Ala espera de las reñidas elecciones presidenciales que se celebran mañana en Estados Unidos, cuyos resultados tendrán una importancia vital no solo para los norteamericanos sino también en el desarrollo de los acontecimientos a corto, medio y largo plazo en Oriente Próximo, la situación en esta explosiva zona continúa siendo de grave crisis humanitaria ante la durísima y continua ofensiva de Israel y de alta tensión con cada vez mayor riesgo de escalada. Las autoridades de la Franja de Gaza, controladas por el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, cifraron ayer en más de 43.000 las personas muertas y en más de 102.100 las desaparecidas desde el inicio de la guerra, tras los últimos y duros bombardeos del Ejército israelí, a lo que hay que añadir a los desaparecidos, estimados en más de 10.000 personas. Sin embargo, Gaza no es el único foco en el conflicto, que Israel ha extendido principalmente a Cisjordania y Líbano y que podría tener una aún más peligrosa derivación hacia Irán, un agente muy activo –y no siempre en la sombra– en los diferentes escenarios bélicos de Oriente Próximo. En los últimos días, Teherán ha ido endureciendo su discurso, sobre todo tras el ataque israelí del 26 de octubre en represalia por el lanzamiento a principios del pasado mes de 180 misiles por parte de Irán, del que ahora se teme, a su vez, un nuevo contraataque que alimente la espiral bélica y termine por extender la guerra aún más. De momento, durante los actos de conmemoración ayer del 45 aniversario de la toma de la embajada de EEUU en 1979 se multiplicaron los mensajes contra Israel y contra los estadounidenses, al tiempo que se expresó un apoyo sin fisuras tanto a Hizbulá como a Hamás. Con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fuera de control, enfrentado a todos ignorando a la ONU y a la justicia internacional y decidido a todo sin importarle el coste en vidas humanas, el conflicto en Oriente Próximo se encuentra en una situación sin una salida factible a la vista, más allá de posibles treguas. De ahí que la expectativa de una posible victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos esté dando alas a los halcones israelíes, que ven una posibilidad histórica para lo que pueden interpretar como una gran victoria. El escenario de un Trump en la Casa Blanca puede ser catastrófico en Oriente Próximo y en el mundo.