BARCELONA - José María Gay de Liébana es profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad de Barcelona. Doctor en Ciencias Económicas y doctor en Derecho, es un apasionado de la economía y del fútbol -es hincha del Espanyol-. El próximo día 14 estará en Euskadi, en concreto en Bilbao, para analizar el momento económico en un acto en la Universidad de Deusto organizado por APD con el apoyo de Deusto Alumni y Euskaltel.
El recién finalizado 2017 ha sido el cuarto año consecutivo de crecimiento económico en el Estado español. ¿Se ha salido ya de la crisis de hace una década?
-En principio hay una realidad que es que la economía, efectivamente, va bien. Está creciendo a tasas del orden del 3% y el Producto Interior Bruto (PIB) español alcanzará los 1.140.000 millones de euros. Pero lo importante es entender que una cosa es la macroeconomía, -esto que acabamos de decir-, y otra cosa es la economía real, la del ciudadano de a pié. En la calle yo pregunto a la gente si vive mejor, si tiene mejores sueldos y no, la verdad es que no. La gente me dice que está peor. Es más si se mira el comercio minorista, la evolución de las tiendas muestra que están desapareciendo las tiendas de toda la vida, las de productos de calidad, de lujo y, en cambio, proliferan las de cadenas de franquicias, que no digo que sean peores, pero la mayoría son propias de una economía low cost. Y esto es un problema porque se está consolidando una economía low cost en España con un modelo en el que, aunque los políticos se llenen la boca hablando de crecimiento del 3% del PIB , este incremento del PIB se está produciendo sin bases sólidas de cara al porvenir. Y en el futuro vamos a sufrir, igual que lo estamos haciendo hoy en día pese a que nadie lo quiera admitir aunque desde las instancias oficiales solo se lanzan aleluyas y loas.
¿Se está consolidando un crecimiento en base a sectores económicos de bajos salarios como, por ejemplo, el turismo frente a uno basado en la industria con empleos de mayor calidad?
-Nosotros tenemos un modelo de crecimiento del turismo tipo del todo incluido. Viene un turista que paga cuatro duros y medio y donde el precio es un factor decisivo. Se ha configurado un modelo donde no hay una productividad adecuada y, claro, los salarios son bajos. Todo el modelo es low cost . Y nos hemos beneficiado de la crisis de seguridad en países competidores del Mediterráneo como Turquía o Egipto. Y esto se ha acabado. Además estos destinos ofertan precios hasta un 40% más baratos. El tsunami turístico ya ha pasado aunque vamos a mantener un nivel alto en cuanto a que vamos recibir una tasa elevada de visitantes pero insisto de gente que viene gracias a ofertas baratas en aerolíneas de bajo coste. Pero mientras el sector turístico español ha estado en máximos, la industria todavía no ha recuperado las cifras de antes de la crisis cosa que sí han hecho otros. Irlanda, por ejemplo, va como un cohete con el sector industrial aportando el 39% del valor añadido de su economía mientras que en España sólo representa el 18%. Para poder impulsar la industria lo primero de todo es que haya políticos que sepan lo que es el mundo real y la economía real. Y desgraciadamente en España no hay una brújula que marque el camino en este área.
La deuda se dispara en el Estado español y hay gente que todavía justifica el déficit público en el que va a ser el quinto año de crecimiento económico consecutivo. ¿Cómo lo ve?
-Mi mensaje en este aspecto puede ser pesimista pero es lo que hay. Hoy la deuda pública que computa a nivel de los criterios europeos es de un billón ciento cuarenta y tres mil millones de euros. Y esto de que España va bien, va bien pero menos porque cuando una empresa funciona bien lo primero que hace es rebajar sus niveles de endeudamiento. Y si España va tan bien como nos quieren hacer creer algunos responsables políticos no se entiende que en 2007 tuviese una deuda de 384.000 millones de euros y hoy de 1.143.000 millones . ¿Qué significan estas cifras? Pues que todo lo que España produce, todo el Producto Interior Bruto se debe. Es una situación de desequilibrio evidente y preocupante. Y esto es fruto de acumular déficit público todos los años. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que parece que hace, no hace. Mucho control, mucho control pero desde que lleva en el cargo en el primer año tuvimos un déficit de 109.000 millones de euros, el siguiente de 72.000 millones, luego 62.000 millones y así, suma y sigue. Este año 40.000 millones de euros.
¿Falta ingresos fiscales y, por tanto, hay que subir los impuestos o hay que ajustar gastos improductivos?
En mi opinión no tenemos un problema de ingresos el verdadero problema de este país es que el gasto público se ha disparado. No se trata de acorralar al contribuyente, lo que hay que hacer es reducir el gasto público. Pero claro aquí, a diferencia del sector privado, no hay expedientes de regulación de empleo, ni sueldos de políticos que desaparezcan. Tenemos un conglomerado de empresas públicas alrededor, de subvenciones, que no se tiene claro para qué. El Estado contrata siempre con las mismas empresas con lo que da la impresión de que no hay una verdadera competencia que permita que entren nuevos operadores con ofertas mejores.
¿Tiene arreglo el tema de la deuda?
Vistas las cifras y las actuaciones de los políticos, la conclusión es que el tema del déficit público no tiene arreglo y en consecuencia el Estado se sigue endeudando y claro el total del pasivo del balance total del Estado es 1.574.000 millones de euros, que se dice pronto. Si se le suma la deuda de empresas públicas de la administración central y de las comunidades autónomas, y locales, la cifra se eleva a 1.612.000 millones de euros. Esto es el 141% del PIB español. Esto es impagable y esto quiere decir que el país está en bancarrota pero no se reacciona. Cada vez nos van a apretar con más impuestos porque los prestamistas quieren cobrar. Aquí lo que hay es un intervencionismo del Estado exagerado. De hecho el peso del gasto publico sobre el PIB en España supera el 42% y, por ejemplo, el de un país que crece y que ha salido de la crisis como Irlanda sólo representa el 27% del citado PIB. Solo nos parecemos a países como Francia en el peso del gasto público pero Francia es Francia y tiene también unos problemas importantes. En mi opinión, la solución pasa por aligerar la estructura pública porque creo, vistos lo números, que no nos podemos permitir tanta Administración central, tantas comunidades autónomas, etc. porque acaba pasando lo que está pasando. Y esto es un desastre porque el futuro del país está comprometido.
¿Qué se hace si viene la siguiente crisis, que llegará, y si tras cinco años de crecimiento económico la deuda española sigue al alza?
-No podemos olvidar que estos años nos hemos beneficiado en la economía española de vientos de cola exteriores positivos pero no nos hemos preparado para otra crisis. Pero no sólo en España, en casi todo occidente. El mundo está endeudado hasta las cejas, el 318% del PIB.