Vitoria - ¿Cuál es la edad mínima para que un menor tenga acceso a las redes sociales? ¿Son suficientes los mecanismos de seguridad que las grandes plataformas online, especialmente las de contenido para adultos, ofrecen a la hora de impedir que un menor de edad acceda a ellas? ¿Sería necesario igualar el límite legal de acceso a redes (14 años) con países como Irlanda y Reino Unido, como sugirió recientemente la Agencia Española de Protección de Datos en el Congreso?

A tenor del debate generado en los últimos tiempos, todo hace indicar que algo se está moviendo entre los principales gobiernos de Europa en aras de defender la integridad de sus menores. Se trata de una propuesta ambiciosa y cargada de lógica que, sin embargo, se enfrenta a ese problema mayúsculo llamado internet, cuya extraordinaria capacidad de propagación y viralidad no hace sino acelerar los problemas a cada día que pasa. Uno de los más inquietantes es el acceso de menores a contenidos de carácter pornográfico. Los últimos datos recabados al respecto han hecho saltar todas las alarmas porque nunca antes se había producido un acceso tan directo y rápido a este tipo de contenidos y nunca antes la edad de acceso entre los menores había sido tan baja. Según la investigación Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales de adolescentes y jóvenes, la edad de acceso al porno en el Estado se habría adelantado ya a los ocho años, convirtiéndose en una rutina generaliza al alcanzar los 14. Ni que decir tiene que la puerta de acceso a este tipo de contenidos para adultos es internet: tres de cada cuatro adolescentes consumen contenidos sexuales a través de este canal.

En este contexto, y más allá de seguir impulsando políticas de prevención y formación sobre este asunto tanto por parte de las familias como por la comunidad educativa, una startup alavesa ha decidido dar un paso más en esta particular batalla desarrollando un mecanismo de protección al menor a partir de la inteligencia artificial. El proyecto, bautizado como Shield (escudo en inglés), es la primera incursión en el mercado de Brave Corporation, una pyme volcada en la efervescencia de la industria 4.0 que en 2017 fundaron tres socios -Javier Gutiérrez, Gorka Lorenzo y Joaquín Rodríguez- y que en estos momentos fija su sede en el BIC Araba, el semillero de empresas del Parque Tecnológico de Álava.

Su condición de padres primerizos unido a la alarma extendida en torno a la presencia de menores en plataformas de contenido adulto fue lo que llevó a estos tres emprendedores a desarrollar un sistema de verificación de edad lo suficientemente convincente y fiable para bloquear los accesos a este tipo de canales. Una “lógica increíble” para desarrollar varias redes neuronales que aprenden sobre sí mismas a partir de bases de imágenes enormes explicarían el atractivo de este proceso, que ya ha sido patentado en el BOPI (Oficina Española de Patentes y Marcas) por parte de sus impulsores y que en estos momentos apuraría su estreno de la mano de un gran player mundial.

identificación fiable El funcionamiento para explicar su proceso resulta tan sencillo como rápido. Una vez que el menor accede desde su móvil, tablet o portátil a una web de contenido, por ejemplo, pornográfico, en su pantalla saltaría al instante una interfaz específica no ya con el clásico, y vulnerable ¿eres mayor de edad?, sino con una cámara que fotografiaría al usuario para confirmar su edad con una fiabilidad del 99%, explican sus responsables. “La rapidez y la experiencia como usuario son muy buenas, de ahí que sea ése nuestro valor diferencial”, explica Gorka Lorenzo.

Para que el sistema de verificación de edad desarrollado tenga éxito, éste debe quedar integrado en las plataformas de distribución de contenidos digitales, un aspecto que en países como el Reino Unido ya es de carácter obligado. En menos de un segundo y de forma anónima, añaden en la empresa, el sistema de Inteligencia Artificial analiza los rasgos faciales del usuario a través de la cámara de su dispositivo y determina de manera precisa su edad, mostrando el contenido calificado para adultos o, en su caso, bloqueando su emisión, con el objetivo de garantizar una distribución más responsable de contenidos online. “La corriente indica que los gobiernos están por la labor y tienen la inquietud de controlar este tipo de accesos pero lo cierto es que aún no saben muy bien cómo hacerlo”, reconoce Javier Gutiérrez.

En este escenario, Brave Corporation confía en poder situarse en el vagón de cabeza si su proyecto adquiere la velocidad necesaria. Para ello, además de cerrar en las próximas semanas un acuerdo con uno de estos gigantes, trabaja en una ronda de financiación para levantar 200.000 euros, inyección que le permitiría escalar su proyecto a un ámbito más internacional, como es su propósito, y ultimar un segundo desarrollo -en este caso una APP- como mecanismo de seguridad a partir del reconocimiento de voz que vería la luz a finales del presente año.