Muchos fieles se preguntan estos días por qué el famoso belén de la iglesia de los Padres Carmelitas de Vitoria sigue iluminado y con música en su ubicación de la capilla de San José. Normalmente por estas fechas los montadores ya han recogido y guardado todas y cada una de las piezas que forman este nacimiento, de obligada visita Navidad tras Navidad, que recuerda el nacimiento de Jesús en el pueblo de Belén.
Historia
Este santo convocó un poco antes de la media noche del día de Nochebuena a los frailes con los que vivía y se dirigieron en cortejo al lugar escogido, entonando canciones de Navidad, acompañados por los aldeanos de las localidades cercanas llegando al lugar donde San Francisco había montado el Nacimiento. “Reinaba allí un sobrecogedor ambiente de sacralidad y de paz. Sólo el frío resultaba un poco molesto” recuerdan las crónicas. Allí se celebró la Misa del Gallo con el altar colocado delante del pesebre, con una imagen del Niño Jesús a tamaño natural y a los lados una mula y un buey.
La respuesta se encuentra en el octavo centenario del primer Belén de la Historia. En el año 1223, San Francisco de Asís se encontraba peregrinando camino de Roma y al llegar, el Papa Honorio III le autorizó poder celebrar la Navidad como el santo italiano pensó, de forma hasta entonces desconocida: a través de una representación a escala del misterio de la encarnación.
Cerca de Roma
Para ello escogió un bosque en las cercanías de la aldea de Greccio, cercano a Roma. Quince días antes de la Navidad, San Francisco así lo confirmó: “Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis propios ojos lo que vivió en su invalidez de niño, imaginando cómo fue reclinado sobre el heno en el pesebre, entre una mula y un buey”.
“Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis propios ojos lo que vivió en su invalidez de niño, imaginando cómo fue reclinado sobre el heno en el pesebre, entre una mula y un buey”
Homilía
Allí, frente al primer Belén de la Historia, San Francisco pronunció su histórica homilía belenística. Tiempo después, en este mismo lugar se construyó una capilla que ha llegado hasta nuestros días y que es considerada la cuna de la tradición del belén, muy arraigada en Vitoria-Gasteiz y en muchos pueblos de Álava.
Cientos de hogares en nuestro territorio recrean con figuras sencillas el nacimiento como un símbolo más de la Navidad. También las iglesias, como esta de Nuestra Señora del Carmen, la cual cada diciembre abre las puertas de su claustro para la tradicional exposición de belenes, organizada por la Asociación Belenistas de Álava.
Celebración centenaria
Así, para sumarse a esta celebración centenaria, los padres carmelitas han querido dejar durante todo el año su principal recreación del Nacimiento de Jesús, obra del vitoriano Pedro Pablo González Mecolay, hijo y nieto de belenistas y fundador de la Asociación Belenista de Álava. Este Belén a escala que está ubicado dentro de la iglesia, en la capilla lateral izquierda del altar mayor, dedicada a San José, consta de todo tipo de detalles, con figuras procedentes de varias partes del mundo, muchas de ellas italianas, y es montado a mano de manera minuciosa Navidad tras Navidad por González Mecolay desde el año 1984.
Patrimonio inmaterial
Por ello, tanto esta congregación carmelitana como desde la Diócesis de Vitoria invitan a todos los ciudadanos a visitar durante el presente año este Nacimiento para seguir dando valor al belenismo, declarado por el Ministerio de Cultura en 2022 Patrimonio Cultural Inmaterial. Además del de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que se mantiene este año de manera excepcional, la Catedral Nueva tiene en su nave lateral derecha un belén napolitano, parte de la colección del Museo de Arte Sacro, y que también puede contemplarse de manera continuada desde hace más de 20 años.