Vitoria - Con los fastos aún recientes de la Semana de la Movilidad Sostenible que días atrás volvió a tratar de concienciar el centro de la capital alavesa, la ciudadanía se esmera en adaptar el mandato político del momento a la realidad de los tiempos, desconociendo en muchas ocasiones qué es exactamente lo que Vitoria-Gasteiz está llevando a cabo, se supone, para construir una ciudad más amiga y sostenible. ¿Falta de divulgación?, ¿criterio desenfocado?, ¿objetivos perdidos...? Aitzol Fernández, impulsor años atrás del vehículo eléctrico Evolo y actual gerente de la firma Axalko, que impulsa una bicicleta de madera que aspira a liderar el mercado europeo de la bicicleta fabricada a medida del usuario, repasa la movilidad urbana local desde un prisma crítico pero repleto de oportunidades.
Cuando en Vitoria-Gasteiz se habla de movilidad urbana sostenible, ¿realmente se tiene conciencia de lo que se está diciendo?
-Se trata de una pregunta compleja, ya que entran muchos actores y factores en juego. Lo primero que hay que ver es quién habla de movilidad: ciudadanos, políticos, empresas, transportistas, técnicos municipales, asesores expertos... Luego hay que valorar en qué ámbito y con qué objetivo o intención final. Sinceramente, creo que todos sabemos en este campo qué es lo bueno, qué es lo que le conviene a la ciudad, al planeta y, sobre todo, qué es lo que debemos hacer para dejar un futuro esperanzador a las generaciones futuras. Por desgracia, y pese a que sabemos qué es lo que deberíamos hacer, pesan más nuestro egoísmo y nuestra resistencia al cambio. A un nivel técnico, a mí mismo me cuesta muy mucho dar opiniones y valoraciones solventes. La movilidad es un aspecto complejo y con repercusiones profundas en la economía y la sociedad, hay que estudiar muy bien cada caso.
¿Realmente hay un plan, un discurso con fondo, en este sentido por parte del Ayuntamiento?
-En Vitoria-Gasteiz tenemos la gran suerte de contar con un PMUS (o Plan de Movilidad Urbana Sostenible) desde hace años, de hecho, hasta la fecha nos estamos rigiendo por un Plan de Movilidad y Espacio Público. Empieza a ser una obligación legal para todo municipio contar con un PMUS, pero antes esto no era así y Vitoria siempre ha estado a la vanguardia, al menos en el Estado. Otra cosa es la orientación de ese plan, con el que se puede o no estar de acuerdo, y lo que se hace o deja de hacer para ejecutarlo. No sé si somos conscientes de todo lo que se propone y no sé hasta qué punto estamos dispuestos (instituciones, políticos y ciudadanos) a seguir lo que el plan indica. El hecho es que han pasado ya doce años desde la redacción del último Plan, y su grado de ejecución es limitado. Además, en este tiempo han pasado y están pasando muchas cosas puesto que el de la movilidad, como no podía ser de otro modo, es un entorno tremendamente vivo y dinámico. Por eso, viendo lo que estamos viviendo en casa y la capacidad demostrada, tengo la sensación de que podemos perder el tren. Ojalá que me equivoque...
A su juicio, ¿el foco que Vitoria se ha fijado en este ámbito es el correcto?
-Antes de nada, habría que preguntarse cuál es el foco y reflexionar porqué una persona sensibilizada con la movilidad urbana sostenible, como es nuestro caso, se hace la pregunta y desconoce la respuesta. La parte divulgativa es fundamental para el éxito de cualquier iniciativa municipal, y cuándo todavía nos hacemos estas preguntas tan básicas, no se debe estar atendiendo adecuadamente. Está claro que somos Green Capital, ya no europea, sino mundial... ¿Y qué? ¿Cómo afecta esto al ciudadano? No es sencillo, pero echo en falta un mejor trabajo en la divulgación.
¿Y en cuanto al foco?
-En cuanto al foco, y echando un vistazo al Plan, creo que para cualquier persona que se lo lea resulta difícil de identificar, y por tanto, está complicado definirlo. El Plan es muy completo, sin duda, pero por eso mismo, no sé si es fácil encontrar ese “foco” entre tantas páginas. Esto va unido a lo anterior, es decir, se trabaja sobre muchas ideas (que es lo acertado y lo que hay que hacer) pero no se baja a conceptos entendibles, fáciles de trasladar a la ciudadanía. Creo que además del ímprobo trabajo realizado, se precisan ideas claras, sencillas a la vez que cargadas de significado, con las que el público se pueda identificar.
En la misma presentación del plan se dice que su objetivo es intervenir en el modelo de movilidad, de racionalizarlo, de hacerlo más eficiente y de minimizar los impactos ambientales y sociales asociados al mismo..
