bilbao - Son proyectos en marcha con diferentes grados de madurez y que miran al horizonte con buenas perspectivas. Empresas con un perfil muy diferenciado, pero que coinciden en que ha llegado el momento de dar un salto con una longitud, eso sí, adaptada a sus necesidades y modelo de desarrollo.

Jeremías, nacida justo cuando se iniciaba la crisis y que acaba de cumplir diez años después de haber multiplicado por 22 su plantilla, está especializada en la fabricación de chimeneas industriales. Urban Bike dio sus primeros pasos en 2011 tras detectar las oportunidades que ofrecía un terreno comercial hasta entonces virgen, la movilidad urbana en bicicleta y está muy enfocada hacia la bici eléctrica. El último invitado a estas páginas apenas tiene ocho meses de vida. Es Addilan una compañía de máquina herramienta especializada en fabricación aditiva que está a punto de entregar su primer pedido.

Tres ejemplos dispares que ponen rostro y voz a las miles de empresas que siguen hoy abiertas y que son las que mueven los engranajes de la economía vasca hoy y en el futuro.

La fuerza de un proyecto consolidado

Innovación e internacionalización. Éstas son las dos claves con las que Jeremías España, S.A. ha sobrevivido y se ha reforzado durante la crisis. Cumplió a finales de noviembre diez años de vida y haciendo la cuenta es fácil imaginarse a sus fundadores elaborando su plan industrial mientras la crisis se gestaba en los despachos de Wall Street. Roberto Casas, presidente, y José Manuel Abascal, director industrial, echaron a rodar el proyecto, ligado al grupo alemán Jeremias, con siete empleados. Hoy tienen una plantilla de 160 personas, a pesar de que se encontraron de salida con un muro de grandes dimensiones.

“La crisis nos hizo replantear nuestro plan de desarrollo, diseñado para el periodo 2009-2011, pero donde más nos afectó fue en el desarrollo del mercado español, que fue más lento de lo previsto”", detalla Roberto Casas.

Lo “positivo” de ese frenazo doméstico fue que supuso un “impulso adicional"” al objetivo ya marcado de buscar crecimiento en mercados exteriores, principalmente Europa occidental. Desde la base de operaciones en Amorebieta, Jeremías ha desarrollado y realizado un “ambicioso” plan de inversiones, tanto productivas (maquinaria, instalaciones productivas o I+ D) como comerciales (con la apertura de delegaciones en España y creación de filiales en Reino Unido, Francia e Italia).

En la última década, Jeremías ha apostado por la innovación tecnológica, centrándose en la automatización de los procesos industriales, que seguirá siendo, junto al crecimiento en mercados clave de Europa, una de las columnas vertebrales del nuevo Plan Estratégico 2018-2020.

La inversión en tecnología será crucial para el crecimiento de la compañía: robotización o la automatización de los procesos industriales como corte, soldadura y ensamblado de componentes", serán los campos en los que se mueva el gasto en I+D de esta compañía. Son los clientes los que “impulsan” estas dinámicas. Y las novedades que se acometerán afectarán incluso a la logística, ya que Jeremías pondrá en breve a disposición de las compañías de las que es proveedor un sistema de control de envíos en tiempo real.

Esta firma manufacturera “ha logrado posicionarse como una de las empresas de mayor prestigio a nivel mundial en la fabricación y distribución en sistemas de evacuación de humos y gases y chimeneas modulares metálicas”", destacan desde la gerencia. Presente en más de 30 países, aspira a ampliar hasta los 10.000 metros cuadrados su actual planta de producción de 6.600 metros en Amorebieta.

Un negocio que crece sobre dos ruedas

Enfocado al sector comercial, Urban Bike puede hacer gala de haber puesto en órbita la bicicleta eléctrica en Euskadi y en concreto en Bilbao. Su fundador, Javier Crespo, fue durante años product manager de varias empresas industriales y esa actividad le llevó recorrer medio mundo. Cuando decidió que quería estar más cerca de su familia, encontró una vía de escape y de negocio en el mundo de las dos ruedas, muy desarrollado en Europa y sin apenas recorrido en la ciudad más grande de Euskal Herria a pesar de que el entorno acompaña.

“Cuando viajaba, sobre todo en Europa, veía que el uso de la bicicleta era diferente al de Euskadi, donde era solo deportivo, de bicicleta de fin de semana. En Alemania, en Bélgica, en Holanda, en Dinamarca, el uso de la bicicleta es más amplio: para ir a trabajar o moverse por la ciudad”", afirma Crespo. Más tarde conoció las bicicletas eléctricas y fue amor a primera vista. Intuyó que “era una alternativa real a la movilidad urbana, que era un producto que se iba a generalizar en Europa y por qué no, también en Bilbao, que tiene un tamaño perfecto para moverse en bicicleta entre semana”".

Esa visión está detrás de la marca de su empresa, Urban Bike, que también está enfocado al turismo y a las visitas guiadas, pero que apuesta en general por el uso de la bici para la ciudad, para la urbe, y deja a un lado el uso deportivo. Desde esa perspectiva, esta compañía ha liderado una revolución silenciosa en la capital vizcaína.

Ha dado “una vuelta de tuerca"” a un producto que tiene siglos de vida pero que es “innovador cuando se apuesta por el pedal asistido y el motor”. Urban Bike forma parte por ello del selecto club CIB, Comercios Innovadores de Bilbao, establecimientos que llaman la atención de los clientes con acciones novedosas. Y no siempre ligadas a mejorar las ventas. Javier Crespo ha organizado recientemente un concierto, con motivo del Fair Saturday, la alternativa cultural al consumismo que destila el Black Friday.

