En el último mes las principales arterias de la red viaria ayalesa –la carretera A-625, en el tramo que conduce de Llodio a Amurrio y Orduña, y la A-624, que conecta Amurrio con Ayala y Artziniega– han vuelto a copar titulares en materia de siniestralidad vial, nada halagüeños. De hecho, en la primera falleció el 30 de junio una persona y otras cuatro resultaron heridas a consecuencia de una colisión múltiple registrada en la subida hacia Luiaondo, en la que se vieron implicados un bizkaibus, un camión y una furgoneta; mientras que en la segunda, escasos días después (10 de julio), hubo que lamentar otro fallecido a raíz de la salida de la calzada que protagonizó un turismo, a la altura del punto kilométrico 53, en sentido Artziniega.
En ambos casos, la Ertzaintza procedió a abrir diligencias para esclarecer las circunstancias de sendos accidentes y DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha decidido tantear la opinión de diversos colectivos usuarios de ambas vías y el veredicto es, prácticamente, unánime: “Corremos demasiado”. Y es que se da la circunstancia que en ambas vías las instituciones han realizado en las últimas dos décadas inversiones millonarias –con mayor o menor acierto dependiendo de a quién se pregunte y de qué tramo concreto se hable–, que han llevado a que sus trazados, firmes o señalización actuales poco o nada tengan que ver con los que en 2003 llevaron a poner en marcha un plan integral de seguridad vial para los 182 kilómetros de infraestructuras viarias de la Cuadrilla de Ayala.
20 años de obras
El plan fue articulado por la Diputación Foral de Álava, en colaboración con la Asociación Española de la Carretera, tras constatar que los accidentes con víctimas en esta comarca se habían triplicado entre 1995 y 1999, cuando se registraron 183 siniestros con víctimas, de los cuales 23 fueron mortales. Entre las medidas correctoras que se propusieron abordar, con proceso de participación ciudadana incluido, se encontraban la construcción de la variante Este de Amurrio en la A-625; el acondicionamiento y mejora de trazado en varios tramos de la A-624; la mejora de la señalización en la variante de Llodio, y del firme en la A-3634 en Llanteno; o modificaciones en la rotonda de la A-624 a su paso por Artziniega. Es decir, mejoras de toda la red viaria ayalesa, que se han ido abordando con el tiempo, y a las que se han ido sumando otras de gran calado como la travesía de Respaldiza y la remodelación del acceso norte de Amurrio, que ha sacado del centro urbano el tráfico en dirección a Ayala.
“La A-624, en intensidad de tráfico, no tiene nada que ver con la A-625. Hablamos de una carretera de una zona tranquila, en la que no hay casi camiones y cuyo firme y señalización están bien, en general, ya que siempre caben mejoras en cruces como el de Zuaza, de escasa visibilidad. Lo que pasa es que aquí hay mucha gente mayor, y luego chavales que corren mucho porque saben de sobra que los controles, por radar móvil, en áreas como el cruce de Izoria, la ikastola Etxaurren o Respaldiza, son muy esporádicos. Y si no hay autoridad, no se cumplen las normas”, opina un residente de la zona rural del municipio de Ayala, que también saca a relucir que “se da la circunstancia que el último fallecido tenía cierta edad y que casi todos los accidentes están viniendo por distracciones al volante o vahídos de conductores, por las circunstancias que sean. Vivimos en una sociedad acelerada, y todos corremos mucho, yo incluido”.
Variante de Saratxo
Otra mejora viaria que está en boca de toda la comarca es la polémica variante de Saratxo, que tras dos años de obras y una inversión de 21 millones de euros, se abrió al tráfico el pasado 24 de mayo, con la esperanza de no tener que volver a hablar de más pérdidas humanas y dejar atrás el trágico balance que arrastraba el antiguo trazado, pues en el periodo 2007-2021 registró un total de 172 accidentes de tráfico, de los que 61 se saldaron con víctimas de diversa consideración. En concreto, seis personas fallecidas, cinco heridas graves y 84 heridas leves, en un tramo por el que circulan cada día 7.000 vehículos, con importante paso de camiones dada la notable concentración de empresas.
“Desde que la han abierto, se llega de Amurrio a Orduña bastante rápido. Ha supuesto un destrozo de tierras excesivo para el sector primario, por supuesto, pero la carretera es amplia y ha quedado bien. Y lo mismo opino del tramo de Luiaondo a Llodio: la carretera está bien y los accidentes se dan por exceso de velocidad”, apunta otra vecina que, por trabajo, transita a diario por estos tramos.
Sin embargo, desde varios colectivos ven pegas. “Pese a la fuerte inversión realizada en Saratxo, seguimos con guardarraíles asesinos, que se siguen poniendo sin pensar en nosotros; eso sin olvidar que la gente conduce fatal, se pisa mucho la raya blanca y se corre de más”, opina una motera. Mientras, un camionero saca a relucir que, en sentido Orduña-Amurrio, “tenemos que seguir parándonos en mitad de la calzada para acceder al polígono de Inauxa o Megatech, han ensanchado algo pero sigue igual, y se supone que uno de los objetivos de esta macroobra era dar solución a los polígonos industriales”, esgrime.
