Vitoria - El habitual frenazo de la actividad en muchos negocios por el verano, unido a la dinámica de bajar la persiana durante esa época y causar baja en la Seguridad Social, está pasando factura a la recuperación de los autónomos en Euskadi. El número de trabajadores vascos por cuenta propia se situó el 31 de julio en 171.300 personas, tras una caída de 1.489 efectivos durante ese mes. Se trata de un comportamiento habitual, pero en esta ocasión ha sido todavía más pronunciado y se ha llevado de un plumazo todo el incremento en el número de autónomos acumulado durante el primer semestre.
El dato incluso se sitúa por debajo del de julio de 2017. El lento avance de los últimos doce meses se ha ido al traste y se da un paso atrás en la difícil tarea de recuperar los niveles previos a la crisis. Son algunas de las claves de los últimos disponibles sobre afiliación de autónomos. La Seguridad Social no baja al detalle y no concreta las actividades en las que operan esas personas que dejan de cotizar definitivamente o de forma temporal. Sin embargo, como también ha ocurrido con el incremento del paro el mes pasado, una de las causas es el cese de contratos en la educación, en algunos casos ocupados por trabajadores autónomos. Y, del mismo modo, algunos profesionales del comercio, ligados entre otros a segmentos como las ventas de suministros en empresas o a pequeños negocios de venta al público, también hacen un paréntesis en esta época y se dan de baja para no seguir pagando la cuota como autónomo.
El hecho de que se produzcan esas intermitencias en las carreras de afiliación pone de relieve la escasez de ayudas públicas a los trabajadores por cuenta propia. Las asociaciones de autónomos aseguran que, cuando se lanza un negocio, no hay mucho más respaldo después de consumir el periodo de un año con la tarifa plana de 50 euros de cotización a la Seguridad Social.
Teniendo en cuenta que la cuota mensual mínima es de algo más de 278 euros, arrancar la actividad con una cuota de 50 euros supone un ahorro considerable. Sin embargo, transcurridos los primeros 12 meses, se aplica una rebaja del 50% en las seis siguientes cuotas. Las seis cuotas que restan hasta cumplir 24 meses de actividad tienen una reducción del 30% y ahí se acaba el estímulo.
De modo que hay muchos autónomos que resisten los dos primeros años, pero cuando pierden el impulso de la reducción en las cotizaciones empiezan a ahogarse y finalmente se ven obligados a cerrar.
Según datos del Ministerio, solo el 15,5% de los que han utilizado la tarifa plana sigue en activo. Teniendo en cuenta que 54.842 vascos se han beneficiado de la ayuda hasta el pasado mes de junio, en Euskadi solo han sobrevivido 8.500 autónomos que arrancaron su actividad con el respaldo del mecanismo.
O formulado de otra manera, apenas el 5% de los autónomos vascos actuales han utilizado la tarifa plana. El porcentaje es ligeramente superior en el conjunto del Estado (7%), si bien tampoco tiene un impacto destacable. Así que hay quien opina que, en un contexto en el que los ingresos de la Seguridad Social no alcanzan el volumen suficiente para garantizar la viabilidad del sistema, la tarifa plana resta más que lo que suma.
El programa fue prorrogado por el Partido Popular a finales del año pasado, y el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha avanzado que su intención es revisar la tarifa plana de modo que se ajuste mejor a los ingresos. Además, se ha alcanzado un acuerdo con las asociaciones de autónomos para poner fin al incentivo en diciembre de 2019.
La idea, todavía por definir, es que en el futuro, los autónomos que tengan ingresos anuales inferiores a 10.302 euros, lo que equivale a ganar menos que el Salario Mínimo Interprofesional, paguen una cuota de 50 euros durante dos años. Se estima que así se mantendría el efecto positivo limitado de la tarifa plana. De forma paralela se establecerían otros cuatro tramos de ingresos con una base mínima de cotización para cada uno de ellos.
En enero de 2008 se alcanzó el máximo de autónomos en Euskadi con 186.796, casi 15.500 más que el pasado 31 de julio. El camino que hay que recorrer para volver a los niveles previos a la crisis es muy largo.