- El verano ha reactivado el mercado de trabajo y ha contribuido a dar un empujón a la salida de la crisis provocada por el covid. Euskadi ha recuperado afiliados a la Seguridad Social y eso se ha traducido en otro mordisco al número de trabajadores que están en un ERTE. Entre junio y septiembre esta cifra ha pasado de suponer el 3% del total del mercado de trabajo vasco (sin contar los autónomos) a suponer ahora el 1,3% de todos los asalariados, con 9.500 empleados en esta situación. La afección de medidas regulatorias en Euskadi sigue siendo en superior a la que había antes de la pandemia pero el ritmo al que están saliendo trabajadores de los ERTE es superior a la media estatal y la situación es mejor que las de otras economías de perfil similar como Catalunya o Madrid.
Este aspecto es importante ya que los ERTE han tenido a lo largo de la pandemia un protagonismo especial en aquellas actividades más asociadas al turismo que, por su naturaleza, requerían de mayores restricciones para evitar contagios. Eso hace que comunidades autónomas de claro perfil turístico como Baleares o Canarias mantengan tasas de trabajadores en ERTE muy superiores a la media, a pesar de que el verano lógicamente también ha sentado bien a estos territorios por la reactivación de la hostelería, los hoteles y el ocio en general.
Al margen de los dos archipiélagos, el resto de territorios cerró septiembre con un porcentaje de trabajadores en ERTE inferior al 2% del total de afiliados a la Seguridad Social, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo. Sobresale en ese sentido Catalunya, que con cerca de 50.000 trabajadores en un expediente de regulación temporal mantiene en esta situación al 1,7% de su mercado laboral, con lo que ocupa el tercer puesto por detrás de Baleares y Canarias. Y eso que Catalunya ha dado también un paso adelante este verano ya que a 1 de junio contaba con casi el 4% de sus trabajadores en ERTE.
Presenta un porcentaje superior a la mayor parte de territorios la Comunidad de Madrid, con 45.000 trabajadores afectados por un ERE temporal, el 1,6% de todos los afiliados. En ese nivel se maneja la media del Estado, muy condicionada por los valores de Baleares y Canarias.
Euskadi se sitúa así en una zona templada, por debajo del nivel medio del Estado aunque por debajo de los territorios similares en cuanto a perfil económico y de mercado de trabajo. Además el verano ha sentado bien a esta estadística, ya que desde el 1 de junio el número de afectados por ERTE cae en más de 10.000, según los números del ministerio.
Hay que recordar que el pico de incidencia de los ERTE en Euskadi se produjo en mayo de 2020, tras varias semanas de confinamiento total, con 160.000 vascos inmersos en un expediente temporal, lo que supone casi una cuarta parte del total de afiliados al régimen general de la Seguridad Social.
Precisamente el nuevo formato de ERTE subvencionado fue una fórmula del Gobierno de Pedro Sánchez para hacer frente al parón en seco de la actividad por el estallido de la pandemia en marzo de 2020. Miles de empresas en el Estado se acogieron a este mecanismo concebido como alternativa para evitar despidos masivos. En esencia el planteamiento del Gobierno español fue cubrir con ayudas los costes laborales (sobre todo la cuota a la Seguridad Social) de las empresas afectadas directamente por el parón del covid (quedaron excluidos los sectores esenciales), y permitir que los trabajadores no consumieran su seguro de desempleo.
Esa cobertura, plagada de variantes, ha ido poco a poco levantándose a medida que la situación sanitaria y económica mejoraba, aunque recientemente Gobierno español y CCOO y UGT han firmado una nueva prórroga hasta el mes de febrero para mantener este sistema en ciertas empresas todavía con dificultades.
Según la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los ERTE han salvado de la quiebra a más de medio millón de empresas en el Estado español y han preservado 3,5 millones de puestos de trabajo. Es más, la titular de Trabajo ha adelantado la intención de su Gobierno de hacer que este mecanismo se incorpore a la legislación de forma permanente a través de la nueva reforma del mercado de trabajo.
Pero más allá de su utilidad para mantener el empleo, una baja incidencia de los ERTE son sinónimo de una buena salud económica en el tejido productivo. En realidad este tipo de medidas no han nacido con la pandemia, lo que ocurre es que las bonificaciones han convertido al ERTE en algo mucho más atractivo para el empresario. Gobierno Vasco, Confebask y CCOO y UGT han pactado además en la mesa de diálogo social durante la pandemia un complemento extra para mejorar las nóminas de los trabajadores afectados con salarios más bajos.
Pese al progresivo descenso, Euskadi aun se mueve en niveles superiores a los que había antes del estallido del covid, aunque la tendencia es hacia una clara normalización. En concreto, a cierre de 2019 había 2.500 trabajadores vascos afectados por medidas de suspensión o reducción de jornada, según el último informe del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) anterior al inicio de la pandemia. Un año antes, a 31 de diciembre de 2018, el número de asalariados vascos en ERTE superaba ligeramente los 3.000.
1,3%
Los datos del Ministerio de Trabajo recogen que, a cierre de septiembre, poco más de uno de cada cien asalariados vascos estaban en ERTE. Hay que tener en cuenta que se trata del porcentaje de afectados sobre el total de afiliados al régimen general de la Seguridad Social, sin contar autónomos.
2,9%
A fecha de 1 de junio el porcentaje de afectados era más del doble, lo que da cuenta del importante bajón producido durante el verano (en torno a 10.000 afectados menos). En los meses de verano ha habido caídas generalizadas en todas las comunidades autónomas si bien tanto Baleares como Canarias se mantienen en niveles aun claramente superiores a la media del Estado, debido al elevado peso que tiene la hostelería y el resto de ramas asociadas al turismo en las economías de las islas. Por su parte, la Comunidad de Madrid y Catalunya siguen aun con cerca de 50.000 trabajadores en ERTE.