-Cierto pero esto, de cara al ciudadano, es casi lo mismo que no decir nada. Viendo las medidas que se propone tomar, la primera línea de actuación alineada con el primer objetivo establece el Impulso a la implantación de Supermanzanas, con lo que puede llegar a parecer que lo fundamental aquí es crear Supermanzanas. Finalmente, otro aspecto que echo en falta a la hora de concretar el plan es una planificación económica (costes y retornos) unida a la temporal. El esfuerzo presupuestario es una fenomenal carta de intenciones, por lo que suele ayudar a identificar el foco.
¿Qué aspectos han sido y están bien planificadas en Vitoria en materia de movilidad urbana sostenible?
-En mi caso, la respuesta a esta pregunta puede no ser del todo objetiva. Apoyado por lo datos, eso sí, soy un acérrimo defensor de la bicicleta como medio de transporte, instrumento de transformación social y expresión personal, por lo que valoro muy positivamente todo lo que se ha hecho y se está haciendo en el impulso de la bicicleta. Es muy gratificante saber que el uso de la bicicleta entre las encuestas de movilidad de 2006 y 2014 se ha incrementado en un 484%. Las intervenciones relativas a la racionalización del transporte público también me parecen un acierto, así como la mayor parte de las que han tenido como objetivo ganar espacio para las personas en detrimento del vehículo motorizado. Las ciudades son para las personas, para vivirlas y disfrutarlas, no para circular en coche. Por lo tanto, todo lo que se haga en este sentido, bienvenido sea.
¿Qué queda por hacer?
-Queda mucho recorrido, muchísimo... El propio avance del Plan de Movilidad Sostenible y Espacio Público 2020-2030, publicado este mes, expone cuál es la situación y cuál el avance sobre los objetivos establecidos en el plan anterior. Aunque hay mucho avanzado, queda mucho por hacer, insisto. La movilidad es, ante todo, un tema cultural y como decía antes, creo que habría que trabajar infinitamente más la divulgación y la formación. Un dato relevante, para mí al menos, es el resultado de los desplazamientos en vehículo privado, que si bien porcentualmente respecto al total ha experimentado una gran reducción, cuantitativamente nos deja como estábamos. Por otro lado, el plan parece dar prioridad al transporte público frente a la bicicleta. En la actualidad, viajar en medios públicos representan el 7,6% de los desplazamientos frente al 12,3% que copa la bicicleta. Desconozco los número exactos pero todo hace pensar que los esfuerzos e inversiones destinados a los diferentes modos de transporte no son proporcionales al impacto (positivo como negativo). Según la propuesta de presupuestos, si Tuvisa contaba con una partida para cinco nuevos autobuses híbridos de 1,6 millones de euros, las infraestructuras ciclistas (única partida relacionada con la bici que he encontrado) apenas alcanzaban los 200.000 euros, es decir, la inversión es ocho veces menor cuando genera casi el doble de desplazamientos. De los costes de operación casi es mejor ni hablar. Este tipo de desproporción es un sin sentido.
¿Conviene como ciudad fijarse en otros modelos o cada ciudad tiene su propia idiosincrasia?
-Cuando hablamos de un incremento del 484% en el uso de la bicicleta, parece que tenemos razones para estar orgullosos, pero sí, conviene fijarse en otras ciudades y saber qué es lo que están haciendo. Para ser críticos, habría que compararse con las mejores. El 12% de los desplazamientos en bici en el ámbito de España es un gran logro pero es similar a lo que ha conseguido una metrópoli como París, donde no me cabe duda que las dificultades para implementar cambios son muchísimo mayores que en nuestra pequeña ciudad, y se queda en un resultado pobre frente a porcentajes como los de Copenhague o Amsterdam, donde los desplazamientos en bicicleta rondan el 35%. Nos hemos centrado en el modelo de las Supermanzanas, que ni es malo ni tampoco es nuevo, pero parece que hemos dejado de lado ejemplos de buenas prácticas como puede ser el de Utrech -capital de los Países Bajos que es cinco veces mayor que Vitoria-, donde invierten anualmente unos 50 millones de euros en el fomento de la bicicleta, inversión que según calculan tiene unos retornos anuales que llegan a multiplicar por seis la cifra invertida.
¿Considera pernicioso ligar la movilidad urbana sostenible a la rentabilidad?
-La sostenibilidad comprende, al menos, tres ámbitos: el social, el medioambiental y el económico. Dejar de lado cualquiera de los tres no nos lleva por el buen camino, de eso estoy seguro. Sin modelos de negocio sostenibles asociados a la movilidad urbana es muy difícil conseguir cambios profundos en el modo que entendemos la ciudad.