El hidrógeno es uno de los combustibles sobre los que se quiere asentar la descarbonización de la actividad industrial. Euskadi tiene en marcha ya el Corredor Vasco del Hidrógeno, y prepara el despliegue, en alianza con la distribuidora Enagás, de la Red Troncal de Hidrógeno. Un proyecto con el que se busca conectar los principales polos industriales vascos con los centros de producción y transporte de este combustible sintético. 

El Gobierno vasco y la empresa, reconocida por el Gobierno central como gestora provisional de la futura red española de hidrógeno, presentaron hoy en el Puerto de Bilbao -que aspira también a ejercer como uno de los núcleos de abastecimiento-, la estructura de este tejido, que discurrirá a través de un total de 50 municipios vascos en los tres territorios.

En total, la primera fase de esta red, que requerirá una inversión público-privada de entre 350 y 400 millones de euros -también con financiación europea, al ser catalogado como Proyecto de Interés Común-, se extenderá a lo largo de 163 kilómetros, a través de dos tramos: Reocín-Arrigorriaga (38 kilómetros) y Arrigorriaga-Haro (125 kilómetros). Posteriormente, el deseo de las instituciones vascas -aunque en esto deberán contar con la anuencia de Francia- es que esa red alcance a Iparralde y la región de Aquitania a través de una conexión con Irun. 

Las obras, que empezarían en 2028, se realizarán de la mano de dos ingenierías vascas -Idom y Boslan-, especializadas en infraestructuras de renovables, pero se desea aprovechar, en más de tres cuartas partes, el trazado por el que ya circula el gas. La colaboración vasca en la Red Troncal de Hidrógeno se gestionará a través del Ente Vasco de la Energía. Lo que comienza a partir de ahora es el llamado Plan de Participación Pública de Euskadi en dicha red, que consistirá en la exposición, a través de sesiones informativas y charlas abiertas a la ciudadanía, de las claves de este proyecto en algunos de los principales municipios por los que va a pasar esta infraestructura.

“Queremos que las aportaciones de la ciudadanía, de las instituciones y de los agentes empresariales formen parte también de la Red. Somos conscientes de que todo este proceso se tiene que llevar de la mano del territorio”, expuso el consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo, que destacó asimismo su esperanza de que la iniciativa permita contribuir a “la competitividad y la reindustrialización de Euskadi”.

La Red Troncal de Hidrógeno convertirá a la CAV en un “centro neurálgico del mercado del hidrógeno, con un potencial nodo de agregación en la proximidad de Bilbao y Gasteiz, donde se agrupan futuros proyectos de producción y consumo. Esta infraestructura contribuirá al cumplimiento de la Estrategia Vasca del Hidrógeno, que prevé la producción de 100.000 toneladas de hidrógeno verde y hasta 300 megavatios de electrólisis al año para 2030”, destacó Enagás.

Pradales destaca el potencial “vertebrador” del proyecto

El lehendakari, Imanol Pradales, puso en valor la oportunidad que supone para Euskadi la implementación de la red de Hidrógeno en colaboración con Enagás. A juicio del lehendakari, esta estructura de 163 kilómetros de conducción conectará “los principales polos industriales de Euskadi con centros de producción de hidrógeno”. 

En total, serán 50 los municipios vascos por lo que discurra la red, de los cuales 30 están en Bizkaia, 7 en Gipuzkoa y 13 en Araba. “Se trata de un proyecto vertebrador, en términos de competitividad, empleo, cohesión social, avance tecnológico y sostenibilidad. Un proyecto que permite avanzar en un modelo de descarbonización inteligente sin poner en riesgo la competitividad actual de nuestro tejido productivo”, subrayó. En su intervención, Pradales recordó que Euskadi está dando pasos para situarse “en la vanguardia” de esta transformación y apuntó que “el desarrollo de la cadena de valor del hidrógeno es una de las apuestas estratégicas de Euskadi”. El lehendakari destacó, asimismo, que en el proceso hacia una economía descarbonizada “nos jugamos nuestro empleo, la cohesión social, el progreso tecnológico y el equilibrio ambiental”.

La autonomía estratégica, un concepto en boga en Europa por la importancia que supondría para el continente rebajar su dependencia de las materias primas y los suministros de Estados Unidos y China, es otra de las ideas que se esbozó ayer en el auditorio del Puerto. Así, el consejero de Industria, Mikel Jauregi, remarcó que “sustituir gas norteamericano por hidrógeno verde ibérico” es una oportunidad para ello. “Esta red troncal de hidrógeno es un paso más en la descarbonización industrial y energética de Euskadi. Esta nueva infraestructura nos sitúa como referente europeo. Creemos en la descarbonización inteligente, avanzando en la transición energética y ganando en competitividad; con un mix que, si bien implica electrificación, también otras tecnologías limpias como el hidrógeno verde”, añadió. Alcaldes de las zonas involucradas en la red, así como diversos representantes empresariales, acudieron a la presentación.

A nivel total del Estado, la Red se desarrollará a lo largo de 2.600 kilómetros de extensión en cinco ejes que, a grandes rasgos, se centrarán en la conexión de Andalucía con Asturias en una línea prácticamente recta, además de otra estructura que enlazará el Levante con la cornisa cantábrica. El objetivo del Ejecutivo español y de Enagás es convertir a la península ibérica en un núcleo de producción y distribución de hidrógeno, para lo cual quiere sustentarse en el denominado H2Med, un corredor para conectar el transporte de este combustible sintético entre Barcelona y Marsella y entre Zamora y Celorico de Beira, en Portugal.

La Red Troncal de Hidrógeno va a suponer, en total, una inversión de alrededor de 3.000 millones de euros, con los cálculos, por parte del Gobierno central y de Enagás, de generar más de 32.000 millones de PIB y el mantenimiento de 81.000 empleos cada año durante su desarrollo. Se busca que toda la estructura, además de permitir una futura descarbonización de la economía, genere en sí misma, durante su ejecución, actividad económica y empleo industrial. “Queremos crear un circulo virtuoso alrededor del hidrógeno. Es una oportunidad de desarrollo industrial para crear empleo y bienestar”, dijo Joan Groizard, secretario de Estado de Energía y negociador también de la planificación eléctrica hasta 2030, que en el caso de Euskadi se ha resuelto con un acuerdo para el aumento de más de un 40% de potencia para la industria. 

Para Euskadi, el hidrógeno supone una alternativa para la descarbonización. La electrificación es una de las estrategias básicas en ese proceso, pero fuentes del Ejecutivo recuerdan que no toda la industria es susceptible de someter su actividad a la energía eléctrica, como es el caso de las cementeras o de determinadas siderúrgicas. De ahí la utilidad del hidrógeno, que completaría la transición energética y acercaría a la CAV al objetivo de cero emisiones en 2050.