BILBAO - El auge de las energías renovables va a ser imparable en los próximos años de la mano de la transición energética hacia un mundo con menos emisiones contaminantes. El director general de AEE, la Asociación Empresarial Eólica, el ingeniero Juan Virgilio Márquez, analiza un sector con un gran futuro por delante.
¿Qué valoración hace del certamen Wind Europe 2019?
-Ha sido una feria de primer nivel internacional y una oportunidad muy importante para situar al sector eólico industrial español en la primera línea de liderazgo mundial.
¿Cómo ve la evolución del sector?
-Creo que ya está claro que es un sector en crecimiento a nivel global en el proceso imparable hacia la generación de energías mediante fuentes limpias y sostenibles. De hecho, la eólica será la primera fuente de generación de electricidad en Europa en el horizonte del año 2050 y ello supondrá una revolución total. Afortunadamente el sector industrial está preparado y dispone de una tecnología competitiva para alcanzar los objetivos propuestos de descarbonización de la generación energética. Además el sector energético va a ser la punta de lanza del relanzamiento de la economía en los próximos años.
¿Cuáles son los poderes del sector eólico en el Estado español?
-Es uno de los sectores industriales estratégicos junto con otros como el automóvil o los bienes de equipos, entre otros. Con datos del último ejercicio hay que tener en cuenta que la energía eólica cubre casi el 20% de la demanda eléctrica de España, en concreto el 19%. Ello es posible gracias a que existe una potencia total instalada de 20.484 megawatios, fruto de la existencia de 20.306 aerogeneradores repartidos en 1.123 parques eólicos. Esta cifra sitúa al país como el segundo de Europa tras Alemania en capacidad instalada y el quinto del mundo.
¿La industria eólica vasca es competitiva a nivel global?
-El sector eólico vasco es una referencia industrial internacional. La visión acertada que se tuvo hace muchos años de apostar por una política industrial clara, con la investigación y la fabricación en el País Vasco ha dado sus frutos. Y el apoyo y la colaboración del Gobierno Vasco y de las empresas, ese caldo de cultivo y de sinergias, hace que el País Vasco sea un referente mundial.
¿Hay proyectos nuevos?
-En los próximos años entrarán 5,1 gigawatios nuevos de capacidad. El pasado 2018 fue el comienzo de una senda ascendente que esperamos que sea lineal. Hay proyectos que se paralizaron y ahora están saliendo. El pasado ejercicio se instalaron 392 nuevos Mw, de ellos 190 en Canarias.
¿Por qué destacan en el sector las nuevas implantaciones en las islas?
-Tienen un potencial muy importante para solventar sus problemas energéticos. No hay que olvidar que el coste de la generación eléctrica de los sistemas extrapeninsulares es muchísimo más alto que en la península y, ahora, con la rebaja de costes de la eólica se puede apostar por ella para reducir esos sobrecostes porque hay soluciones competitivas y ambientalmente sostenibles, y que generan empleo. La energía eólica offshore puede se una solución perfecta para entornos como Canarias o Baleares. Pero para ello se necesitan ciertos cambios regulatorios que hagan posible el incorporar la tecnología de nueva generación en ese tipo de localizaciones. Los parques marinos flotantes pueden ser una solución muy válida en Canarias.
Hablando de regulación. Todos los operadores del sector abogan por establecer una normativa con seguridad jurídica.
-Es fundamental. Independientemente del resultado de las elecciones generales y de quién gobierne, el sector energético, en general, y el eólico, en particular, necesita que exista una visión a largo plazo y una seguridad que dé confianza a los inversores. Es totalmente necesario que exista una estabilidad regulatoria y, sobre todo, unas subastas de energía con un diseño diferente al que ha habido en las últimas, de manera que se permitan planificar mejor los proyectos, atraer inversión y que no se genere mucha tensión en la cadena de suministro.
El mecanismo de subastas para las nuevas instalaciones eólicas ha conseguido reducir los costes.
-Efectivamente, por eso la subasta es una herramienta esencial para el sector pero hay que hacerlo bien porque no es sólo un mecanismo para obtener energía más barata sino que incide en más aspectos porque puede ayudar a generar avances en I+D, y desarrollo regional e industrial. Todo ello debe ser tenido en cuenta al diseñar las subastas.
¿La industria local es competitiva?
-Sin duda alguna. No hay que olvidar que España es el cuarto exportador mundial del sector de aerogeneradores. El pasado año las exportaciones de la industria eólica sumaron 2.391 millones de euros que, a título de comparación, son tanto o más que el calzado o el vino .
Un aspecto a destacar es que el Estado tiene desde empresas instaladoras a fabricantes de aerogeneradores.
-Sí. Es más, creemos que España es el único país en el mundo, o casi, que tiene la cadena de valor completa al 100%, desde los pequeños consultores que analizan el recurso eólico en los emplazamientos, a los fabricantes de aerogeneradores, pasando por los promotores de parques y los operadores de las instalaciones. Además la cadena de valor se está transversalizando cada día más, con la digitalización, la informática, el big data, la sensórica, los drones... Las estructuras offshore, por ejemplo, han generado actividad para la construcción naval, para los astilleros en Ferrol o en Cádiz. Existe un conocimiento muy importante y un nivel tecnológico y de innovación destacado en el sector eólico al ser el sexto país del mundo por el número de patentes registrado. Este es un sector industrial tractor y fundamental para realizar la transición energética.
¿Cuáles son los principales retos que tiene que afrontar el sector?
-Los retos a los que se enfrenta la industria eólica española son lograr una visibilidad a largo plazo porque ello facilita temas como la financiación y la citada estabilidad regulatoria que tendría que ir de la mano de un consenso político que permita establecer una política de Estado. Ello facilitaría tomar decisiones industriales a largo plazo. En todo caso creemos que el futuro del sector está garantizado si, junto a los retos anteriores, se mantiene la innovación y la evolución tecnológica.
¿El futuro pasa por nuevos emplazamientos o por repotenciar los molinos en los emplazamientos existentes?
-Partiendo del hecho de que los nuevos aerogeneradores cada vez son más grandes, 8 ó 10 megawatios, ya empiezan a ser una realidad. El mantenimiento de la capacidad productiva tiene varias fases. Puedes mantener los equipos ya amortizados con máquinas antiguas pequeñas o puedes repotenciar o alargar la vida útil de los aerogeneradores. Depende de la problemática de cada promotor y de cada realidad administrativa en cada comunidad autónoma. Ahora se da la paradoja que repotenciar un parque es más complicado que poner un parque eólico nuevo. Porque la tramitación administrativa hay que hacerla partiendo de cero otra vez y porque en algunos parques que se pusieron en su día, esas zonas han sido categorizadas ambientalmente posteriormente. Ahora llevar el debate ambiental al terruño es complicado.
Generar más electricidad mediante fuentes renovables implica también volcar la energía a la red.
-Sí. Y es un reto técnico la integración en la red eléctrica porque los vientos no son constantes. España tiene un gran conocimiento fruto de muchos años de experiencia de integrar las renovables en el sistema pero hay que seguir avanzando. El desarrollo de las infraestructuras de red para evacuar esa energía es un gran reto porque tiene que ir acompasada con nuevas implantaciones.
¿Por dónde pasa el futuro energético?
-El tener un mix equilibrado de generación eólico, solar... Es fundamental. Ambas son complementaria. El futuro de las energías renovables pasa por la hibridación. Los parques eólicos serán con hibridación y almacenamiento. La hibridación implica varias tecnologías de generación renovables juntas y el almacenamiento mediante centrales de bombeo y mediante baterías cuyos precios van a caer seguro.