an pasado 20.000 años desde que inventamos el dinero, “el único invento social imprescindible, más que la escritura”, asegura Enrique Sáez Ponte, exdirectivo de banca, empresario y autor del libro La energía oscura del dinero 2.1, presentado la pasada semana en Donostia. El autor cree que “ha llegado el momento de eliminar el papel moneda”. Fuera billetes, sobre todo, fáciles de transportar y esconder. Tentadores. Pero, ¿es posible?, ¿estamos preparados?, ¿en qué nos beneficia?
Por primera vez en la historia, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) hacen posible retirar el efectivo de nuestras vidas, dice Sáez Ponte: billetes y monedas, alrededor de los cuales, asegura, órbita y se alimenta una energía oscura que lastra nuestro desarrollo como sociedad: el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de blancas, el terrorismo, la corrupción, la delincuencia común, la economía sumergida (cifrada en torno a un 20%)... Asegura que “ETA no hubiera existido si no hubiera billetes. Ni Sito Miñanco. Necesitan efectivo. El dinero en metálico es la única arma imprescindible”, dice.
Sin billetes, según sus cálculos, aumentaría nuestro Producto Interior Bruto (PIB) en un 8% aproximadamente: las arcas públicas del Estado español ingresarían cada año unos 69.500 millones de euros más y el sector privado sería más eficiente y ahorraría costes por valor de unos 17.000 millones. Unos 86.55 millones de beneficio anual, según detalla y justifica en su libro. “Lo que intento no es tanto ofrecer una cantidad precisa, pero la cifra no es una locura. Tiene sentido”, indica.
Sáez Ponte no es nuevo en esto. Directivo de banca dedicado al marketing y los medios de pago sobre todo, empresario, y “analista del comportamiento humano y del poder”, a quien no le interesa, dice, realizar esta transición. Pero Sáez Ponte insiste. Ya lo hizo en 2007, cuando lanzó esta ambiciosa propuesta. Demasiado pronto, reconoce.
Ahora, sin embargo, los países escandinavos, entre los que destaca Dinamarca, ya han iniciado este paso que esperan completar en 2030. ¿Por qué no nosotros?
“El dinero es un virus de todo tipo, incluidos los ideológicos. El dinero sirve al que lo tiene, nada más. Y el que lo tiene es porque controla un aparato, una gran empresa o un sistema de información”, afirma.
La clave del futuro es la trazabilidad del dinero, de todas las operaciones que se realicen en un sistema monetario: el poder hacer un seguimiento, saber de quién a quién va. Arrojar luz sobre la zonas oscuras. Y la gran ventaja para conseguirlo es que contamos con las TIC.
Es posible. A nivel operativo, no es ni necesario, considera. El año pasado, recuerda el autor, se desplomó la retirada de efectivo fruto de la pandemia de coronavirus; lo hizo más de un 30% en cajeros y pesar de todo, el valor de los billetes emitidos sube un 10%, concentrado en billetes de 100 y 200. “Me parece un escándalo totalmente”, añade, porque “eso quiere decir que ha expandido la economía criminal”, la que atrae y absorbe el dinero en metálico y billetes grandes.
El autor aporta un dato en su libro: el 60% de los billetes de dólar del mundo están fuera de EEUU y el 80% de los billetes más grandes, el de 100 dólares. Hay una cosa que lo explica, para Sáez Ponte, y es que el dinero en efectivo es “anónimo y fiable”, el “verdadero lubricante”, dice, de la evasión de impuestos. El autor establece un paralelismo claro entre el mundo criminal y el dinero en metálico. “El papel moneda es la única arma imprescindible de los grupos terroristas, la necesitan de los billetes como del oxígeno que respiran sus militantes”, afirma.
Según explica, la mayor incautación de dinero en efectivo realizada en el Estado español fue de 20.000 billetes de 500: diez millones en efectivo en un cuarto secreto de su casa. Nada comparable frente al récord mundial registrado en 2007, en México, donde se aprehendieron 205 millones de dólares en billetes, acompañados de pequeñas sumas de euros y pesos a una banda especializada en la importación y distribución de metanfetaminas. Y eso sucede, dice Sáez Ponte, porque el dinero en metálico es oscuro, turbio y tentador. “Desde el punto de vista tecnológico sería ya posible una economía sin billetes.
¿Pero cuáles serían los problemas derivados de su eliminación?, ¿estamos preparados para prescindir del dinero en metálico? El riesgo a una pérdida de privacidad podría ser uno, asegura. Podría conllevar un peligro real para los derechos básicos de las personas, pero cree que hay fórmulas para “preservar la privacidad y libertad del honrado” y establecer mecanismos de tarjetas monedero que preserven la privacidad de las personas en nuestras compras más cotidianas y en la economía informal del día a día, la paga de los menores o una limosna, incluso. Desde luego, no perderíamos dinero.
Sáez Ponte también propone que se cree un comité específico para controlar la acumulación de información que ya existe en grandes plataformas digitales como Facebook. Esa es la gran amenaza a la privacidad. Por eso no ve que la desaparición del dinero en metálico conlleve un riesgo grande. También sugiere que la tarjeta de la Seguridad Social sea empleada como sistema de pago para aquellas personas que no tienen cuentas bancarias. “Superar resistencias siempre lleva tiempo”, admite, pero el beneficio colectivo es grande, porque, además, “el efectivo es el sistema más caro e ineficiente que hay”.
En su opinión, “habría que cobrar por el sistema de caja en los bancos y hacer un recargo por pagar en efectivo” incluso en una tienda. Deberíamos pensar sobre ello”, dice. Y, sin embargo, la Unión Europea y el Banco Central Europeo son los más reacios al cambio. Sáez Ponte se pregunta por qué, y detalla los intereses ocultos que impiden esta transición que nos beneficiaría a todos con más ingresos, menos crimen organizado y menos delincuencia.
Billetes de 500. Entre diciembre de 2017 y diciembre de 2019 continuó aumentando el número de usuarios de sistemas de pago modernos. Ningún nuevo país se había incorporado al euro, y a mediados de 2016 el BCE había dejado de imprimir los billetes más grandes, los de 500. A pesar de todo, el valor total de los billetes en esta moneda pasó de 1,17 billones de euros a 1,29 billones, más de un 10% en dos años.
Más pagos telemáticos. En 2016 el dinero movido por TPV supera por primera vez en España al sacado en cajeros. 124.480 millones de euros frente a 118.275 sacados en efectivo. Con la pandemia, la brecha se disparó: 160.551 por pagos telemáticos frente a 102.197 millones sacados en los cajeros.
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Billetes muy grandes. El valor medio de los billetes emitidos sigue aumentando constantemente desde 2002 y es ya de casi 55 euros. Los más utilizados en el día a día, los de 5, 10 y 20 euros, pero solo representan el 10% del total.