Las amenazas, insultos e e incluso golpes que sufren las madres y padres de mano de sus hijos siguen siendo un problema invisible de esta sociedad, casi tabú, ya que apenas se habla de él, debido a ese sentimiento de culpa y vergüenza que sienten sus progenitores. Sin embargo, es un problema mucho más común de lo que se cree, como muestran las 71 familias, con hijos de 12 a 17 años, que desde 2017 han pasado por el Programa de Intervención Precoz en Violencia Filioparental del Ayuntamiento de Vitoria. Nueve de ellas lo hicieron en 2022. Ello supone una veintena de madres y padres, nueve adolescentes, más sus hermanos. Y en este mes de marzo se ha puesto en marcha el siguiente grupo con siete familias.
"Las familias sufren, pero también los hijos"
“Las familias no deben tener miedo a pedir ayuda. Les animamos a que recurran a nuestros servicios sociales, donde sabemos escuchar y dar apoyo y les trasladamos el mensaje de que es posible tanto el abordaje como la solución del problema. Debemos tener en cuenta que las familias sufren, pero también sufren los hijos e hijas, que con sus actitudes agresivas están diciéndonos que tienen un problema. Es una señal de alarma que debemos atender. Las familias necesitan herramientas y estrategias para manejar las emociones y comportamientos violentos de sus hijos e hijas. Con este programa se las facilitamos, prevenimos la aparición de estos episodios y, si se producen, hacemos que disminuyan”, declara el concejal de Políticas Sociales, Jon Armentia.
Agresividad
Lo que tienen en común estos chavales, como explica la jefa del Servicio de Infancia y Familia de Gasteiz, Susana García, y Batirtze Egia, educadora social y gestora de esta este programa, son los comportamientos agresivos que tienen hacia sus progenitores, dados sus problemas a la hora de gestionar su ira y frustración.
“Se debe a factores internos, por las propias dinámicas de la familia que generan roces entre ellos; o por factores externos, relacionados con problemas con amistades, colegio, o consumos... Como no tienen herramientas para gestionarlo, lo llevan a casa en forma de rabia y agresividad”, aclara Egia.
“En el fondo, hay una dinámica relacional en la familia que no funciona bien porque ni los hijos ni los padres tienen herramientas para saber enfrentarse a esa situación. Con este programa intentamos llegar a esas primeras violencias, que suelen ser más de tipo psicológica en sus inicios, para evitar que la situación se agrave”, añade García.
Es cuando se altera la dinámica de poder en casa porque el adolescente intenta tomar el control: “Puede empezar con una desobediencia, luego alguna humillación, amenazas, lo que lleva a insultos... Hay un par de claves en la violencia filioparental: que este tipo de conductas agresivas perdure en el tiempo, es decir, que no sean puntuales, y que tengan una intencionalidad, porque el chaval ejerce esa violencia para conseguir cosas. Las familias sienten vergüenza y culpa, pero una problemática así es muy difícil de resolver en el ámbito privado”, subrayan.
Formación
Pero, como insisten, ninguna familia está libre de sufrirla. “Según los informes de la Universidad del País Vasco, que es a la que se encargó elaborar este programa al ver el incremento de casos, un 49,25% de los padres tiene FP o Bachillerato, un 26,8% estudios universitarios y un 23,9% estudios primarios. El 81,5% estaban empleadas y a nivel de ingresos, ganan más de 3.000 euros al mes (un 28,3%), de 1.000 a 1.500 (17%), de 650 a 1.000 (17%), y de 1.500 a 2.000 (9,4%)”, puntualizan.
En el caso de los adolescentes participantes, su media de edad es 14,5 años, un 65% son varones, quienes ejercen más violencia física, frente al porcentaje restante (35%), que son mujeres, y que, a diferencia de ellos, tienden a amenazar e insultar más. El 27% de ellos presenta problemas de sintomatología clínica, como ansiedad, depresión o falta de sueño.
Intervenciones
Con el fin de trabajar la escucha y la empatía a través se trabaja a través de tres tipos de intervenciones: el grupo con adolescentes (16 sesiones), el de madres y padres (11 sesiones) y el de las propias familias (8 sesiones, e incluye también a los hermanos).
Los resultados avalan la eficacia de esta terapia, que suele rondar los seis meses de duración, ya que tras ella, disminuye la violencia psicológica; la disciplina agresiva entre progenitores, se reduce la sintomatología depresiva en todos los participantes; aumenta la empatía y la satisfacción vital; se reduce el conflicto familiar y se mejora la relación familiar.
“Esta mejora de la situación se mantiene incluso meses después de la intervención. No solo porque hayan bajado las situaciones de agresividad; también porque vemos que mejora la relación entre los miembros de la familia”, remarca el edil de Políticas Sociales.
Aparte, se ofrecen sesiones de refuerzo para ponerse al día con los contenidos, si se ha faltado a alguna sesión, y también hay sesiones de asesoramiento como apoyo extra.
En el teléfono 647 304 752 se puede obtener más información de este programa municipal.
Al detalle
El programa. Pretende reducir o eliminar problemas de comportamiento en el hogar para prevenir la violencia filioparental física o psicoemocional grave en el futuro. Para ello, el Servicio de Infancia y Familia del Ayuntamiento de Vitoria realiza tres tipos de intervenciones: en grupo con familias (8 sesiones), con los adolescentes (16 sesiones) y con adultos (11 sesiones). En casa una de ellas hay un psicólogo diferente. La periodicidad es semanal. El objetivo es fomentar las habilidades y recursos psicológicos que permitan al adolescente y sus padres/madres afrontar las situaciones cotidianas de una manera más adaptativa. Esta terapia dura unos seis meses, pero aparte, se ofrecen sesiones de refuerzo y de asesoramiento, en caso de ser necesario.
A quién va dirigido. A familias con adolescentes entre 12 y 17 años. El lugar donde se imparte son los locales de IPACE de la plaza del Renacimiento, 9, plaza 2ª, oficina 12. (Vitoria-Gasteiz).
Datos de participantes. El programa empezó en 2017 y desde entonces han pasado 71 familias, lo que hace un total de 228 personas. En 2022 participaron 9 familias, lo que equivale a una veintena de progenitores, nueve adolescentes más sus hermanos.
Perfil del adolescente. La media de edad de los participantes del programa es de 14,5 años. La mayoría de ellos son chicos (un 65%), quienes ejercen más violencia física. Las chicas, en cambio, que suponen un (35%), tienden a amenazar e insultar más. El 27% de estos adolescentes presenta problemas de sintomatología clínica: ansiedad, depresión o falta de sueño.
Familias participantes. El 23,9% de los padres tiene estudios primarios, FP o Bachiller (49,25%) y estudios universitarios (26,8)%. El 81,5% estaban empleadas y a nivel de ingresos, un 28,3% gana más de 3.000 euros al mes, un 17% de 650 a 1.000 euros al mes, y de 1.000 a 1.500 (17%) y de 1.500 a 2.000 (9,4%).
Teléfono de contacto del programa. Es el 647 304 752
Taller informativo. Para dar a conocer mejor este programa, habrá un taller gratuito informativo preventivo en el centro cívico de Lakua el próximo 25 de mayo, a las 17.30 horas.
La cifra
14,5 años. Es la media de los adolescentes participantes.