- La banca europea, que ha evitado una crisis de liquidez como en 2008 y ha ayudado a empresas y hogares con dinero barato del BCE en la pandemia de la covid-19, afronta un 2021 con incertidumbres derivadas de los créditos morosos o las dificultades para repartir dividendos a sus accionistas.

Diez años después de haber salido de la última crisis financiera global, que afectó sobre todo a las economías avanzadas, en 2020 el mundo se ha visto sumido de nuevo en otra crisis económica, que se ha producido al tener que aplicar medidas de confinamiento para frenar la crisis sanitaria de la pandemia.

Estas medidas han parado la actividad económica, al prohibirse o restringirse los viajes, interrumpirse la producción de las fábricas, cerrarse comercios, restaurantes, gimnasios, museos, etc.

El Banco Central Europeo (BCE) y los gobiernos han puesto en marcha medidas para apoyar la concesión de préstamos a las empresas sólidas y proteger el empleo y la economía. Han evitado una crisis de liquidez, y ahora se trata de evitar una crisis de solvencia.

La agencia de medición de riesgos Moody’s considera que las perspectivas para los bancos europeos para el 2021 son negativas por la lenta recuperación económica, el aumento de los préstamos problemáticos y la caída de su rentabilidad debido a una “ineficacia crónica”, a los impagos y a la bajada de los márgenes de intermediación, según Efe.

En 2021 se prevé un notable aumento de las insolvencias de empresas y así de los créditos morosos en los bancos europeos, que ya tenían una rentabilidad muy baja antes de esta crisis. Los créditos morosos lastran la cuota de capital propio de los bancos, que en ese caso pueden reducir la concesión de créditos para estabilizarla, pero dejan de apoyar a la economía.

Para que eso no ocurra, el BCE ha autorizado a los bancos a utilizar sus colchones de capital, es decir, el dinero que habían reservado para momentos de crisis, para ofrecer nuevos préstamos o para cubrir pérdidas de los concedidos.

Los bancos han evitado una crisis de liquidez pasando a las empresas y hogares el dinero barato que el BCE les presta con las garantías y avales de los gobiernos europeos. Pero ahora tienen en sus balances créditos que algunas empresas y hogares no podrán devolver, créditos morosos.

El volumen de créditos dudosos podría aumentar hasta 1,4 billones de euros, en el peor de los casos, una cifra superior a la de la crisis financiera, según el BCE.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, alertaba en noviembre del riesgo de que los bancos incurran en pérdidas si se interrumpen de forma simultánea y abrupta las garantías y moratorias de pago de los gobiernos.

Pero debido a las garantías públicas los bancos también aumentan su exposición a la deuda soberana, porque los países han tenido que aumentar su deuda para dar la respuesta fiscal necesaria.

De momento, el problema de los bancos por el aumento de estas exposiciones es “contenido” porque no se han producido depreciaciones gracias a las compras de deuda del BCE y al fondo de recuperación de la Unión Europea (UE). Con las medidas del BCE y de la UE se revirtieron las primeras depreciaciones en las carteras de deuda soberana a comienzos de la pandemia, a diferencia de lo que ocurrió en la crisis financiera anterior, que desencadenó la crisis de endeudamiento soberano en los países del sur de Europa.

El BCE ha decidido este año comprar deuda pública y privada de la zona del euro por valor de 1,85 billones de euros hasta final de marzo de 2022.