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Editorial

Una etapa decisiva

a constante mejoría en todos los indicadores de la pandemia permite a Euskadi afrontar una nueva etapa hacia una mayor normalidad tras meses muy duros debido a la altísima incidencia del covid-19, en especial de la variante ómicron, en una larga sexta ola que ha tenido un gran impacto a todos los niveles, sanitario, social y económico. La decisión del Gobierno Vasco de dar por superada la emergencia sanitaria y, en consecuencia, eliminar a partir del próximo lunes las restricciones que fueron implantadas con el objetivo de frenar la expansión del virus van en plena sintonía con las resoluciones que están adoptando la mayoría de los países europeos y las comunidades autónomas. Con los actuales indicadores consolidados a la baja durante varias semanas y con el alto índice de vacunación alcanzado, el reto ahora es el de la convivencia con el virus, a la espera de si finalmente y en el corto plazo la pandemia se convierte realmente en endemia. La estrategia en esta etapa es, pues, necesariamente distinta a la anterior de resistencia y enfrentamiento con el virus, aunque con la exigible conciencia de que el covid-19 continúa existiendo y tiene capacidad de causar mucho sufrimiento y de matar. En estos últimos meses, las limitaciones impuestas nos han impedido desarrollar una vida personal, familiar y social normalizada que ahora comenzaremos a recuperar gracias al esfuerzo colectivo desarrollado. Más allá del alivio que pueda suponer para el conjunto de la ciudadanía la eliminación de las restricciones, se trata ahora, además, de afrontar un periodo decisivo en el que el objetivo debe ser no solo la recuperación de algunas rutinas sino principalmente el de recobrar la salud personal y pública y de dar un gran paso hacia el relanzamiento de la actividad, la vida social, la situación emocional y la transformación económica y de los servicios públicos. “Relanzar y transformar Euskadi” es la estrategia para los próximos meses, según apuntó ayer el lehendakari. Ello obliga, en las actuales circunstancias, a abandonar ciertas zonas de confort. No es suficiente con recuperar “la normalidad”, sino que es necesario avanzar en una estrategia a múltiples bandas, con la prioridad de la salud, los servicios públicos, la cohesión social y la sostenibilidad. La transición hacia el fin de la pandemia debe ser la gran palanca de cambio para la transformación de Euskadi.