La localidad de Antoñana ha recuperado la tradición de la carbonera aunque este año ha sido a través de una representación teatral realizada por los propios vecinos de la localidad. Este fin de semana, un grupo de vecinos han mostrado cómo se realizaba la carbonera, siguiendo todos los ritos ancestrales con los que los pueblos se suministraban de carbón vegetal para numerosas actividades de la vida cotidiana.

Antoñana rememora el oficio de carbonero

Y en esta ocasión lo han hecho para poder recaudar fondos solidarios para ayudar a la asociación ELA, un apoyo que impulsa con fuerza desde la comarca de Montaña Alavesa Unai Rodríguez, autor de un libro sobre esta materia y afectado por la enfermedad. Junto a las aportaciones por acudir a ver la representación, los vecinos también prepararon una cena ligera a base de bocadillos y un pequeño festejo musical con gran afluencia de jóvenes.

Antoñana rememora el oficio de carbonero

Las carboneras eran los tradicionales medios con los que los pueblos con monte y arbolado podían lograr carbón vegetal aprovechando las maderas del lugar. En el año 2019, un grupo de vecinos de Antoñana, coordinados por Koldo Berruete, decidieron recrear una carbonera para mostrar a vecinos y visitantes cómo se realizaban esas instalaciones que, tras un largo proceso, permitían a los vecinos de los pueblos el tener carbón vegetal para estufas o para la cocina.

Aquella txondorra, la carbonera, se construyó bajo la supervisión y consejos de Luis Ochoa de Ocáriz, en otro tiempo carbonero de Zúñiga y hermano de Tasio, el célebre carbonero inmortalizado en la película de Montxo Armendáriz. Se encendió el 8 de junio de aquel año, no sin antes haber trabajado activamente en el monte recogiendo los materiales adecuados: desde restos de madera de encina hasta la tierra necesaria para cubrir el montón de madera a modo de horno.

Durante ese tiempo previo al encendido los carboneros armaron la gran pila de madera de encina, leño a leño, en torno a una gran pica que, una vez extraída, conformó la chimenea. Sobre la madera, abarras de boj tapadas con tierra para crear así una cazuela natural donde, una vez prendida, se produjo la lenta combustión de la leña hasta convertirse en negro y valioso carbón vegetal. Un proceso que dura aproximadamente entre 13 y 15 días hasta la extracción final

De esta manera, durante 14 días, alrededor de 4.000 kilos de encina se cuecen para obtener carbón y al apagarse, se extrae el carbón. Toda esta historia sirvió para realizar aquella primera escenificación, al igual que la de este fin de semana a base de música, bailes, teatralización y lectura de textos escritos a partir del testimonio de Luis Ochoa de Ocáriz.

Luis Ochoa de Ocáriz, natural de la vecina localidad de Zúñiga y viejo carbonero durante su larga vida, siguió y apoyó todo el proceso de elaboración de la carbonera. Palabras y expresiones como choca, leña civil, dar betagarri, tierra de carbonera o ripio se han hecho familiares ya en Antoñana. Especialmente entre quienes participan en este trabajo que muchos reconocen como términos familiares a partir de la película Tasio, personaje basado en Anastasio Ochoa de Ocáriz, hermano de Luis.