En el plano comercial, más allá de las ventas particulares y del taller de reparación, Urban Bike ha ganado las dos últimas licitaciones del servicio público de alquiler de bicicletas de Bilbao, en este caso en formato de bici tradicional. Y en general busca diversificar negocio con actividades ligadas al turismo: préstamo de bicicletas, visitas guiadas a la ciudad, cursos de conducción urbana muy demandados por el público local?,... el abanico es muy amplio y ahora se suma una nueva apuesta.

La tienda ha cambiado recientemente de ubicación y se ha instalado en la estación de Feve en el entorno del Arenal bilbaíno. El objetivo es que se visualicen las posibilidades de conexión del tren con la bicicleta, concienciar a los ciudadanos de que es posible acercarse a la capital vizcaína en tren y moverse en bicicleta.

“Vemos el futuro con optimismo. Hemos dado un salto de calidad, con una ubicación muy céntrica en la estación de Feve, con más exposición mayor y más productos. Las cosas van a mejor, cada vez más gente mira la bicicleta como una realidad sostenible”, explica.

Y las políticas de Bilbao “van en esa línea”, con decisiones como implantar la velocidad de 30 kilómetros a la hora, “como se hace en Europa, y dejando que la bicicleta sea un activo más del transporte en Bilbao”. Es un producto que “tiene sentido común, porque es una manera eficiente de moverse, con salud para la población y con ahorro de tiempo de energía. Somos optimistas y esperamos que nos vaya a todos sobre dos ruedas"”, concluye.

Un pequeño gigante tecnológico

Si la Industria 4.0 es el futuro, Addilan espera allí a la economía. Esta empresa, que cumplirá un año en abril y lo celebrará con la entrega de su primer pedido, demuestra que la corriente de la manufactura avanzada ya mueve agua en el mar productivo vasco. Amagoia Paskual es su gerente y abre las puertas de una compañía joven, todavía pequeña, pero con capacidad para ser una de las locomotoras tecnológicas de la máquina herramienta vasca.

Con solo ocho meses de vida, pero con el respaldo de la alianza de las dos compañías que han lanzado la iniciativa, Addilan se mueve con paso firme en el sector de la fabricación aditiva. Ona Electroerosión, con más de 60 años de experiencia en el sector de la máquina herramienta, y Maherholding, en plena madurez a sus 45 primaveras, vieron una oportunidad de negocio y desarrollaron una idea que vio la luz el año pasado, pero que se gestó en 2015.

“"Se empezaba a hablar con fuerza del sector de la fabricación avanzada, que estaba generando unas cifras de facturación importantes y que tenía pronósticos de crecimiento interesantes. Y estas dos empresas, que no son competencia entre ellas y que tienen una trayectoria muy extensa, decidieron colaborar y ver qué podían hacer juntos en este nuevo sector”", subraya Paskual. Al final, se identificó una oportunidad de negocio en la tecnología WAAM (Manufactura Aditiva en Hilo y Soldadura, en sus siglas en inglés). "No había ninguna empresa que ofreciera una solución comercial de máquina a las empresas que trabajaban con piezas de tamaño y de alto valor" y decidieron moverse por ese terreno, diseñando y fabricando maquinaria con esas características.

Al igual que ocurre con toda la fabricación aditiva, Addilan produce máquinas que, partiendo de cero van añadiendo capas hasta crear la pieza. La diferencia es que utiliza hilo de diferentes metales y la fusión de las diferentes capas se hace a través de soldadura. Esa metodología permite fabricar piezas de mayor tamaño que sus competidores y además con mayor valor añadido. Su mercado objetivo es los sectores aeronáutico, naval, ferroviario y oil&gas. Compañías que necesitan piezas grandes. La máquina que está a punto de entregarse fabricará componentes de grandes dimensiones: más de un metro de largo y ancho y medio metro de altura, un tamaño que rompe los estándares de la fabricación aditiva.

Esta compañía con sede en Durango trabaja con titanio, acero y acaba de empezar a hacerlo con Aluminio. Las piezas de sus máquinas requieren un ligero mecanizado, pero se aprovecha la materia prima mejor que en los métodos tradicionales, que pueden llegar a desechar el 80% del metal.

Entre las novedades tecnológicas que ofrece Addilan, destaca la fabricación de piezas con titanio, que requiere de una atmósfera controlada que proporciona la cámara inerte de la máquina. Un aspecto que es clave para el sector aeronáutico.

Amagoia Paskual estima que las perspectivas de su compañía no obedecen tanto a la recuperación económica como al nuevo nicho de negocio que está gestando" y a la “interpretación” que han sabido hacer de él Ona Electroerosión y Maherholding. Las expectativas son grandes y el objetivo es fabricar 30 máquinas de aquí a 2021. Si se cumple esa meta será necesario ampliar la plantilla, pero todo se hará gradualmente, en función de las necesidades de producción.

En estos momentos, Addilan tiene una plantilla de diez trabajadores y además ha llegado recientemente a un acuerdo con Tecnalia para agilizar el tránsito de su tecnología a la empresa y el centro tecnológico aporta otros siete empleados al proyecto. Precisamente la colaboración es una de las claves del éxito de esta empresa. Realiza acciones conjuntas con centros tecnológicos, universidades y empresas. De hecho, varios clientes potenciales han participado en la generación de know how planteándole piezas que ya están fabricando para calibrar si se ajustan a los parámetros de la metodología WAAM. Los resultados son esperanzadores de cara a aumentar la cartera de pedidos a corto plazo.