Los barrios de Vitoria-Gasteiz, sobre todo los históricos, tienen un aura particular y su propia idiosincrasia. Y, entre sus vecinos de toda la vida, generan un sentido de pertenencia que los convierte en especiales. Más allá de sentirse vitorianos, muchos gasteiztarras hablan con orgullo del barrio en el que nacieron o en el que viven.
Uno de estos casos lo representa El Pilar, que en este 2023 ha cumplido 60 años de existencia desde que se construyese en 1963 para, en gran parte, dar acogida a los muchos migrantes que llegaban a la capital alavesa en busca de trabajo en alguna de sus muchas fábricas.
Un barrio industrial, de marcado carácter obrero que hoy mantiene esa identidad y que sigue acogiendo a día de hoy a muchas personas procedentes de diversos lugares del mundo que buscan un futuro mejor en Vitoria, lo que le aporta un sello de multiculturalidad.
La celebración del 60 aniversario de El Pilar ha permitido reconocer y visibilizar una labor que se venía realizando desde años atrás por parte de la red social del barrio.
Con poco más de 9.000 vecinos, es el noveno distrito más habitado
El trabajo en equipo y colaboración de los diversos agentes sociales (centro cívico, Bizan, centro de salud, asociaciones, centros escolares, comercios –hay más de un centenar de pequeños locales y el barrio es muy activo en este sentido– y centro ocupacional, entre otros) y vecinos ha posibilitado poder disfrutar de una amplia programación cultural, deportiva y social durante 2023.
Lo que hoy se conoce como barrio de El Pilar fue en el Plan General de Ordenación Urbana de 1956 el Polígono 2, donde se pretendía ubicar la estación de tren. Una idea que quedó descartada y que dio paso, en 1963, a ofrecer una respuesta a la necesidad de vivienda debido al crecimiento económico y poblacional de la ciudad.
A diferencia de otros barrios, fue construido por iniciativa privada y lo más llamativo al principio fue la elevada altura de sus pisos, distribuidos en 27 calles. En los albores de la década de los 70 llegó la construcción de la parroquia y, posteriormente, la inauguración del instituto Francisco de Vitoria y el ambulatorio de la calle La Habana.
El 60 aniversario ha servido para visibilizar la labor de la red comunitaria del barrio
Mediados los 70, ya dotado de servicios básicos, el barrio ya ofrecía una imagen muy similar a la que tiene en la actualidad, pues estaban prácticamente finalizadas todas las construcciones. En 1983 llegaría la reforma de la plaza de la Constitución, emblema de un barrio que ha cambiado muy poco en los últimos años.
Por aquel entonces, más de 13.000 vecinos habitaban El Pilar, mientras que hoy se rebasan por muy poco los 9.000, siendo el noveno barrio de la ciudad por población.
La pérdida de vecinos es un goteo constante, lo mismo que su envejecimiento, cuestiones que no se ven mitigadas por la presencia de niños –los menores de once años apenas representan el 7% de su población–, pero sí, en parte, por la incorporación de vecinos de nacionalidad extranjera, que representan ya más del 11% de los habitantes.
El Pilar es un barrio plural, diverso y acogedor, un ejemplo de convivencia, en continuo cambio y adaptabilidad a las nuevas realidades, que facilita la integración y que, con una red comunitaria muy activa, atiende a las necesidades de todas las personas que residen en él, todas ellas integrantes de una misma comunidad que les dota de una identidad común, su barrio.
