- La Comisión Europea va a presentar en febrero una iniciativa para afrontar el problema de la dependencia en los semiconductores, que se tienen que importar mayoritariamente de Asia, y cuadruplicar de aquí a 2030 la producción en la UE de estos componentes cada vez más fundamentales para muchas industrias.

En una entrevista publicada ayer por varios periódicos europeos, entre ellos el francés Les Echos, el comisario europeo de Industria, Thierry Breton, avanzó que el objetivo es pasar de una cuota de producción mundial del 10% actualmente al 20% al comienzo de la década próxima.

Teniendo en cuenta que se prevé que este mercado se va a duplicar en ese tiempo, hasta representar un billón de dólares, la fabricación de microchips en el Viejo Continente tendría que multiplicarse por cuatro para cumplir con esa meta, explicó Breton, que lo considera posible y necesario.

A su juicio, dejar como ocurre ahora que sean otras regiones del mundo las que los produzcan “no es compatible con la resiliencia y la independencia de Europa, en particular con la nueva geopolítica de las cadenas de aprovisionamiento”. “No podemos permitirnos ser dependientes de países terceros en áreas estratégicas”, subraya antes de recordar lo ocurrido con las mascarillas o las vacunas.

El responsable europeo de Industria hace hincapié en que Europa ya es “el líder mundial ineludible” en la investigación sobre semiconductores, dispone de “buenos equipamientos industriales” y ofrece “un entorno geopolítico estable”. A eso se añadirán “las ayudas financieras necesarias” con “reglas claras sobre la duración”.

Preguntado sobre cuánto dinero pondrá la UE, sabiendo que Estados Unidos prevé invertir más de 40.000 millones, el comisario no dio cifras y explicó que habrá fondos europeos pero también subvenciones de los Estados miembros con un nuevo marco regulador para favorecer esas ayudas a la producción.

Las empresas tendrán que invertir en “tecnologías de futuro” con planes de un horizonte de 5 a 10 años. El dinero no se atribuirá para un simple aumento de las líneas de producción existentes para hacer frente a una escasez temporal de microchips, sino “para apoyar la innovación y la producción de microchips de nueva generación”.

“También impondremos -previno- condiciones muy claras en materia de seguridad de aprovisionamiento en caso de crisis” para que no pueda ocurrir como con las vacunas, cuando Estados Unidos bloqueó la venta de algunos principios activos para acapararlos para su mercado y eso puso en dificultades las plantas de producción en Europa.

Breton recordó que en el caso de los semiconductores hay una fuerte concentración de la producción en Asia, particularmente en China y Taiwán, y si hubiera dificultades con las importaciones desde la isla-Estado cuya soberanía reclama Pekín, las fábricas europeas solo tendrían las necesidades cubiertas en microchips durante “tres o cuatro semanas”.