DONOSTIA - El Gobierno Vasco se ha hecho con el 1,24% de la empresa vasca CAF a cambio de casi 15 millones de euros. Con la adquisición de este paquete de Kutxabank, coordinada desde los departamentos de Desarrollo Económico e Infraestructuras y Hacienda y Economía, el Ejecutivo de Gasteiz comienza a desplegar el fondo de hasta 250 millones de euros con el que busca garantizar el crecimiento y el arraigo de empresas estratégicas en Euskadi.

“Hemos dado un paso relevante en la capacidad operativa de la financiación pública y redoblamos nuestro compromiso con la sociedad vasca para conseguir su mejora competitiva y contribuir, aunque no esté del todo en nuestra mano, al crecimiento y el crecimiento de las empresas en Euskadi”, resumió la consejera Arantxa Tapia la filosofía de una operación que además supone la primera participación directa del Gobierno Vasco en el capital de una empresa cotizada. Para la consejera, era “una oportunidad que no se podía dejar escapar”.

La decisión que se materializó el 28 de diciembre no va a ser “un hecho aislado ni una acción única”, anunció Tapia. Habrá, por lo tanto, nuevas acciones similares para dar “un espaldarazo claro a la industria vasca”, sin descartar que el Gobierno Vasco amplíe su presencia en CAF. De momento, el Ejecutivo de Lakua compra el 1,24% de la propiedad a Kutxabank, que continúa reduciendo su participación en el fabricante de trenes, como solicita el regulador.

En una operación financiada desde el Instituto Vasco de Finanzas y ejecutada a través de la sociedad pública Socade, Lakua destina a esta compra la mitad de la partida anual de 30 millones, por lo que quedan otros 15 millones para nuevas operaciones.

Esta cantidad se enmarca en el Plan de Industria 2017-2020, que contempla un fondo público-privado “de hasta 250 millones” destinados a instrumentos de financiación que permitan abordar estas operaciones y otras como las de capital riesgo siempre con el objetivo de “garantizar el crecimiento y el arraigo de empresas vascas con potencialidad tecnológica y presencia en los mercados globales”.

El Ejecutivo, que ha comprometido 100 millones y deja la puerta abierta a aportaciones privadas como las EPSV, anunció ayer por boca del consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, que en el primer cuatrimestre de este año anunciará la ordenación de los instrumentos de financiación del Ejecutivo para impulsar la industria del país.

Primero, CAF El Gobierno Vasco ha dado el primer paso de esta estrategia en Beasain. Tapia explicó que el Ejecutivo pretende ser “un socio estable de una empresa tractora y estratégica para el país, comprometido con el proyecto de la empresa”, que entre otros aspira “a unos retornos económicos adecuados” y a defender que un incremento del “valor de nuestra participación pueda redundar en la mejora de la economía vasca”.

Tapia subrayó que la entrada en CAF permite al Gobierno Vasco “una interlocución directa para impulsar diferentes estrategias de desarrollo tecnológico, internacionalización, crecimiento y todos aquellos ámbitos que la empresa pretenda asumir”.

La decisión se tomó entre finales de octubre y comienzos de noviembre, y cristalizó dos meses después, con la compra del paquete de 425.870 acciones por un valor nominal de 35,22 euros la acción, según los responsables del Ejecutivo. Se trata casi del mismo valor con el que CAF arranca hoy su cotización. Tras marcar con 34,05 euros el mínimo de ayer al poco de abrir la jornada, este anuncio y el contrato para vender 26 unidades al tranvía de Budapest llevaron a CAF a cerrar el a sesión en los 35,1 euros.

Este 1,24% de la propiedad, del que se deshace Kutxabank por los requisitos marcados por el regulador europeo, no dará acceso directo al Gobierno Vasco al consejo de administración, aunque Tapia ofreció “una colaboración leal al resto de accionistas para desarrollar el proyecto actual y el que pueda venir en el futuro, haciéndola crecer y siendo competitiva generando riqueza y empleo”.

“Más que el proyecto en sí es ver qué tipo de proyecto es”, aseveró Tapia con respecto a nuevas operaciones, que pidió a esperar “según se planteen las oportunidades”: “Tienen que ser proyectos tractores, que tengan dimensión internacional, que apuesten por la innovación, por el empleo y generen crecimiento económico”.

Tapia rechazó de plano que esta inversión sea ayuda pública. “Ayuda pública es dar una subvención. Esto es comprar una participación. Nunca es una ayuda porque además esta empresa no está en crisis, ni mucho menos”. En este sentido, negó que Lakua tenga permitido entrar en empresas con dificultades económicas: “Una actuación de estas características sí se considera ayuda de Estado. Tendrían que estar en una situación solvente. El hecho de que se especulara con que pudiéramos entrar en La Naval supuso que la Comisión Europea nos conminara a responder que no íbamos a hacerlo”.