En el epílogo de la campaña electoral, esta semana ha llegado un diagnóstico externo y neutral que permite medir el lugar que ocupa Euskadi en el panorama socioeconómico europeo y dotar de argumentos de calidad la formación de opinión sobre la Euskadi real. Un concepto que se ha manejado en demasiadas ocasiones como oposición a las informaciones y estadísticas de las instituciones, como si su contenido estuviese al margen de las condiciones de vida de la ciudadanía vasca. El informe de primavera de la Comisión Europea (CE) permite situar a Euskadi en el marco comparativo del Estado y de la Unión y ratifica el lugar puntero que ocupa con datos objetivos. La CE cita el ejemplo vasco como fórmula de acción institucional de referencia con afirmaciones sobre su gestión e iniciativa pública que la califican de “ejemplo alentador” que debería marcar el camino a otras regiones europeas y comunidades autónomas del Estado. La Comisión se hace eco de estadísticas ya conocidas en materia de desempleo y renta per cápita en relación al Estado, retratando las tasas más baja y más alta de su entorno, respectivamente. Asimismo, constata que el riesgo de exclusión social está en los mínimos medidos en el Estado y que sus medias económicas superan no solo las del conjunto de autonomías sino las del marco UE –108% de la renta europea–. Un posicionamiento que tiene mucho que ver con el compromiso público privado desempeñado por las instituciones vascas y por el perfil formativo y capacitación laboral de los trabajadores, así como la actividad innovadora de las empresas. En el primer caso, la productividad se sitúa en el 106% de la media europea y lidera los datos del Estado; en el de la innovación, la Comisión califica a la Comunidad Autonómica Vasca como una de las dos únicas –junto a Madrid– comunidades “fuertemente innovadoras”. Todo ello sitúa a Euskadi por encima de la media UE en competitividad. Pero, adicionalmente, el Ejecutivo comunitario pone como ejemplo de estrategia de descarbonización a imitar la ley vasca que regula la actividad de obra pública y garantiza el reciclaje y la reutilización de materiales. Un compendio de diagnósticos de un observador imparcial que retratan la Euskadi real en su justa medida y libera el concepto del lastre de demagogias partidistas.