- Los modelos empresariales que ponen a la persona en el centro y permiten a sus profesionales participar en la gestión, en los resultados y en la propiedad comienzan a proliferar, todavía de manera tímida, pero hace escasos años eran una rareza en el tejido productivo vasco. Sin embargo, un minoritario grupo de organizaciones decidió implantar esta idea, entre ellas Alcorta Forging Group, a inicios de este siglo.
“Era algo que llevaba gestándose mucho tiempo y que derivó en una cultura”, considera Josu Sánchez, director de Recursos Humanos de esta empresa guipuzcoana, que ha sido galardonada con el I Premio Arizmendiarrieta que entregará hoyla Fundación con el mismo apellido del ideólogo del cooperativismo vasco. La firma de forja de Elgoibar ve reconocida su trayectoria de impulso al modelo inclusivo participativo que comenzó hace más de dos décadas.
Josu Sánchez explica que el punto de inflexión se dio a inicios de siglo, cuando se produjo un relevo generacional en la dirección de la empresa con la entrada de gente más joven y proclive a variar lo que se venía haciendo hasta entonces con la intención de impulsar un proyecto empresarial más participativo. A partir de ahí, “nos basamos en experiencias de otras empresas para modelar nuestro propio modelo” que, tal y como subraya el director de Recursos Humanos, “no está cerrado” sino que puede adaptarse a nuevas situaciones.
El director general de Alcorta Forging Group, Lorenzo Mendieta, recuerda que el proceso para expandir este modelo inclusivo participativo en la empresa fue por fases. “Primero empezamos con la gestión, luego con los resultados y luego dimos el salto a la propiedad”, indica, para admitir que ha sido un camino no exento de dificultades, pero que en la actualidad toda la organización se encuentra “cómoda” con este modelo.
La participación en la gestión fue el paso más sencillo, según indica Mendieta, quien asegura que no generó “ningún problema”. En esta fase establecieron canales de información y equipos con el objetivo de que “la gente pueda tomar decisiones en su ámbito de trabajo” y fue muy aceptado tanto por la dirección de la empresa de forja como por la plantilla.
La participación en los beneficios, segunda de las tres patas del modelo inclusivo participativo que impulsa la Fundación Arizmendiarrieta, ya generó algunas dudas, según rememora Mendieta, aunque la mayor parte de la organización se mostró de acuerdo. En este punto, cabe recordar que en aquellos años Alcorta Forging pertenecía a la multinacional alemana Mahle, lo que “condicionaba mucho”. La razón reside, tal y como explica el director general, en que “una multinacional busca más la rentabilidad que la persona, y nosotros ponemos en el centro a la persona además de buscar la rentabilidad”.
El momento de dar el salto a la participación en la propiedad llegó cuando, en 2007, Mahle se retiró de Alcorta Forging, con lo que la dirección volvió a los fundadores de la firma de Elgoibar y la posibilidad se presentaba como oportunidad. “Propusimos a la familia fundadora participar en el capital”, señala Mendieta. Aclara que el modelo no era cooperativa, donde todos los trabajadores son socios, sino que la mayoría del capital se mantendría en manos de los fundadores.
“Al principio se mostraron reticentes porque era algo raro y nos pusieron límites”, pero al comprobar los resultados en la actualidad lo aceptan por completo y valoran “tener como socios a los que llevan adelante la empresa” y, por tanto, están igual de interesados en que todo funcione.
Consolidado por completo el modelo inclusivo participativo en Alcorta Forging Group, su director de Recursos Humanos cita sus principales rasgos identificativos. “Incluye en los objetivos de la empresa tanto a los accionistas como a los trabajadores y existe un altísimo grado de comunicación en ambas direcciones, la información se transmite con mucha transparencia y existe una alta capacidad de escucha”, indica Josu Sánchez.
Pero en lo que incide es en la coherencia. “Es muy importante porque el día a día te obliga a tomar decisiones y tienes que hacer lo que dices”, advierte Sánchez, quien admite que cumplir con esta condición resulta en ocasiones complicado. “Si los trabajadores no tienen información es más fácil aplicar medidas, pero cuando todo el mundo conoce todos los detalles de la empresa, actuar con coherencia exige mucho más”, señala.
Este proceso, afirman ambos, es susceptible de incurrir en errores, lo que no lo consideran como un obstáculo porque, según dicen, está en movimiento y pueden corregirse con agilidad. En la actualidad, de una plantilla de 200 personas, 50 son socios y cada tres años se realiza una oferta para que todas las personas trabajadoras que quieran incorporarse a la propiedad tengan posibilidad de hacerlo.
“Con este proyecto ganamos todos”
“Este proyecto no confronta, sino que con él ganamos ambas partes”, afirma el director general de Alcorta Forging Group, Lorenzo Mendieta. Menciona que la participación de los trabajadores en su gestión, resultados y propiedad genera un sentimiento de que “hay algo de Alcorta en mí”, lo que a su vez tiene como resultado una mayor implicación en el proyecto.
Los beneficios que cita son múltiples, entre los que se encuentra mayor generación de valor, más solidez, más ilusión y más sostenibilidad. A este respecto, el director de Recursos Humanos, Josu Sánchez, subraya que los trabajadores “queremos jubilarnos aquí y que la empresa, que ya es centenaria, cumpla otros 100 años más” lo que, en la práctica, significa un esfuerzo colectivo para que su actividad se fortalezca y perdure.
Además, Alcorta Forging Group sabe que no es una isla, sino que está radicada en una localidad, Elgoibar, y quiere formar parte de su vida social y cultural como un miembro más. Por este motivo, todos los años desarrolla iniciativas para contribuir al día a día municipal, según explican Mendieta y Sánchez.
Incluso en esta labor el aspecto participativo está presente. Así, periódicamente se reparten encuestas entre la plantilla de la firma de forja para que propongan actuaciones concretas que afecten a la vida de Elgoibar que se estudian y, si son viables, se llevan a cabo. “Colaboramos con mucha intensidad” con la vida municipal de la localidad guipuzcoana, indica Josu Sánchez.
Actualmente tienen acuerdos de colaboración a medio y largo plazo con unas 15 asociaciones de Elgoibar que pertenecen a diversos ámbitos como el educativo, el deportivo o el social. “Nos ponemos en contacto con las asociaciones y les preguntamos qué necesitan de nosotros, y no solo es dinero, sino otro tipo de acciones”, indica Lorenzo Mendieta.
“No queremos que nos vean solo como una empresa que crea empleo, sino que pasen de considerarnos una firma de forja a una colaboradora”, afirma Sánchez, quien pone con ejemplo el pacto con Cruz Roja por el que los hijos de los trabajadores de Alcorta Forging imparte clases a colectivos con mayores vulnerabilidades.
“Los fundadores valoran tener en el capital a personas que llevan adelante la empresa”
Director general de Alcorta Forging
“En nuestro modelo te podrán decir que te equivocas, pero no que no eres coherente”
Director de Recursos Humanos de AF