La Comisión Europea ha avalado por segunda vez la gestión del Gobierno Vasco en relación al vertedero de Zaldibar antes y después de su derrumbe, dejando en evidencia la reiterada utilización política de la tragedia que costó dos vidas y que ha generado actuaciones interesadas que no benefician el derecho al duelo de las familias de las víctimas ni el esclarecimiento del caso. Es preciso establecer los términos de la intervención europea en el asunto porque, de espaldas al procedimiento judicial, en demasiadas ocasiones se ha primado desgastar a la administración vasca. La propia sucesión de hechos habla por sí misma. En mayo de 2020, una pregunta al comisario de Medio Ambiente, trasladada por los europarlamentarios del PP Javier Zarzalejos y Dolors Montserrat, contenía una serie de omisiones y sesgos de la información, además de juicios de valor sobre hechos no contrastados que indujeron al comisario a presumir “graves deficiencias” y a reprochar a jueces y administración vasca una responsabilidad “in vigilando”. La profusión de mensajes políticos y acusaciones que siguió a esta iniciativa de PP y Ciudadanos, no se reprodujo cuando, en febrero de 2021, la Comisión concluyó que no había indicios de ninguna de esas acusaciones. Tras ese pronunciamiento, las asociaciones Zaldibar Argituz, Ekologistak Martxan y vecinos de San Lorenzo buscaron en enero pasado un nuevo pronunciamiento de la Comisión, esta vez mediante la petición a una comisión de la Eurocámara presidida por la propia Dolors Montserrat, cuya iniciativa anterior había sido ya respondida por la Comisión. La admisión de esa petición dio lugar a nuevos juicios de valor desde Elkarrekin Podemos y EH Bildu sobre la actuación del Gobierno Vasco. El legítimo derecho a controlar la gestión de las instituciones y el cumplimiento de sus responsabilidades ante sus administrados no puede supeditarse a un mero mecanismo de agitación y desgaste. La Comisión vuelve ahora a ser muy clara al valorar la gestión óptima de las autoridades vascas antes y después del trágico derrumbe. Destaca su diligencia y las actuaciones correctivas y constata que la información que podría haber dado lugar a medidas anticipatorias le fue ocultada. Nada devolverá esas dos vidas pero hay un límite a la utilización de la tragedia que ha sido desbordado y hay que restablecer.