Vitoria - La Asociación de Empresa Familiar de Euskadi (Aefame) celebró ayer en Vitoria un encuentro internacional donde ofreció una radiografía del peso que las empresas familiares tienen en estos momentos en el ámbito mundial. Para ello, la cita en el museo Artium contó con la presencia de Jesús Casado, secretario general del European Family Business (EFB), que centró su exposición en el papel extraordinario que Europa tiene y tendrá en un futuro muy cercano en el devenir de las compañías familiares vascas, aportando a su vez los retos y oportunidades que el nuevo escenario que viene presenta para las empresas.

Buen conocedor de la realidad burocrática, legal y empresarial que rodea a una capital como Bruselas, el directivo recordó la dimensión de esta asociación europea -una entidad sin ánimo de lucro creada en 1997 que está compuesta por 12 asociaciones nacionales que aglutinan a 10.000 empresas con un billón de euros de facturación agregada y dan empleo a más de seis millones de personas- e insistió en el papel de la EFB como representante y defensor de las empresas familiares en la capital belga, culpable, dijo, de que el 80% de la legislación que deben cumplir cada día todas las ellas viene precisamente de este centro de decisión.

A partir de ahí, dibujó ante los presentes el mapa de los próximos cinco años en el que está trabajando la Comisión Europea y lanzó en consecuencia los retos y oportunidades a los que deberían hacer frente las compañías si pretenden garantizar su supervivencia. “Es importante estar atentos a lo que se está discutiendo en estos momentos en Bruselas porque es algo que en tres o cinco años llegará aquí. Seamos conscientes de ello”, sugirió Jesús Casado a los presentes. A partir de ahí analizó factores recientes como las pasadas elecciones europeas, cuyo resultado, dijo, significa que la irrupción de diversos movimientos populistas ha hecho reaccionar al resto de países pro europeos, que han lanzado un mensaje claro: hace falta más unidad, menos diplomacia y una mayor defensa de los valores del Viejo Continente ante amenazas como la china, “que con dinero del Gobierno está comprando empresas y tecnologías por medio mundo”, arengó el ponente.

No fueron esas, sin embargo, las únicas amenazas ante las que el entorno familiar vasco -el 85% del tejido empresarial de Euskadi lo es- debe estar atenta en el corto plazo. A juicio de Casado, el mercado único no funciona como debía al estar “demasiado fragmentado”, y el mercado de capitales es insuficiente. El 85% de las empresas de la Unión Europea dependen en exceso del sistema bancario cuando en otras economías más competitivas como la estadounidense, esta dependencia es veinte puntos inferior. “Europa tiene una asignatura pendiente en este sentido”, sugirió el directivo.

Campeones ocultos A partir de ahí, puso en valor Casado las fortalezas y los valores que históricamente han explicado el devenir de las empresas familiares. Estructuras más capitalizadas, diversificadas y una mayor dotación de fondos propios como herramientas que explicarían casos de éxito en Álava como el del grupo vitivinícola Rioja Alta, fundado en 1890 e inmerso ya en su quinta generación. Vientos favorables que, como los que arrecian desde Bruselas en los próximos años, representan una buena oportunidad para las pymes familiares si se siguen las líneas maestras que Europa está marcando en rojo en su particular hoja de ruta: la sostenibilidad y las derivadas de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) impulsados por la ONU, el fomento de los valores y la política de crecimiento, centrada fundamentalmente en los llamados Campeones Ocultos, pymes de una dimensión estructural y financiera discreta que, sin embargo, son líderes mundiales en su nicho de mercado.

Firmas vascas como Aernnova, Arteche, Biolan, Burdinola, CAF, Cikautxo, Copreci, Credeblug, Danobat, Dorlet, EGA Master, Fuchosa, Goizper, Graphenea, Ramondin, Rivercap, RPK o Salto Systems encajarían en este perfil. “Tienen objetivos ambiciosos, con un foco claro en lo que hacen, voluntad de ser globales y una gobernanza bien estructurada. ¡Es el modelo a seguir para conectarnos con Europa!”, resumió Casado, empeñado en hacer lobby en Bruselas para ganar músculo y dimensión, que es uno de los mayores déficit de la empresa vasca. “Tenemos que ser más activos y defendernos mejor para que se hable de la propiedad sin el tono muchas veces despectivo e injusto que se hace ahora. La propiedad de una empresa familiar no puede percibirse como un privilegio, sino que entraña una tremenda responsabilidad tanto por la influencia que tiene sobre el empleo de una comunidad como por su peso en el PIB”, concluyó el representante del European Family Business.