- El Banco de España considera que las medidas de apoyo a hogares y empresas frente a la que denomina “perturbación de precios de la energía” deben tener una naturaleza temporal, permitir una aplicación rápida y estar dirigidas “a los agentes que verdaderamente las necesitan”. En su informe anual de 2021, dado a conocer esta semana, el Banco de España dice que esas medidas deben ser temporales, debido a la necesidad que hay de “sanear” las cuentas públicas y por la “naturaleza, en principio transitoria, de la subida de los precios energéticos”.
Explica que, aunque “el aumento del Ingreso Mínimo Vital sirve para compensar a los hogares más vulnerables por su pérdida de poder adquisitivo por el encarecimiento de la energía, habría sido preferible el uso de transferencias condicionadas al nivel de renta”, función que dice que “hasta cierto punto, cubre el bono social eléctrico”. El Banco de España también comenta la subvención que ha aprobado el Gobierno para paliar el impacto de la subida del precio de los carburantes (un descuento de 20 céntimos por litro). La entidad dice que “es una medida muy genérica, que posiblemente tenga incluso un carácter regresivo, dado que los hogares de menores rentas probablemente tengan un menor consumo de esos productos”.
Además, considera que sería deseable que las medidas tuvieran carácter selectivo para “no fomentar un exceso de demanda que agrave los cuellos de botella y realmente el proceso inflacionista”. El Banco de España señala que hay segmentos de hogares cuyas condiciones de vida se han visto particularmente afectados por el encarecimiento de la energía y ve deseable que el pacto de rentas implicase una menor merma de recursos para ellos.
Y es que, según el informe, la incidencia del repunte de los precios de la energía sobre los distintos tipos de hogares y empresas estaría siendo muy heterogénea. En este sentido, dice que los hogares con menor renta habrían soportado, en los últimos meses, una tasa de inflación significativamente mayor, y algunos sectores, como el transporte, y algunos tipos de empresas, como las pequeñas, que usan más intensivamente energía en sus procesos productivos, habrían sufrido un mayor aumento de sus costes y un mayor deterioro de su situación económica y financiera.
Por eso, el Banco de España dice que sería deseable que las políticas públicas, en particular la fiscal, tuvieran en cuenta esos impactos asimétricos y, de forma focalizada y temporal, “trataran de mitigar los efectos adversos sobre los colectivos más vulnerables”. Además, considera recomendable evitar un “impulso fiscal generalizado”, dada la necesidad de evitar una realimentación del actual proceso inflacionista y el “escaso margen presupuestario” por el déficit y la deuda públicos tan elevados que hay.