia del modelo.

En el sector primario sigue latente el pulso entre Viñedos de Álava y la DOCa Rioja. ¿Qué desenlace atisba?

–Lo importante es ser capaces de avanzar en torno a dos cuestiones que todo el mundo comparte en Rioja Alavesa. La necesidad de seguir mejorando la calidad y de diferenciar los vinos de Rioja Alavesa. En eso hay unanimidad en la comarca. En cuanto a la forma concreta en la que esa diferenciación se produzca, creo que lo importante es durante los próximos años que esa diferenciación sea efectiva y real. Es decir, que el consumidor tenga claro que es un vino de Rioja Alavesa y lo pueda diferenciar cuando lo adquiere o pide en un bar y que tengamos la capacidad de tomar decisiones propias sobre un espacio de la Denominación Rioja, que es diferente a los demás y merece un tratamiento diferente.

También la industria va a estar ante un nuevo panorama con la necesidad de encontrar relevo y mano de obra de calidad ante la oleada de jubilaciones en la próxima década para cubrir 30.000 puestos de trabajo.

–Otro de los retos del territorio es atender la necesidad de personas formadas para ocupar los puestos que va a haber en la industria. Debemos tener capacidad para acertar en los procesos de formación, acertar en las titulaciones y grados ofertados para que las empresas ya instaladas aquí y las nuevas que vengan, dispongan de mano de obra suficiente. Si esto se hace bien vamos a tener una situación de pleno empleo y un empleo de calidad.

Esa demanda de empleo llega en un momento donde se acumulan los grandes proyectos industriales e inversiones millonarias en Álava.

–Somos un territorio capaz de atraer las inversiones más grandes de la historia en materia industrial. Al mismo tiempo es un territorio preparado para abordar la transformación que se va producir en la economía del futuro. El esfuerzo que tenemos que hacer es retener y atraer el talento, de manera que podamos garantizar que no solo esas inversiones, sino otras vayan llegando y consoliden esa nueva economía que se está empezando a implantar en Álava.

Anunció también la aplicación de las conclusiones de la ponencia sobre implantar pago en vías de alta capacidad. ¿Hay que hacerse a la ida de que tocará rascarse el bolsillo para circular por ellas?

–El mantenimiento de las carreteras supone un coste importante para los alaveses y se produce por el desgaste que generan vehículos que no son de Álava y en muchas ocasiones son internacionales. La ponencia determinó implantar algún modelo de pago por uso. La concreción de ese pago se hará durante esta legislatura y la implantación de ese pago por uso se hará durante esa legislatura. Vamos a ver quiénes pagan, en qué vías se abona y de qué manera. Eso es lo que hay que ir determinando a lo largo de toda esta legislatura en esta cuestión.