La cuadrilla Siberiarrak protagonizó ayer uno de los momentos más entrañables del programa festivo con la visita a la residencia Albertia Campus y trasladar al medio centenar de residentes del complejo la alegría de la jornada dedicada a la Virgen Blanca.

Siberiarrak es uno de los colectivos más jóvenes del mosaico de cuadrillas, pero con una clara vocación hacia los temas solidarios. En los cuatro años de vida del colectivo “siempre reservamos un hueco para una iniciativa como esta”, explicó el representante de Siberiarrak, Alberto Rodríguez, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA antes de atravesar la puerta de la residencia. “Este año además hay más ganas que nunca de estar con nuestros mayores, después de los dos años de pandemia que hemos vivido y con la especial incidencia que ha tenido en las residencias”, significó Rodríguez.

Esta predilección por los temas sociales de Siberiarrak está entre los mandamientos que deben seguir sus blusas y neskas. Participar de esta visita a los mayores es “tan obligatorio como acudir a los paseíllos o los almuerzos y comidas de la cuadrilla”, concretó Alberto Rodríguez. Para dejar constancia del momento los cerca de 170 Siberiarrak posaron a las puertas de Albertia Campus, junto a los integrantes de la txaranga, antes de acceder al patio interior y desplegar, por espacio de una hora, el repertorio de pasodobles y melodías más populares ante una audiencia totalmente entregada y ansiosa por vivir La Blanca. Cumpliendo las normas de seguridad del centro, se fueron turnando los blusas y neskas para acceder al patio y portando todos la obligatoria mascarilla para proteger a los residentes

Inolvidable cumpleaños

Minutos antes de las 11.30 la txaranga que acompaña a Siberiarrak empezó a tocar su repertorio en el patio de la residencia. Lo hizo con una pieza especial para felicitar a Pablo Albizua por su cumpleaños. No pudo evitar las lágrimas al ver cómo un blusa y una neska se acercaron hasta el para hacerle entrega de un ramo de flores como homenaje de todos los Siberiarrak. Nada menos que 90 jornadas de La Blanca ha contemplado un Pablo Albizua nacido en la cercana Murua, pero durante muchas décadas residente en Gasteiz. Aún con los ojos vidriosos reconoció “no esperar este detalle” que ya ha convertido en una “jornada inolvidable” las nueve décadas en las que lleva soplando las velas durante la especial jornada de La Blanca.

Otra de las residentes que vivió con intensidad y emoción la visita de Siberiarrak fue Josefa Pinedo, conocida por todos dentro de la residencia como Pepi. Impecablemente vestida con un traje azul cielo, a esta apasionada de la fiesta y el baile, natural de Valdegovía, los dolores en su pierna izquierda la impidieron abandonar por unos instantes su silla de ruedas. A pesar de ello seguía con ritmo y entusiasmo todas y cada una de las piezas que la animada txaranga de la cuadrilla iba encadenando sin descanso. La jornada de ayer fue especial para los residentes de Albertia, y también el segundo día de fiesta. Como en el resto de Gasteiz, organizaron su propio pregón en la mañana del jueves y anticipándose al descenso de Celedón. Pepi fue una de las encargadas de ofrecer ese pregón, en el que animó a todos sus amigos y compañeros a “disfrutar y pasarlo muy bien estos días”, recordó ayer. Esta alavesa, residente en Bilbao durante muchos años y donde allí nacieron sus cuatro hijos, lleva dos años en Albertia y agradece las “visitas diarias” de sus vástagos como mejor manera de sentir su cercanía y compañía. En las palabras de Pepi, se acordó también del personal de la residencia que se preocupa y atiende su salud con los cuidados del fisioterapeuta y las visitas médicas. No olvidó tampoco sus orígenes y la “casa que tengo en Valdegovía, a la que no voy desde hace ya tres años”, lamentó con resignación y esperando romper pronto ese largo periodo de ausencia.

Otra de las pregoneras en la jornada del jueves fue Fidela Ortega. Están siendo para ella sus primeras fiestas de La Blanca, desde que hace 8 meses llegara a Vitoria. Como el resto de sus compañeros incidió en la “ilusión y alegría” que se vive dentro del complejo y la llamada a “disfrutar de La Blanca” con la que arengó a los residentes. “Ahora estoy disfrutando aquí y estos días, todo lo que anteriormente no he podido hacerlo cuando estaba en casa”, remachó Fidela, también elegantemente vestida. Las jornadas de fiesta también se perciben cuando se sientan a la mesa con el menú ofrecido estos días. El jueves bebieron cava y ayer hubo goxua de postre.