Ante cualquier situación de crisis, la aparición de oportunidades siempre es una realidad. Uno de esos campos abonados al éxito ha sido el de la fabricación aditiva o impresión 3D, un nuevo concepto de producción industrial que definitivamente se ha hecho mayor de edad. La necesidad de desarrollar y fabricar en tiempo récord productos para paliar las consecuencias de la pandemia como los respiradores o los sistemas de protección individual ha provocado el espectacular crecimiento de esta tecnología y un escenario ventajoso para Euskadi, pues la gran mayoría de las empresas protagonistas de este sector en el Estado tienen sus centros de decisión y fabricación aquí.
Una de esas tecnológicas es la alavesa Optimus 3D, fundada en 2014 y con sede en el Parque Tecnológico de Álava. En estos momentos, una docena de ingenieros e ingenieras especializados en disciplinas hi-tech como la aeronáutica, dinámica de fluidos o la bioingeniería, conforman una sociedad que ha sabido adaptarse a las circunstancias a una velocidad de vértigo, poniendo el foco de su actividad en sectores estratégicos como el industrial, el automovilístico y el biomédico. Nichos de mercados que han acogido con gran expectación una tecnología disruptiva con no pocas ventajas competitivas como el ahorro de material, el menor gasto en recursos materiales o la notable reducción en el impacto ambiental, un cambio de paradigma productivo llamado a jugar un papel determinante en la economía de los próximos años. “Ni las ingenierías del momento ni las propias sociedades toleran ya procesos que resulten incompatible con el ahorro energético o la emisión de materiales dañinos con el medio ambiente”, explica en este sentido, Fernando Ohárriz, CEO de Optimus 3D a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
A juicio de este ingeniero, la rapidez, las posibilidades de fabricación y la mejora “evidente” de la competitividad en los procesos son elementos ya asentados en la denominada Industria 4.0, donde esta compañía alavesa ofrece soluciones integrales de ingeniería y fabricación de piezas empleando las diferentes tecnologías de fabricación aditiva, tanto en materiales plásticos o resinas, así como metálicos. “Son elementos y procesos que mejoran el servicio de nuestros clientes”, abunda Ohárriz.
En el campo de la Biomedicina, especialmente en el área de ortoprotésica avanzada, donde Optimus 3D es ya una referencia, la fabricación aditiva ha permitido a la tecnológica alavesa diseñar prótesis adaptadas a partir de un proceso de escaneado digital (3D) como la de Manuel Quesada, el tirador de esgrima vasco que recientemente participó en el Mundial de Varsovia (Polonia) en las modalidades de sable y espada. En concreto, el equipo de ingeniería de Optimus 3D diseñó y fabricó una funda cosmética para prótesis transtibial a la medida del deportista con la que pudo competir con garantías junto a los mejores del mundo.
También en los sectores automovilístico e industrial la actividad de esta compañía ha sido relevante en las últimas semanas. De la mano de la Escuela de Ingeniería de Vitoria-Gasteiz, y en concreto del equipo Fórmula Student Vitoria, la firma alavesa ha colaborado junto a otras tantas empresas y centros alaveses con el monoplaza eléctrico Bizkor 01, un bólido de 220 kilos, totalmente sostenible, chásis de carbono y talento a raudales. La participación de Optimus 3D se centró en esta ocasión en el diseño y fabricación de dos partes sensibles del vehículo como la mangueta de la rueda, fabricada en titanio a partir de 3D, y la carcasa del motor, “cuyo resultado es un prodigio de la tecnología plástica”, reconoce Pablo Capellán, ingeniero de Proyectos I+D+i de la empresa. Finalmente, en el ámbito industrial, por su parte, la última y más relevante actuación de la firma de Miñano también ha formado parte del proyecto Smart Comfort Platform 4.0. Se trata de un proyecto desarrollado con materiales avanzados y sostenibles, además de con equipamiento inteligente, entre otros.