Próximas inversiones
De hecho, esta obra ha incidido especialmente en la construcción de un nuevo enlace a desnivel de Amurrio Sur, que habilita accesos seguros a los polígonos industriales de Aldaiturriaga, Kalzadako y Tubacex, pero en el polígono de Saratxo solo se han mejorado los accesos. Asimismo, para muchos vecinos de la zona de afección (Saratxo y Lekamaña) la intervención ha traído un mayor aislamiento de las zonas rurales. “Ha habido protestas porque no entra el bus de línea, aunque bueno a Lekamaña, hasta que no arreglen la entrada, es algo bastante improbable”, aporta otro residente.
Y es que este pueblo lleva mucho tiempo anhelando la reforma de esta subida, en la que sí se han abordado mejoras, como apartaderos para el camión de la basura y similares. “No estaba dentro del proyecto de la variante, pero cualquier día nos matamos bajando con el grijo suelto que hay. A ver si adjudican ya la obra”, subraya, en relación a que el Departamento Foral de Infraestructuras Viarias y Movilidad va a invertir en los próximos meses 4 millones de euros para mejorar el firme de distintos tramos de 58 carreteras alavesas, entre los que se encuentra el acceso a Lekamaña, así como a otros pequeños núcleos rurales de la comarca ayalesa como Onsoño, Aloria, Ozeka, Lujo, Retes de Tudela, Delika, Beotegi y Quejana; además de las vías A-2522, entre el cruce de Urkillo y Llodio; A-3632, entre Llodio y Okondo; y A-3641, entre Zuhatza y Okondo; o el tramo completo de más de un kilómetro de la A-625 entre el acceso al polígono industrial de Saratxo y el enlace con la carretera A-624.
Luiaondo, punto negro
Con todo, el principal punto negro de la red viaria ayalesa sigue siendo el tramo de la A-625 entre Llodio y Luiaondo, donde tuvo lugar el siniestro mortal del pasado 30 de junio y a pocos metros del radar que controla la velocidad en este punto, que esta establecida en un máximo de 70 kilómetros por hora. No es el único, ya que este tramo también registró en 2013 tres muertes por accidente, con escasos días de diferencia, y solo en el último año se han cuantificado una decena de choques y percances. Y es que se trata de la principal vía de comunicación de esta comarca con el Gran Bilbao, y este punto soporta un trafico diario de más de 12.000 vehículos, de los que un 7% son camiones.
Las medidas tomadas hasta ahora han sido poner señalización luminosa para advertir a los conductores que acceden a una vía de doble sentido una vez superado el tramo desdoblado de la circunvalación de Llodio, prohibir adelantar entre el enlace de Gardea y la incorporación desde Luiaondo sentido Llodio, reparar el citado radar (que ha sido objeto de varios actos vandálicos), reforzar el balizamiento de la curva donde se produjeron los accidentes mortales de 2013, y disminuir la velocidad máxima de circulación por este tramo de 90 a los ya citados 70 kilómetros por hora.
Asimismo, en 2013 se preveía la redacción del proyecto de desdoblamiento de la A-625 en el tramo desde Llodio –incluyendo la circunvalación en la parte que falta– hasta el inicio de la variante de Amurrio y la circunvalación de esta localidad, pero no se ha vuelto a oír hablar de ello. “No sé si lo llegarán a hacer, pero me pregunto que para qué. Está visto que cuando se puede correr más, vienen los problemas”, apunta un usuario; mientras que otros opinan que “el tramo de Luiaondo tiene radares ridículos” o que “el límite de velocidad a 70 en el radar de este punto no ayuda, porque la gente pega frenazo cuando justo hay que incorporarse del carril adicional, y estaría mejor a 90”.
Versión ciclista
Otro colectivo, que ya se ha manifestado en anteriores ocasiones tras la pérdida de compañeros en la circunvalación de Luiaondo, es el ciclista, que también coincide con la opinión general. “Muchos de los accidentes de Luiaondo se producen justo cuando acaba el carril de vehículos lentos. Es una zona que está encajonada por el guardarraíl y en la que no se suele respetar el límite de velocidad”. De aquí que para evitar el tramo propusieran realizar un túnel que permita entrar en Luiaondo cuando circulan en la dirección Llodio-Amurrio. “No se puede entrar, a no ser que te juegues la vida atravesando el carril de bajada, pero está prohibido”, señalan. Sin embargo, desde el ente foral se descartó por ser “técnicamente muy complicado” y, desde entonces, son cada vez más los cicloturistas que evitan esta carretera. “La peligrosidad está ahí y los de las bicis somos los más débiles. Con todo, en la comarca ayalesa, aunque hay que andar con mil ojos, tenemos suerte relativa respecto a otras zonas. La A-624, por ejemplo, es bastante más segura por el menor nivel de circulación, y en la nueva carretera de Saratxo hay más arcenes para ciclistas, y tramos buenos, aunque luego no haya enlaces preparados, como nos pasa de Amurrio a Orduña. Estamos a años luz de países con Francia, por ejemplo, que tienen muchos kilómetros de carriles bici, no solo por zonas urbanas, sino por carreteras. Hay poca cultura de la bici, y hasta que no se remedio eso lo único que podemos hacer es aprender a convivir entre coches y bicis, y a respetarnos mutuamente. Algo bastante difícil y por lo que yo, últimamente, voy más al monte”, concluye Imanol Uzabal, presidente del Club Ciclista de Amurrio.