BILBAO - El consumo de combustible de los coches, y por lo tanto sus emisiones, tiene una repercusión económica, más allá de la ecológica, notable. Y la realidad muestra que los datos oficiales de consumo de gasolina o gasóleo de un automóvil nunca, nunca se cumplen en la vida real, siempre consumen más. Para paliar este desfase desde ayer se ha puesto en marcha en toda Europa el denominado Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros (WLTP, por sus siglas en inglés) que es un nuevo método para medir el consumo y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos teniendo en cuenta datos de conducción reales.
La norma WLTP, que ayudará a simular una conducción más realista y a obtener unos datos más fiables, sustituye al Nuevo Ciclo de Conducción Europeo (NEDC, por sus siglas en inglés), diseñado en los años ochenta y vigente desde 1992. El problema es que los conductores vascos, y de todo el Estado, han tenido que rellenar el depósito del coche con más frecuencia de la que se podía esperar por la publicidad de las marcas y de hecho hay un estudio que indican que los automovilístas del Estado español han afrontado un coste adicional de unos 12.000 millones de euros entre los años 2000 y 2017 a causa del pago de combustible que han tenido que asumir en relación con la diferencia entre el consumo real de sus vehículos y el que se homologa en los test, según un estudio de Transport & Environment (T&E).
Además las emisiones oficiales de CO2 medidas con el “obsoleto” ciclo de homologación NEDC (sustituido ayer por el WLTP) han bajado un 31% desde el año 2000, mientras que dicha reducción en los consumos reales en carretera de los coches solo ha sido del 10%.
Pero este tema ya es agua pasada, lo que de verdad preocupaba a los ciudadanos y a la primera industria del país es que con la nueva forma de medir los consumos estos son más elevados y por lo tanto generan más emisiones, y conviene no olvidar que el nivel de emisiones en España marca si un coche tiene que pagar más o menos impuestos, en concreto el Impuesto de Matriculación. A fecha de hoy no pagan ese impuesto los coches que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro, que hasta ahora con la medición que ha dejado de estar vigente, eran el 70% del total. Luego hay tramos que sí pagan un 4,75%, un 9,75% y un 14,75%, lo que implica que mismos coches dan cifras oficiales de consumo y de emisiones más altas con la nueva forma de medir pagarán más impuestos y se encarecerían de forma sustancial de un día para otro.
Afortunadamente para el consumidor y para el sector, el Ministerio de Industria ha aprobado un periodo de transición hasta el 31 de diciembre de 2020, con lo que los posibles aumentos del impuesto se verán mitigados gracias a un mecanismo de correlación entre ambos sistemas. La entrada en vigor efectiva encarecería los coches entre 1.000 y 1.500 euros.
Impuesto Matriculación. La mayoría de los coches vendidos, un 70%, pagan 0% de Impuesto porque oficialmente emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Ahora con la nueva normativa la cifra que sale es más elevado y pasarán a los siguientes tramos fiscales: el 4,75% para los que emiten entre 120 y 160 gramos; el 9,75% para los de entre 160 y 200 y el 14,75% para los coches que emiten más de gramos de CO2.
Euros. Según fuentes con la nueva norma WLTP, un mismo coches se encarecería por el mayor impuesto entre mil y mil quinientos euros.
millones de euros. Han pagado los españoles por el mayor consumo real de los coches desde el 2000