- El Gobierno Vasco no va a dejar pasar la “oportunidad sin precedentes” que se presenta los próximos años para destinar recursos públicos a la salida de la crisis de la pandemia y la transformación de la economía. El consejo del Ejecutivo aprobó ayer las directrices del Presupuesto de 2022, el año en el que el PIB, tras sumar el avance de este ejercicio, recuperará todo el terreno perdido el próximo año.

El eje principal de las cuentas será un “ambicioso plan de inversiones” que, más allá de la recuperación económica, se centrará en impulsar las tres grandes transiciones que debe afrontar el país: la tecnológica-digital, la energética y la sociosanitaria. Así lo explicó ayer el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

La relajación de las reglas de gasto y los fondos Next Generation EU abren una “ventana de oportunidad sin precendentes” que “exige maximizar la inversión pública hasta 2023”. A estas dos cuestiones externas se suma la buena situación económica del Gobierno vasco, que podrá afinar el destino de sus recursos y dedicarlos a facilitar el avance del tejido productivo hacia un nuevo escenario más competitivo pero también más sostenible.

Azpiazu destacó que la “estabilidad” presupuestaria de la que goza Euskadi es fruto da la “estrategia financiera” que ha desarrollado el Ejecutivo los últimos años. La prudencia en el gasto y en la política de endeudamiento elimina tensiones de cara a 2023, cuando la Unión Europea volverá a apretar el corsé de la deuda y el déficit.

A falta de conocer los recursos con los que contarán los Presupuestos de 2022, el consejo aprobó también el cuadro macroeconómico que será la base sobre los que se asentarán. Son datos ya conocidos. Según las previsiones a día de hoy, el PIB vasco crecerá este año un 6,7% y un 5,7% el próximo. De modo que se recuperará toda la caída de 2020, el agujero histórico -9,5% que generó el covid.

Sin embargo, Azpiazu ya avisó hace unas semanas de que las previsiones pueden revisarse al alza si los datos continúan mostrando el dinamismo actual. El consejero de Economía destacó ayer en este sentido que las estadísticas publicadas correspondientes al mes de marzo anticipan un “fuerte crecimiento para el segundo trimestre, sobre todo en industria”.

La cuantía final del presupuesto del próximo año dependerá de la evolución de la economía y se fijará después del Consejo Vasco de Finanzas de octubre, cuando habrá datos fiables del comportamiento de la recaudación de las haciendas forales y del PIB. Si la economía mejora más de lo previsto en estos momentos, Gobierno, diputaciones y ayuntamientos dispondrán el próximo año de más recursos para afrontar el reto de la transformación del país, pero el potencial ya es importante con las estimaciones actuales. El potencial de inversión será grande y para calcular la cuantía la mirada está puesta precisamente en la evolución de la economía de este segundo trimestre. Ese dato será una de las variables que se introducirá en la maquina tras el verano para definir un proyecto de Presupuestos que de momento cuenta con dos importantes certezas. El foco estará puesto en la recuperación y la transformación económica y el Gobierno vasco tiene los votos necesarios para ponerlo en marcha.

También se sabe que habrá más recursos, pero, ¿en cuánto aumentará al inversión? El consejero admitió que le “gustaría” conocer ya ese dato, pero habrá que esperar todavía a ajustar esas cuestiones para que encajen en el puzle.

Otro eje transversal de los presupuestos seguirá siendo la perspectiva global de género, que pasará de ser una de las guías de las cuentas públicas, a estar presente en el conjunto de las políticas.

El cálculo es que el proyecto de presupuestos será aprobado en consejo de gobierno el 26 de octubre, para luego comenzar su tramitación parlamentaria, donde tiene asegurada su aprobación en diciembre gracias a la mayoría absoluta PNV-PSE.

+5,7%

Los Presupuestos vascos para este año ascienden a 12.442 millones de euros. Es el volumen de gasto más elevado del Ejecutivo en su historia y supuso crecimiento de casi un 6% respecto a 2020. Esa cifra se volverá a superar el próximo año con un potencial de inversión “sin precedentes” en la salida de la crisis.

Sin fecha para el encaje de los nuevos impuestos

El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, admitió ayer que no hay fecha para la reunión de la Comisión mixta de Concierto Estado-País Vasco “muy a nuestro pesar”. Esta comisión tiene que reunirse para la concertación de impuestos pendientes, como la tasa financiera o la tasa a las compras vía Internet. También para fijar el déficit público del año que viene, que hay que pactarlo con el Estado.

“No hay fecha y no las tengo todas conmigo” [de que sea pronto], comentó el consejero ayer al término del consejo de gobierno. Más allá de la necesidad del encaje de esos nuevos impuestos dentro de la autonomía fiscal vasca, lo cierto es que el Gobierno Vasco necesita conocer el déficit previsto para 2022 de cara a elaborar los Presupuestos de ese año. Es una de las claves que queda por resolver y Azpiazu dejó entrever ayer que volverá a ser un tema de fricción entre Euskadi y el Estado durante las próximas semanas. Otro verano caliente como el del año pasado, cuando fue necesario revisar el déficit sobre la marcha por el impacto de covid.

Entonces no fue posible alcanzar un acuerdo hasta el 31 de julio básicamente porque el Gobierno de Pedro Sánchez no supo entender que la relación de bilateralidad le obliga a negociar ese capítulo trascendental de la política presupuestataria. El acuerdo in extremis, que supuso concesiones por ambas partes, conllevó un compromiso para abordadr en septiembre la cifra de este año. La música se repite y las palabras de ayer de Azpiazu admitiendo que no ve nada claro el proceso anticipa un nuevo choque, si bien todo apunta a que no alcanzará los niveles del año pasado.