Con toda la cautela del mundo pero con una certeza cada vez más apabullante son ya infinidad las voces autorizadas en el contexto internacional de la energía que advierten sin ambages que el futuro del sector energético estará en manos de quienes sean capaces de liderar el almacenamiento. Que dicho almacenamiento, añaden, determinará el futuro de las eléctricas al reducir las llamadas smart grids (redes inteligentes) la demanda y sus ingresos, e incluso que las renovables duplicarán su capacidad mundial en apenas una década si se instalan 150.000 MW de baterías eléctricas que son, en definitiva, la pieza clave de la transición energética global. Un reto mayúsculo, en definitiva, llamado a establecer un nuevo orden mundial donde Euskadi pretende jugar un papel determinante y acorde a su dimensión geográfico-económica.
Esa esas andan desde hace años en el CIC EnergiGUNE, ese flamante laboratorio de investigación asentado en el Parque Tecnológico de Álava que conduce y coordina la estrategia tecnológica del País Vasco en el sector energético. Un centro de vanguardia internacional, Top 5 en Europa, centrado en la investigación de los materiales y sistemas orientados a aplicaciones de almacenamiento con la idea de generar el suficiente conocimiento disruptivo para poder ser transferido después a la empresa vasca. Fundado en 2011 con el impulso y el convencimiento de las administraciones públicas y el músculo privado de numerosas compañías vinculadas al sector como Iberdrola, Sener, el EVE, Idom, Cegasa, Siemens-Gamesa, Nortegas, IK4, Tecnalia o el Clúster de Energía, continúa quemando etapas y acumulando reconocimientos en virtud del talento extraordinario que emana de los casi 80 profesionales procedentes de 14 nacionalidades distintas que cada día dan vida a este centro vanguardista.
Al frente de semejante plantilla se encuentra Nuria Gisbert, una ingeniera industrial especializada en el campo eléctrico por la Escuela Superior de Ingenieros de Bilbao (UPV/EHU) y doctora en el programa de Dirección Empresarial, Conocimiento e Innovación de la Universidad del País Vasco, entre otras derivadas académicas. Porque su brillante curriculum, del que apenas suele hacer gala, realmente está a la altura de la responsabilidad que ostenta desde que en 2015 asumió el compromiso de sustituir en el cargo al anterior director general, Jesús María Goiri, el encargado de abrir huella en aquellas primeras travesías por el entonces árido almacenaje energético. Sin embargo, como quiera que su pasado profesional siempre había estado vinculado al ámbito de la energía, la transición de Gisbert en la nueva dirección no resultó traumática.
Su primera experiencia profesional tuvo lugar en el año 2000 en Incoesa, una de las corporaciones más grandes del sector en Euskadi donde asumió a lo largo de los años diversas responsabilidades al frente de proyectos de notable calado. Fueron aquellos años un tiempo de aprendizaje continuo donde tuvo bajo su responsabilidad a decenas de profesionales que ya entonces comenzaban a comprobar la clase de liderazgo que esta ingeniera traía de serie. La de una mujer cuya forma de entender el trabajo estaba marcada, y aún hoy lo sigue estando, por el compromiso, la exigencia y las cosas bien hechas. Una forma única de acción que ella misma se auto impone a diario con tremenda disciplina e ilusión. “Nuria es pura energía y además contagiosa, llena de positivismo y buen poso”, reconoce en este sentido una estrecha colaboradora suya, testigo directo del muchas veces frenético ritmo de trabajo que esta ingeniera se impone e impone a los demás desde que se asoma a primera hora de la mañana por la sede de Miñano hasta que la abandona rumbo a Munguia, donde hace todo lo posible por desestresarse entre paseos con sus dos perros o completando largos en las aguas de alguna de las piscinas de este municipio vizcaíno.
Superada su etapa en Incoesa, las siguientes paradas profesionales hasta alcanzar la dirección del CIC EnergiGUNE fueron el CIC microGUNE -su hermano menor- donde dirigió a un equipo de 77 personas, la revista CIC Network, su etapa como miembro en la junta directiva de Innobasque, su vocalía en la junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Bizkaia (COIIB) o la presidencia de BCare, la primera spin off impulsada el pasado año desde el propio CIC y enfocada a los servicios relacionados con las baterías y los supercondensadores.
aprieta pero no ahoga Una trayectoria trufada de energía para un carácter a priori serio que al poco de ser laminado torna en pasional. Una forma de ser muy trabajadora donde, aseguran quienes la conocen, no tienen cabida ni la rendición ni la falta de compromiso a la hora de enfocar un proyecto. “Es muy difícil que Nuria se rinda ante una adversidad por muy áspera que esta sea”, reconoce un colega. “Digamos que la falta de compromiso con el trabajo es lo peor que lleva cuando trabaja en equipo; que haya quien no se comprometa al cien por cien con lo que está haciendo es algo que no encaja su forma de ser. Luego podrán salir las cosas más o menos bien o más o menos mal, pero en las situaciones complicadas es muy comprensiva con su gente. Nuria aprieta pero no ahoga”, insisten desde su círculo de confianza.
En su esfera más personal, el poco tiempo que le queda se lo reparten su familia, sus aficiones y alguna que otra incursión en la cocina, donde es capaz de elaborar una suerte de crema de chocolate que quienes han tenido la suerte de probarla reconocen un manjar. Es, quizá, entre fogones y mandiles donde realmente logra esta ingeniera hacer un break en su exigente responsabilidad al frente del CIC, al que ahora se entrega con el nivel de la batería siempre en lo más alto.